La recesión ya es un hecho y se admite entre los bancos centrales. El BCE trabaja en este escenario como base, mientras que el Banco de Inglaterra advierte de la «recesión más larga de la historia». Todo, tras las agresivas subidas de los tipos de interés para combatir la inflación tendrán unas consecuencias devastadoras en la economía, como la obligada entrada en recesión y la venta de bonos soberanos para captar efectivo del sistema. Sobre el papel, este cálculo es pernicioso. Un frenazo de la economía conlleva paro y cierre de empresas, por poco tiempo que se estime que dure.
Pero al mismo tiempo, las subidas de tipos de interés y la retirada de efectivo provoca uno de los efectos más temidos en la economía: el ‘credit crunch’, una crisis crediticia que estrangula no sólo la economía, sino que provoca que las empresas y países más endeudados tengan que pagar aún más por sus intereses de emisiones futuras.
RECESIÓN CON DURAS CONDICIONES DE FINANCIACIÓN
Las restricciones al crédito fueron una de las causas del empeoramiento de la crisis de 2008. Las familias no podían endeudarse y el número de impagos se disparó, provocando al mismo tiempo embargos. Una situación muy similar a la que vivieron las empresas, que dejaron millones de desempleados en todo el mundo. Según los datos del Banco Mundial, el desempleo mundial alcanzó el 6% sobre la población activa. En 2020, este nivel se superó hasta el 6,6% y aún en 2021, el valor superó los registros de hace 14 años, con el 6,2%.
El Banco de Inglaterra ha alertado de este escenario tras acometer la mayor subida de tipos de interés en 33 años, al apreciar la libra esterlina en un 0,75% y situar su precio en el 3%. «Reino Unido se enfrenta a la recesión más larga de su historia», ha advertido. De hecho, espera que este escenario se prolongue hasta 2024. Los retos de la economía, según la institución, son «muy desafiantes» y de una economía de casi pleno empleo, la tasa de paro pasaría al 6,5%, el doble de la actual en los próximos dos años de recesión.
Y es que, la recesión en Reino Unido ya no es un fantasma, sino una realidad. El país entrará en esta difícil situación en la segunda mitad del año, con una caída estima del 0,75% del PIB. Las causas no pasan únicamente por los precios energéticos, sino por la inacción del BdE para revertir la anomalía de la última década y la inyección de capital para tratar de levantar a la libra durante este pasado mes de octubre.
LA RECESIÓN DURARÁ EN REINO UNIDO HASTA 2024
Reino Unido navegará por la recesión hasta la junio de 2024. Y es que, el país emitirá aún más deuda para hacer frente al pago de las facturas de los hogares, mientras se endurecen las condiciones financieras. Todo ello, pesa sobre el gasto e inversión de hogares y empresas. Así, la recesión de 2023 será la más larga desde al menos 1920. Es decir, superando a la Gran Depresión, crisis de 2008, II Guerra Mundial y las crisis del petróleo.
Entre las consecuencias de esta recesión, se encuentra el ajuste en el mercado laboral, con una fuerte presión inflacionista. Sin embargo, el ‘credit crunch’ se endurecerá debido a las emisiones de deuda soberana -los inversores la prefieren respecto a la privada-, las subidas tasas de los tipos de interés hasta que la inflación baje a niveles aceptables. Por el momento, el país convive con un IPC del 10%. Los efectos de la revalorización de la libra no se verán hasta la segunda mitad de 2023, según el modelo del Banco de Inglaterra.
Tenemos uno de los mayores riesgos al alza para la inflación en los últimos 25 años
«Tenemos uno de los mayores riesgos al alza para la inflación en los últimos 25 años», ha sostenido Andrew Bailey, gobernador del Banco de Inglaterra, en una entrevista a CNBC. Además, ha advertido de los riesgos en el empleo. «La fuerza laboral se ha reducido desde antes de la pandemia, por lo que existen riesgos», ha señalado. No obstante, ha advertido que las próximas subidas no serán tan agresivas para devolver la inflación a los objetivos. La libra continúa su depreciación tras la decisión de subir tipos de interés.
LA RECESIÓN EXIGIRÁ MÁS INTERESES A FAMILIAS Y EMPRESAS
Ray Dalio, fundador de Bridgewater, y uno de los inversores que atesoran su fortuna a costa de la caída de las acciones también ha advertido del riesgo de unas condiciones severas a la financiación. Y es que, el problema vendrá cuando el mercado se inunde de deuda soberana. Los inversores abrazarán la rentabilidad por encima de los bonos privados. De esta forma, el mercado privado de deuda se estrangulará y las empresas tendrán muy complicado colocar los bonos a precios competitivos. «Se exigirá más por el pago de intereses», han asegurado fuentes financieras a INVERSIÓN.
Dalio, por su parte, cree que el escenario de una nueva crisis crediticia es más que probable. «Habrá una gran contracción del crédito privado, un hecho que provocará a una menor compra de bienes, servicios y activos financieros», ha destacado. En este sentido, los bancos serán los grandes perjudicados, pero también familias y empresas. Así, obtener préstamos para hipotecas y cubrir gastos será cada vez más complicado, arrastrando a la baja a las acciones y hundir a la economía aún más en la recesión.
Para el inversor bajista por excelencia, tanto la Reserva Federal, con las compras masivas de deuda, como el Gobierno de Estados Unidos, por su emisión de deuda, son principales responsables de inundar la economía con bonos y efectivo. A su juicio, se ha creado una burbuja en el precio de los activos. Y es que, la Bolsa, en plena crisis sanitaria, alcanzaba máximos históricos, igual que los bonos. Ahora, las curvas de tipos de interés están invertidas y en el corto plazo hay más incertidumbre que a 10 y 30 años.