British Airways, una de las aerolíneas principales del holding hispano-británico IAG, está siendo el lastre del grupo en lo que va de ejercicio. Los múltiples problemas de personal y laborales que arrastra la compañía hacen que la firma se deje un 27% de su valor en el Ibex 35 en lo que va de 2022 y las perspectivas para el resto del año no son muy halagüeñas. Son problemas que comparte con Iberia y con otras aerolíneas del sector, donde las cancelaciones y los retrasos de vuelos están siendo la tónica general en los últimos meses. Las 40.000 cancelaciones de British Airways en el aeropuerto londinense de Heathrow y los problemas que está teniendo Iberia Express (la firma low-cost del grupo para vuelos de corta y media distancia) también con suspensiones de vuelo debido a la huelga de tripulantes de cabina de pasajeros (TPC) dan buena muestra de la situación.
Tras el verano, época especialmente activa en viajes, se espera un descenso del consumo mayor de lo habitual por la elevada inflación y el encarecimiento del coste de vida. En este contexto, British Airways se encuentra en un momento complicado y los recientes datos ofrecidos por la consultora Cirium prueban el descenso en la influencia que lleva protagonizando desde el año pasado.