Ada Colau abandera una nueva cruzada contra alimentos de origen animal. El foie gras es el primero de la lista en desaparecer de los menús en las recepciones oficiales del Ayuntamiento de Barcelona. Se trata de un manjar muy antiguo, pero polémico debido a los métodos utilizados para engordar a los animales, como patos, gansos y oca.
La alcaldesa de Barcelona ha añadido esta bandera tras la rebelión en Francia de apenas cuatro municipios, todos ellos dependientes de partidos ecologistas. El manjar está a punto de prohibirse también en Reino Unido, pero no precisamente por la elaboración, sino por el Brexit. El país gobernado aún por Boris Johnson controla desde el pasado 1 de febrero de 2020 la importación de todos los productos y mercancías. Así, ningún ciudadano puede cruzar la frontera con alimentos, independientemente de su procedencia. Según han señalado camioneros a MERCA2, las aduanas requisaban los bocadillos, comida preparada e incluso la bebida en lata.
España es el cuarto mayor productor del mundo con unas 600 toneladas anuales de foie gras
No obstante, el foie gras está en riesgo de extinción en Reino Unido desde 2006 tras la prohibición de la elaborarlo en virtud de una ley de bienestar animal. Y es que, cualquier procesado que hiciera sufrir «innecesariamente» al animal sería castigado penalmente. No obstante, las importaciones de este producto están aún permitidas, con unas 200 toneladas de este preciado manjar al año. Sin embargo, en las recepciones oficiales del país no se ofrece a los comensales.
EL FOIE GRAS Y LA RECURRENTE POLÉMICA ECOLOGISTA
Según las asociaciones ecologistas, el foie gras se obtiene del engordado artificial del hígado del ave a partir de los tres meses de vida, ya sea a través de una sonda o bien alimentarlas a la fuerza de dos a tres veces al día, a menudo a través de un tubo que atraviesa el gaznate. De esta forma, el hígado llega a alcanzar hasta seis veces su tamaño natural, una práctica que proviene del antiguo Egipto.
Todo ello mientras en Francia se intenta generar cierta polémica. Tan sólo cuatro ciudades han retirado el foie gras de las recepciones oficiales, pero ninguna de ellas prohíbe su producción. Lyon, Besanzón, Grenoble y Estrasburgo, que cuentan con una población inferior al millón de habitantes en su conjunto de los casi 70 millones de personas que componen el país.
Colau, que no ha criticado en ningún momento la matanza del cordero en el Ramadán, se jacta ahora de ofrecer a sus comensales este selecto producto de alta cocina. La medida se adopta a pocos meses de las elecciones municipales, en mayo de 2023, y es el primer Consistorio que adopta esta medida en un debate inexistente en España sobre este producto.
FOIE GRAS, UN ALIMENTO QUE DA TRABAJO A MÁS DE 6.000 PERSONAS EN ESPAÑA
La Unión Europea dictó un directiva en contra de alimentar a los animales de forma que se les ocasione sufrimiento o daño innecesario. Sin embargo, ninguno de los países productores de este alimento la ha acatado, entre ellos España. Este método es legal también en Hungría, Bulgaria y ciertas regiones de Bélgica. En España, cuarto mayor productor del mundo con unas 600 toneladas anuales de foie gras, se trata de una actividad reconocida por el Ministerio de Agricultura.
De hecho, las principales granjas se extienden en Cataluña, Castilla y León, Navarra, País Vasco y Aragón, con unas 100 granjas autorizadas para la cría de pato. Esta actividad genera más de 6.000 puestos de trabajo entre directos e indirectos, cifra que obvia la propia Ada Colau, así como evita la despoblación de varios municipios.
La actividad apenas tienes incidencia en los hogares ya que la mayor parte de los clientes son restaurantes, y no sólo españoles sino de todo el mundo. Desde Interpalm, la principal asociación de productores de foie gras, tratan de abrir las ventas también a las familias. Asimismo, defienden la actividad a capa y espada cumpliendo escrupulosamente la ley.
LA PRODUCCIÓN DE FOIE GRAS, PROHÍBIDA SÓLO EN 18 PAÍSES DEL MUNDO
El debate del foie gras en España es muy recurrente. Surge cada cierto tiempo, especialmente antes de elecciones. Uno de los más sonados fue el emprendido por el senador Carles Mulet, miembro a su vez de la Asociación Parlamentaria en Defensa de los Derechos de los Animales (APDDA). El político de Compromís busca la prohibición total de la producción de foie gras en España al considerar que es una forma evidente de maltrato animal.
Como en todo debate que se precie, los datos bailan, pero el fondo del problema y el dilema moral. Así, afirma que en tan sólo 18 de los más de 200 países de todo el mundo se ha prohibido la producción de foie gras, pero no su consumo. Entre otros, Argentina, Austria, Luxemburgo, Noruega, Dinamarca, Suiza, República Checa, Finlandia, Israel, Turquía, Italia, Alemania, Irlanda, Polonia, Suecia, Países Bajos y el antes mencionado Reino Unido.
En Lyon, por otro lado, la elaboración del foie gras les produce «vergüenza«. Así se expresó Sandra Krief, concejal del Partido Animalista de Grenoble, al conseguir que ni el Ayuntamiento ni en los colegios se sirviera este manjar, pese a ser una tradición típicamente francesa. «Es un producto basado en las peores prácticas posibles. No es una tradición nacional, sino una vergüenza francesa continuar con la producción de foie gras«, aseguró. Y es que, a menudo los animales sufren heridas irreversibles en picos y esófago durante dos semanas fatídicas, tal y como se aprecia en numerosos vídeos de redes sociales. No obstante, las autoridades están siempre vigilantes y llegan a cerrar las granjas que no cumplen con la legislación vigente.