Los Hospitales de Quirónsalud integrados en la red pública madrileña celebraron recientemente una nueva edición de su Escuela de Ictus, en la que un equipo multidisciplinar con experiencia y conocimientos en Neurología, Rehabilitación, Fisioterapia, Terapia Ocupacional, Logopedia, Trabajo Social y Atención al Paciente proporcionaron recursos a los pacientes y su entorno para afrontar las secuelas tras un accidente cerebrovascular.

Concretamente, durante el encuentro, celebrado en formato online y que puede seguir viéndose a través del canal Quirónsalud en Youtube, los especialistas de esta red asistencial -formada por los hospitales universitarios Fundación Jiménez Díaz (Madrid), Rey Juan Carlos (Móstoles), Infanta Elena (Valdemoro) y General de Villalba (Collado Villalba)-, abordaron aspectos generales sobre el ictus y el manejo de sus secuelas físicas, cognitivas y afectivas. Además, se trataron aspectos legales y administrativos relacionados con la enfermedad.

El Dr. José Carlos Fernández Ferro, jefe del Servicio de Neurología del Rey Juan Carlos, Infanta Elena y General de Villalba, señala que la aportación fundamental de la jornada es ofrecer a pacientes y familiares «un entorno para hablar sobre los síntomas, secuelas, oportunidades y posibilidades, que les permitirán conocer cuál es la mejor forma para recuperarse de un ictus», con especial relevancia del primer contacto del afectado con su vida cotidiana tras padecerlo y ser dado de alta en el hospital. «Se trata de un momento de cierta dificultad personal y familiar, pero al mismo tiempo, es también una oportunidad para poder cambiar hábitos y estilos de vida», expresa el especialista.

2022 08 04 Dr. José Carlos Fernández Ferro

El abordaje y acompañamiento que realizan en estos cuatro hospitales a las personas que han sufrido un accidente cerebrovascular dependen de la situación de cada paciente y del grado de afectación de la enfermedad. Por eso, el Dr. Fernández Ferro advierte que las primeras horas del ictus «son cruciales»: Si se detectan síntomas como asimetría de la cara, torcedura de la boca, dificultad para hablar o para mover las extremidades, falta de visión o fuerte dolor de cabeza, «es importante llamar al 112 o al 061 para que los servicios de emergencia extrahospitalarios indiquen el centro más adecuado para llevar al paciente».

Tratamientos con altas probabilidades de éxito

El ictus no necesariamente deja secuelas, pero en los casos en que sí, esta red asistencial ofrece un tratamiento integral del mismo. «En Rehabilitación se trabaja para lograr una recuperación lo más completa posible con el objetivo de devolver la autonomía y las capacidades perdidas en la fase aguda del ictus», comenta el neurólogo.

Y es que -asegura el Dr. Fernández Ferro-, gracias a este abordaje integral y al tratamiento del ictus en su fase aguda, se mejoran las oportunidades de recuperación y control de los síntomas posteriores, consiguiendo aumentar tanto el porcentaje de pacientes en los que se logra que las secuelas sean solo leves o moderadas, como incluso el de aquellos que lo quedan asintomáticos tras superar el evento cerebrovascular.

Abordaje del ictus desde todas sus vertientes

La rehabilitación tras el ictus es un proceso coordinado en el que participan médicos rehabilitadores, fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales, logopedas y neurólogos, entre otros profesionales, con el objetivo de «conseguir que el paciente pueda reintegrarse en su vida previa al evento del modo más funcional posible, para lo cual se lleva a cabo una planificación detallada de su tratamiento y un seguimiento estrecho mediante reevaluaciones periódicas», explica la Dra. Anda Olga Covaci Covaci, rehabilitadora del Hospital Universitario General de Villalba.

En cuanto a la Fisioterapia, Esther de Prado Zorzo, experta en este ámbito también en el centro villalbino, indica que su área de actuación «ayuda principalmente al reaprendizaje de los patrones de movimiento afectados mediante la neuroplasticidad: la capacidad del sistema nervioso de crear nuevas conexiones neuronales cuando se reciben estímulos». Se trata de un acompañamiento que incluye la rehabilitación posterior cuando los pacientes vuelven a casa: «Se analiza cómo hace el paciente una determinada tarea y se trabaja en las dificultades para ayudarle a crear nuevos patrones de movimiento mediante técnicas de facilitación para realizar dichas acciones de la manera más eficaz con el menor gasto energético», señala.

Teniendo en cuenta que las secuelas del ictus también pueden ocasionar trastornos en el habla y la deglución, los Hospitales de Quirónsalud integrados en la red pública madrileña también ponen a disposición de los pacientes servicios de Logopedia, ya que «siempre hay capacidad de mejora y un elevado porcentaje de recuperar estas funciones, aunque es importante que la rehabilitación se inicie lo antes posible y haya un tratamiento diario y continuo, trabajando en el domicilio y aplicando todo lo aprendido en el día a día», asevera la logopeda Alexandra Palacios Zapata.

Por su parte, la Terapia Ocupacional «aborda la rehabilitación de miembro superior a nivel de hombro, codo, antebrazo, muñeca y dedos, intentando normalizar la sensibilidad y el tono muscular, a fin de conseguir el mayor movimiento posible para realizar las actividades de la vida diaria y así precisar de la menor ayuda por parte de un cuidador o familiar», según Elisabeth Rodríguez, experta en este ámbito en los citados hospitales.

Disponibilidad de recursos sociosanitarios

En la última sesión de la Escuela de Ictus también se recordó a los pacientes que cuentan con apoyos sociosanitarios para sobrellevar las secuelas de la enfermedad. En este sentido, la trabajadora social del hospital de Villalba Elena Roldán Peinado explica que existen distintos recursos «en función de la afectación producida por el ictus», como los hospitales de Media Estancia, «cuyo objetivo es obtener el mayor grado de capacidad funcional e independencia para que el paciente se reintegre a su entorno»; el Centro Estatal de Atención al Daño Cerebral (CEADAC), que persigue «conseguir la mayor independencia funcional junto con la reintegración social»; y la rehabilitación ambulatoria en hospitales de agudos, «para pacientes menos afectados que pueden retornar, tras el proceso agudo, a su domicilio y acudir de forma ambulatoria a tratamiento de rehabilitación».

Dese la Unidad de Trabajo Social, «se analiza la situación concreta de cada paciente y sus nuevas necesidades proporcionando una orientación individualizada -asegura Roldán-y se les apoya en los trámites que cada caso requiere», como la solicitud de la dependencia o la discapacidad, la derivación a Servicios Sociales y la gestión general del recurso sociosanitario correspondiente.

Todos los servicios que ofrecen los hospitales para dejar atrás el ictus o aprender a vivir con sus secuelas son muy bien recibidos por los pacientes. Concretamente, tal y como afirma el Dr. Fernández Ferro, familiares, cuidadores y pacientes «agradecen mucho disponer de un espacio con profesionales en el que preguntar y resolver dudas», especialmente si los expertos lo hacen teniendo en cuenta el factor emocional que atraviesan las personas. «La dimensión de apoyo psicológico hay que atenderla tan bien, o mejor, que la parte puramente científica porque si hay algo humano es el trato con el paciente, y el que en nuestra profesión no lo sepa hacer, no será un buen profesional», concluye el neurólogo.