El G7 y la UE dicen que Rusia no es un suministrador fiable de energía

El G7 y la Unión Europea (UE) han afirmado este martes que Rusia «no es un suministrador fiable de energía» y han anunciado que «reducirán su dependencia de productos nucleares para fines civiles» de Moscú a través de un plan para «reducir la demanda de energía rusa» ante la guerra en Ucrania, desatada el 24 de febrero por orden del presidente ruso, Vladimir Putin.

Los países del G7 y el Alto Representante de la UE para Política Exterior y Seguridad Común, Josep Borrell, han condenado «los intentos de Rusia de convertir las exportaciones energéticas en un arma y de usarlas como una herramienta de coacción geopolítica», al tiempo que han dicho que «actuarán en solidaridad y coordinación cercana para mitigar el impacto de las alteraciones del suministro sobre las economías y los ciudadanos del mundo».

«Estamos trabajando para garantizar que Rusia no explota su posición como productor de energía para beneficiarse de su agresión a expensas de países vulnerables«, han manifestado, al tiempo que han prometido actuar para «asegurar suministros energéticos, estabilizar los mercados y mitigar los incrementos de los precios de la energía por las acciones rusas y las extraordinarias condiciones en los mercados».

En este sentido, han especificado que «esto incluye esfuerzos para reducir la demanda de energía rusa» y trabajos para «diversificar la energía y los recursos y promover mercados energéticos competitivos, fiables y asequibles, que sean transparente y se ciñan a altos estándares a nivel de medio ambiente, sociedad y gobernanza».

«Seguimos explorando nuevas medidas para evitar que Rusia se beneficie de su guerra de agresión y limitar la capacidad de Rusia de mantener la guerra«, ha dicho, incluidas «soluciones que reduzcan los ingresos rusos de hidrocarburos» y que «apoyen la estabilidad de los mercados globales de energía y minimicen los impactos económicos negativos, especialmente en los países de ingresos bajos o medios».

Los países firmantes se han mostrado abiertos a «considerar un abanico de posibilidades, incluidas opciones para una prohibición exhaustiva de todos los servicios que permitan el transporte por mar de crudo y productos del petróleo rusos a nivel global, a menos que el petróleo sea comprado a un precio acordado en consultas con los socios internacionales».

«Al considerar estas y otras opciones, tendremos en cuenta también mecanismos de mitigación sobre nuestras medidas restrictivas para garantizar que los países más vulnerables y afectados mantienen el acceso a los mercados energéticos, también de Rusia», han explicado, antes de aplaudir los «esfuerzos» por parte de «socios» para «reabastecer las reservas de gas y aumentar la seguridad y la resiliencia energética».

Por último, han reiterado su condena a la «brutal, no provocada, injustificada e ilegal guerra de agresión» lanzada por Moscú contra Ucrania y han dicho que «no reconocerán los continuados intentos de Rusia de redibujar las fronteras por la fuerza». Por ello, han vuelto a pedir al Gobierno ruso que «ponga fin a la guerra», que «cese todas las hostilidades de forma inmediata e incondicional» y que proceda a «la retirada de tropas y equipamiento militar de todo el territorio de Ucrania».

«Permanecemos firmes en nuestra solidaridad con Ucrania y reafirmamos nuestro compromiso inamovible para apoyar al Gobierno y el pueblo de Ucrania en su valiente defensa de la soberanía y la integridad territorial de Ucrania y su lucha por un futuro pacífico, próspero y democrático», han remachado.