Las sanciones de la Unión Europea y de los países aliados a Rusia a raíz de la invasión de Ucrania pueden no tener los efectos esperados este año. A pesar de las medidas impulsadas desde Bruselas como represalia por sus actos bélicos, existen varias razones por las que Rusia puede soportar la caída de su PIB, al menos para algunos analistas. Mientras, el país que preside Vladimir Putin sigue amenazando con recortar el suministro de gas natural a Alemania, situación que acerca a los países europeos al borde de la recesión económica.
El pasado junio, desde el ministerio de economía alemán aseguraron que el PIB de Rusia podría caer hasta un 10% en 2022 por las presiones a las que está sometido por parte de Occidente. Las restricciones al rublo en algunos mercados internacionales o la reducción de las importaciones son algunos de los argumentos que el organismo germano reflejaba en su informe. En la misma línea se han pronunciado otras entidades como el Fondo Monetario Internacional, que ven una caída del 8,5% en el producto interior bruto del país este año.
Sin embargo, hay análisis que difieren con las estimaciones mencionadas y creen que las sanciones aplicadas a Rusia no serán tan efectivas. En este sentido, los analistas de Bloomberg Economics creen que las medidas adoptadas por la Uinón Europea y el resto de países solo están reduciendo su PIB en un 3,5% y se situará en este rango a lo largo del año.
«Nuestro pronóstico refleja en parte las deficiencias del PIB como medida de la salud económica, pero la pérdida de producción también se ha visto limitada por la porosidad de las sanciones energéticas y la efectividad de las acciones del banco central», explican los expertos en una reciente nota. De esta manera, se desmarcan de las peores previsiones para la economía del país, que tanto los organismos citados como el consenso de mercado (9%) establece muy por encima.
LAS 4 RAZONES POR LAS QUE SU PIB NO CAE SEGÚN LO PREVISTO
Los expertos creen que esta situación se está produciendo por cuatro razones. La primera tiene que ver con la contabilidad del PIB, pues la mayoría de las sanciones están diseñadas para restringir las importaciones a Rusia. Estas restricciones que acompañan al consumo y a la inversión son negativas para el PIB, pero consideran que es positiva para el crecimiento, por lo que «los dos efectos se neutralizan entre sí.
El segundo motivo es que el sector energético del país es resistente y el comercio del petróleo está siendo especialmente beneficioso en los últimos meses. Y es que, después de una fuerte caída en abril, «la producción de petróleo se ha recuperado durante tres meses consecutivos, según informes de los medios rusos». En este sentido, hasta julio, la producción de petróleo ha promediado 10,7 millones de barriles por día, superando los 10,5 millones de barriles promediados en los 12 meses anteriores.
En tercer lugar, los expertos consideran que las medidas del Banco de Rusia han ayudado a estabilizar su economía. «Duplicar la tasa de política monetaria al 20% ayudó a revertir las salidas de depósitos y evitar un corralito bancario» aseguran. Además, las estrictas condiciones crediticias también redujeron rápidamente la inflación, «lo que permitió al Banco de México reducir su alza de la tasa de emergencia y reducir la tasa de política por debajo del nivel de antes de la guerra», destacan.
Por último, el cese de la inversión extranjera en Rusia no está suponiendo una gran pérdida para el país, o al menos la que se esperaba. Los analistas consideran que la detención de las operaciones en las fábricas de propiedad extranjera solo tiene un pequeño impacto en el PIB, «porque la mayor parte del trabajo se limitó al ensamblaje» y «en la industria automotriz, por ejemplo, el ensamblaje representa solo entre el 15% y el 20% del valor agregado total».
RUSIA SUFRIRÁ A LARGO PLAZO
Asimismo, aunque la caída del PIB en 2022 podría ser más leve que las expectativas que maneja el consenso de mercado, las perspectivas a largo plazo no son muy halagüeñas. Es por ello que esperan que Rusia se contraiga otro 2% en 2023, lo que supone un declive acumulado del 5,4% que devolverá la economía a los niveles de 2018, según estiman desde Bloomberg Econoomics.
Una situación impulsada por la prohibición energética europea y los efectos de base. «Si bien la caída de las importaciones puede ser neutral para el PIB a corto plazo, las sanciones aún conducirán a una disminución en los niveles de vida y la eficiencia económica a medida que caen el consumo y la inversión», explican los expertos de la firma de análisis.
También estiman que la salida de inversión extranjera directa suponga un obstáculo para el país que lidera Putin. En este sentido, esperan que la inversión «se reducirá a la mitad el crecimiento a largo plazo de Rusia en los próximos 5 años a alrededor del 1%desde 2%-2,5%», concluyen.