Druzhba (también Дружба) significa amistad en ruso. Curiosamente, es el nombre que lleva el oleoducto con el que Rusia sigue inundando Europa de petróleo. También con el que países como Alemania, Polonia, Hungría o Eslovaquia se están aprovechando para obtener crudo mucho más barato que el resto de sus socios europeos. Al fin y al cabo, el oro negro procedente de los Urales que sigue fluyendo por dicho canal tiene un fuerte descuento respecto a los precios que se pueden ver en los mercados.
PRIMERA PREGUNTA SOBRE RUSIA
La pregunta inicial es: ¿Cómo es posible? ¿Acaso la Unión Europea no había suspendido las exportaciones de petróleo rusas? La respuesta es que detrás de cada sanción, como de cada ley, hay mucha letra pequeña. Así, el embargo al crudo ruso impuesto por Bruselas solo se aplica al que se importa o compra por la vía marítima, mientras que el bombeado a través de oleoductos se mantiene intacto. Una concesión que logró Hungría, después de estar bloqueando los acuerdos para los embargos durante las negociaciones.
Y eso deja ganadores y perdedores. El país que más se está beneficiando es Alemania que importa cada día unos 300.000 barriles de crudo ruso al día. Aunque al menos los alemanes si están cumpliendo con su palabra de intentar reducir sus importaciones, ya que antes de que saltase la guerra la cifra superaba los 400.000. Aun así el recorte es muy pequeño. Mientras, el resto de países conectados al tubo del petróleo ruso –Polonia, Hungría, Eslovaquia y la República Checa- han ido incrementado su demanda, especialmente, los dos últimos.
RUSIA Y EL PETRÓLEO A EUROPA DESDE QUE COMENZÓ LA GUERRA
Así, entre las cuatro regiones están logrando que la cantidad de petróleo de los Urales que llega hasta Europa no solo esté en máximos desde hace muchos meses, sino que además se ha ido incrementando desde el comienzo de la guerra. De hecho, desde que Rusia invadió Ucrania a finales de febrero, la cantidad de petróleo bombeado a la Unión Europea ha aumentado en cerca de un 14%. Así, entre enero y abril la cantidad pasó de los 750.000 barriles a cerca de 860.000. La cifra presumiblemente se incrementará con la llegada del verano que dispara la demanda.
el barril de Brent en el mercado cuesta en la actualidad algo más de 123 dólares
Al fin y al cabo, la actual exención está permitiendo a ese puñado de países llenar sus refinerías con crudo muy barato. Una ventaja a la que muchos no quieren renunciar. Así, mientras que el barril de Brent en el mercado cuesta en la actualidad algo más de 123 dólares, el procedente de Rusia (conocido como de los Urales) no supera los 95 dólares. La diferencia es lo suficientemente importante para entender que dichas regiones prefieran no desligarse de dicho abastecimiento de crudo. Y es que ese el otro gran problema, ya que no solo se trata de que se siga financiando al régimen de Vladimir Putin, sino que no hay intenciones reales de dejar de hacerlo.
Alemania es la más predispuesta, pero su posición aún así no es convincente. De hecho, el país teutón todavía depende en exceso del petróleo (y del gas) ruso y no tiene una alternativa clara. Más si cabe cuando el resto de productores, la llamada OPEP, no tiene intención al parecer de incrementar notablemente su ritmo de extracción de crudo. Aunque si para los alemanes parece difícil, para el resto parece una misión imposible. Eslovaquia dependía de Rusia para el 92 % de su petróleo en noviembre de 2021; Hungría obtiene el 65% de su petróleo de Rusia. Ambos importan casi todo a través de Druzhba.
LOS ‘AMIGOS’ QUE TODAVÍA LE QUEDAN A PUTIN
Y esas dificultades, junto a la poca predisposición, se aprecia mucho mejor cuando se proponen fechas para desengancharse del crudo ruso. La República Checa y Eslovaquia señalan que podrían respaldar una eventual prohibición de las importaciones a través de Druzhba, pero necesiatrían un período de ajuste de dos a tres años. Hungría es un obstáculo aún mayor. La región apuntó hace tiempo que podría reemplazar el petróleo ruso apoyándose en un oleoducto desde Croacia. Pero ahora reconoce que le llevará cuatro años construir la infraestructura necesaria.
La posición húngara también refleja el poco compromiso político
La posición húngara también refleja el poco compromiso político. Y es que parece poco probable que el primer ministro de Hungría, Viktor Orban, abandone su oposición a una prohibición total de las importaciones de petróleo ruso. Para el político, con tintes autoritarios, esa circunstancia arrojaría una “bomba atómica” sobre la economía de su país. Aunque también es sabido que de entre todos los dirigentes europeos, Orbán es el que parece tener más simpatía por Putin. Una afinidad que, además, nunca ha intentado taparla con demasiado esmero, ni siquiera en sus visitas a Bruselas.
pArece inevitable que tarde o temprano los líderes europeos revisen la exención de Druzhba
A pesar de todo, parece inevitable que tarde o temprano los líderes europeos revisen la exención de Druzhba. También que será muy difícil cerrarlo. Incluso si Bruselas lograse dicha proeza tampoco sería el final del petróleo ruso, sino probablemente un nuevo acicate para que otras regiones se beneficien. En especial, China y La India. Así, hasta no hace mucho, los dos gigantes asiáticos preferían comprar el petróleo a los productores del Golfo Pérsico, ya que el transporte era menos costoso. Pero la fuerte caída de precio en el petróleo ruso, en comparación con cualquiera otro del mercado, les ha terminado por convencer para volver a estrechar lazos con Putin.
De hecho, China sigue brindando apoyo de todo tipo a Rusia. Mientras que La India es uno de los pocos países que no han condenado la invasión de Ucrania. Ambas circunstancias eran esperables, bastante más de que la ‘amistad’ los rusos mantuvieran su ‘amistad’ con Europa, especialmente con Alemania.