La constructora Sacyr ha puesto fin a su andadura en el capital de Repsol después de 16 años. La compañía presidida por Manuel Manrique ha comunicado la venta de la totalidad de la participación que mantenía en Repsol, que ronda el 2,9%. También procede a liquidar los derivados de opciones de venta contratados con una entidad financiera que actuaban como cobertura de dicha participación.
La operación, según ha explicado Sacyr en un comunicado, ha sido posible «gracias al aumento del precio de los títulos de Repsol en las últimas sesiones, lo que ha permitido compensar el coste de la liquidación de los derivados de opciones de venta (PUT) que actuaban como cobertura de la participación».
Así, Sacyr reduce la deuda asociada a dichas acciones en 563 millones y se queda con un saldo positivo de caja de 58 millones de euros, que se destinarán a reducir deuda y a atender su plan de inversiones en concesiones, en línea con los objetivos de su Plan Estratégico 2021-2025 de mejorar la visibilidad de su balance y la previsibilidad de su cuenta de resultados. De esta manera, la salida de Sacyr tiene sabor a victoria por el balance que arroja la misma.
De esta manera, Sacyr dice adiós definitivamente a Repsol. La historia entre estas dos compañías viene de lejos. Un idilio con desencuentros y luchas de poder que empezó en 2006.
De todo a nada
Sacyr desembarcó en Repsol en 2006. Por aquel entonces, España vivía la época dorada del ladrillo. Sacyr, entonces presidida por Luis del Rivero, entró en Repsol en dos fases: primero con un 9,95%, que se acabaría convirtiendo en un 20% en una operación muy apalancada que experimentó varias refinaciones con el tiempo. De esta manera, Sacyr se convirtió en el máximo accionista de Repsol.
El trono de la constructora duraría cinco años, el mismo tiempo que estuvo Luis Del Rivero como vicepresidente de la petrolera. En 2011 Del Rivero fue relevado por Manuel Manrique, por entonces consejero delegado de la constructora y todavía al frente de la misma, lo que le llevó también a soltar el sillón en Repsol. La crisis del ladrillo rompió el idilio entre ambas compañías y el mejor ejemplo fue un ‘rescate’ in extremis de Repsol a Sacyr para evitar su quiebra en 2011.
Uno de los episodios más tensos entre Sacyr y Repsol fue en 2011, cuando Luis del Rivero quiso hacerse con el control de la petrolera
La crisis inmobiliaria hundió la cotización de la petrolera y el enorme préstamo asociado a la compra de su participación en Repsol casi se lleva consigo a la compañía. De esta forma, Repsol compró con un descuento el 10% de su capital en manos de Sacyr, de forma que esta pudo cubrir más de la mitad de la deuda (4.900 millones de euros) que mantenía con los bancos acreedores.
Con la venta del 10% de su participación, Sacyr cedió el trono a La Caixa, que recuperó su posición como primera accionista de la compañía que preside Antoni Brufau. Ese fue el comienzo de la salida por etapas de Sacyr de Repsol que culminó diez años después, este lunes, con la venta del 2,9% que le quedaba de la petrolera.
El capítulo más tenso
Uno de los episodios más tensos tuvo lugar en 2011. Ese año, a Luis del Rivero le salió el tiro por la culata al querer hacerse con el control de Repsol. La angustiosa relación que mantenían desde hace meses arrastró a varios de los principales socios en Sacyr, que se había vuelto insostenible a raíz de su alianza con la petrolera mexicana Pemex en Repsol, que le hizo caer de un plumazo.
La petrolera mexicana Pemex acordó con Del Rivero sindicar las acciones para desbancar a Antonio Brufau de la presidencia de Repsol y marcar un paso distinto para la petrolera española. El acuerdo, sin embargo, fue rechazado por La Caixa, socio de referencia de Repsol, que entonces poseía un 15% del capital. Esto obligó a Pemex a pasar el 5% al 10%. Ni siquiera eso fue suficiente. En un largo consejo de administración, el empresario murciano fue destituido como presidente de la compañía. Los accionistas de referencia Demetrio Carceller y Juan Abelló levantaron un muro (al que en el último momento se sumó Manuel Manrique, que tenía un 6% del capital) y forzaron la salida de Del Rivero el 21 de octubre de 2011.
El cambio de criterio de Manrique decantó la balanza a favor del grupo. Manuel Manrique es desde entonces consejero delegado y presidente de la compañía. Demetrio Carceller y Juan Abelló pasaron a ser vicepresidentes. Después de aquello, Pemex desistió de su idea.