Hugo Arévalo es uno de los inversores en startups más conocidos en el ecosistema. Con 24 años comenzó su periplo y apostó por Tuenti, la promesa española que soñaba con competir con Facebook. Desde entonces no ha dejado de invertir en proyectos con potencial tecnológico prometedor, algunos incluso convertidos en unicornio con el paso de los años. Glovo, Colvin, Jobandtalent, Cabify, Playtomic, DeporVillage o Hawkers son algunas de las startups que más han destacado en el mercado y en las que ha participado, bien a través de financiación o implicado directamente en la dirección.
«Siempre me han gustado el emprendimiento y los negocios. En mi familia por parte de madre mis abuelos eran empresarios, tenían negocios pequeños, pero eran empresarios. Al final lo he vivido desde pequeño», explica a Inversión.es. Arévalo conoció de primera mano a las personas que iban a desarrollar el proyecto Tuenti y se puso manos a la obra para conseguir recursos e invertir. «Era una época de bonanza en España y conseguí un préstamo con el que pude entrar en el proyecto». Fue la primera experiencia con la que formar su «curva de aprendizaje», que destaca como una de las claves del éxito emprendedor.
Luegp montó una empresa de cupones, tipo Groupon, «que no fue un éxito, pero pudimos venderla» y desde ahí la rueda ha continuado girando. En 2018 fundó ThePowerMBA, ahora The Power Business School, una edtech que nació con la intención de «democratizar las escuelas de negocio«. «La idea es reducir la tasa de desempleo a números razonables, algo para lo que se necesita formación adecuada. Una de las razones por las que en el norte de Europa hay menos desempleo es porque la formación profesional no está estigmatizada y habilita posiciones», señala.
LAS CLAVES DEL ÉXITO
A través de su proyecto colaboran formando a empleados más de 600 empresas, entre las que se encuentran grandes marcas como Danone, Vodafone, Microsoft, BBVA, L’ Oréal, Coca-Cola, Indra o Mapfre. Además, ya están presentes en más de 60 países y cuentan superan la cifra de 90.000 alumnos. La gente quiere aprender y tiene una necesidad. Nuestra propuesta es ofrecer programas de gran valor a un precio accesible».
Su trayectoria como empresario, ocupando puestos directivos en firmas como Hawkers e invirtiendo en más de 30 startups, hace que tenga experiencia con una mirada amplia del sector. «Al final son inversiones de alto riesgo. Yo me doy a la industria porque estoy en el lado emprendedor pero también en el inversor. Entonces, congenio muy bien con los fundadores y les puedo dar consejos también que a mí me hubieran venido bien al principio», asegura.
«hay que ser más estricto en las valoraciones e identificar mejor los posibles winners. Coca-Cola, Google o Amazon han pasado dos crisis y siguen siendo buenas»
Sobre las claves para triunfar en la faceta de inversor de capital riesgo, Arévalo tiene claro cuáles son los factores más determinantes: «Lo más importante es tener mucha curva de aprendizaje, muchos errores en el camino, estar constantemente conociendo a gente que lleva mucho tiempo en el sector y no parar de formarse. También hay que tener un estómago bastante grande. Con esto me refiero a mirar muy a largo plazo, a 20 o 30 años, porque vas a tener en el camino muchos fracasos de los que aprender».
EL CAPITAL RIESGO EN LA SITUACIÓN ACTUAL
Más allá de su experiencia, incertidumbre en el momento actual es la que domina los mercados. Las grandes compañías tecnológicas están de capa caída en Wall Street. La inflación, la crisis energética y de alimentos por la guerra en Ucrania, así como una posible recesión inundan las informaciones económicas en las últimas semanas. En este contexto, de mercados volátiles y de grades empresas cotizadas que durante años han sido valores seguros y ahora empiezan a tener pérdidas prolongadas, ¿qué pasa con el capital riesgo?.
Desde mi punto de vista toda inversión es muy a largo plazo. El venture capital es un mercado completamente líquido y privado donde ha habido bonanza por tener los tipos de intereses muy bajos. La oportunidad de tener tanta liquidez ha hecho que la gente invirtiera, tanto en renta variable como en private equity. Esto ha provocado varias cosas: que se haya masificado ese mercado con la entrada de gente con menos recorrido y experiencia. Luego, que haya menos oportunidades y sea más difícil encontrar los buenos proyectos. Y que los profesionales hayan tenido que invertir con penalizaciones a valoraciones máximas», destaca el inversor.
Sin embargo, cree que «la que es buena empresa, lo seguirá siendo a pesar de las crisis». De esta manera, asegura que, mientras que los inversores en el mercado de valores podrán salirse cuando haya correcciones, en el caso del capital privado, la mirada tiene que ser a futuro.
«La situación actual hace que haya inversores que emigren de la renta variable a otro tipo de productos como los bonos a medio y largo plazo y el venture capital. Estamos viendo múltiplos en venture capital en Estados Unidos que empiezan a ser muy sexys. No tengo una bola de cristal, pero lo que si sé es que hay que ser más estricto en las valoraciones e identificar mejor los posibles winners. Coca-Cola, Google o Amazon han pasado dos crisis y siguen siendo buenas».