Roca ha puesto fin a las icónicas bañeras de hierro fundido. La decisión se adopta tras cerrar todo el negocio en Rusia debido a las sanciones de la Unión Europea. El grupo catalán ha sido uno de los más afectados por estas restricciones, con el cierre de siete plantas en el país dirigido con mano de hierro por Vladimir Putin. La última víctima recae en esta fábrica situada en Alcalá de Henares (Madrid).
La multinacional dirigida por Santiago de Gomar Roca, como presidente, y Albert Malgrans, como consejero delegado, ha presentado un ERE para los 46 trabajadores que aún se empleaban en esta histórica fábrica. Todos ellos se dedican al negocio de las bañeras de hierro fundido, que aún permanecen en el catálogo de la empresa por unos 1.600 euros, dependiendo del modelo.
La empresa ha decidido reubicar a 19 de estos trabajadores, mientras se ha pactado un plan de prejubilaciones para los 27 empleados restantes de más de 53 años. Esta medida no traumática dependerá de la edad de los empleados.
46 EMPLEADOS AFECTADOS POR EL ÚLTIMO ERE
La invasión de Rusia a Ucrania ha sido la puntilla a este segmento del negocio de Roca. En los últimos años, las ventas de las bañeras de hierro fundido atravesaban fuertes turbulencias, con una caída constante en la facturación. Entre 2015 y 2021, este producto ha perdido un 40% en las ventas. Con el conflicto bélico, «la situación se ha agravado«, según sostienen desde el grupo líder en baños y grifería.
La compañía descarta por el momento reiniciar el negocio en un futuro, incluso si se calma la situación en el Este de Europa. Y es que, Rusia era el principal consumidor de estos artículos de hogar, al copar el 75% de las ventas totales de la fábrica de Alcalá de Henares.
Esta no era la única función de esta planta. La logística y distribución permanecerán intactas, según han apuntado las mismas fuentes consultadas por MERCA2. Esta actividad seguirá su ritmo y continuará suministrando material a las otras cuatro plantas en España. Las bañeras de hierro fundido de la fábrica tan sólo cogen polvo desde el pasado 24 de febrero, cuando se inició la invasión de Putin.
LA INVASIÓN DE RUSIA A UCRANIA, LA PUNTILLA DE LA ICÓNICA FÁBRICA DE ROCA
El grupo evita desglosar en sus cuentas el peso de este negocio en el total de la facturación. Además, guarda un sonoro silencio cuando se le pregunta sobre la incidencia en los resultados del cierre de este negocio. Sea como fuere, la realidad es que Roca ha rebajado en los últimos 60 años su posición en España, donde llegó a dar un puesto de trabajo a 5.000 personas.
Roca ha tenido que cerrar las siete plantas rusas, pero paga los salarios a otras 3.000 personas
El boom inmobiliario de los 60 y 80 supuso un revulsivo para esta compañía. El número de empleados se disparaba casi al mismo ritmo que la construcción de viviendas. Sin embargo, con el estallido de la burbuja inmobiliaria de 2008, se inició un declive y reducción de los puestos de trabajo. Los recortes de plantilla fueron la tónica desde 2013. El grupo empleaba entonces a unas 3.000 personas. Ese año, se destruyeron casi 800 puestos de trabajo con un ERE.
El grupo catalán ha tenido que cerrar las siete plantas rusas, pero paga los salarios a otras 3.000 personas en el país más grande de Europa. También paró la inversión y tan sólo se produjo con el stock de piezas hasta ese momento. Esta bajada de persianas es «temporal«, según apuntó el grupo. Asimismo, su actividad comercial en Rusia está completamente paralizada en las tiendas, por lo que ya no hay productos.
ROCA CONQUISTABA RUSIA MIENTRAS DESPEDÍA EN ESPAÑA
Desde su entrada en Rusia hace 17 años, el grupo catalán no ha parado de crecer en el país. En 2005, en los albores de la burbuja inmobiliaria, abrió su primera fábrica. Dos años más tarde compró Keramika, por unos 100 millones de euros, aunque el grupo no dio cifras al respecto. Se trataba de una empresa líder en la cerámica para baños. En sus dos fábricas, este grupo ruso empleaba a más de 1.400 personas. Tres años más tarde se hizo con Ugrakeram y al año siguiente, en 2011, Akvaton fue la siguiente, con cinco plantas de producción y más de 2.500 empleados.
Estas operaciones se realizaron en plena oleada de despidos en toda España. El sector de la construcción se paralizó por completo en 2010, pero la empresa presentó beneficios en 2011. Y es que, si bien la actividad de nuevas promociones no termina de despegar, las reformas en los hogares han continuado el ritmo según se recuperaba la economía. No obstante, dos de las fábricas en España continuaron siendo un lastre para las cuentas del grupo en los años siguientes.
LA FALTA DE COMPETITIVIDAD EN ESPAÑA, UN MAL ENDÉMICO
No todo era achacable a la crisis. La pérdida de competitividad, un mal endémico en toda la industria española y principalmente en la catalana, lastraba el resultado de las fábricas de Alcalá de Henares y Alcalá de Guadaira (Sevilla). Por este motivo, las empresas comenzaron una deslocalización en la última década que dejó a los trabajadores españoles en el apeadero, mientras se crecía en otras zonas geográficas con menores costes de producción, especialmente por la mano de obra.
Fruto de estas decisiones, los empleados protestaron y levantaron un campamento en contra de los recortes frente a la sede de la empresa. La mayoría de quienes protestaban llevaban años trabajando para Roca. Las negociaciones entonces no dieron sus frutos. De hecho, Roca tiene ahora unos 150 empleados en España y la mayoría de sus productos se realizan fuera de España.