viernes, 4 octubre 2024

La industria catalana agoniza entre la huida y los PPA

Nissan, Bosch, Mahle, Aludyne, Italco, TE Connectivity, Pastas Gallo… La industria catalana agoniza y aún no hay luz al final del túnel tras una década de oscuridad. Los cierres y salidas de parte de la producción han sido la tónica en las últimas dos décadas. El peso la industria en el PIB de Cataluña ha pasado a tan sólo el 18,6% del total, cuando el objetivo era alcanzar la cifra mágica del 25%, en línea con el resto de países de la Eurozona.

Más de 150.000 empleos destruidos y cerca de 12.200 empresas manufactureras han echado el cierre definitivamente desde 2002. La sangría aún podría ir a peor debido a los planes de la electrificación de Seat, que podría prejubilar a cerca de 3.000 personas. Y es que, tras la pérdida del sector manufacturero se está perdiendo el sector automovilístico.

Los motivos de este declive son las decisiones de los propietarios de las empresas industriales, la mayoría en manos de capital extranjero, para concentrar la producción en zonas europeas con mayor visibilidad y menores costes energéticos.

EL RETO DE LA INDUSTRIA CATALANA: TRANSFORMACIÓN Y EMPLEO

El gran reto de la industria catalana es transformarse de forma organizada. Por ahora, los pasos dados han sido un fiasco debido a la falta de políticas claras para el sector, la falta de modernización y una formación profesional con alta demanda, pero carente de plazas.

La nueva transición energética ha obligado a las grandes empresas a transformarse para adaptarse a esta nueva era. Sin embargo, los trabajadores lejos de reciclarse son despedidos o prejubilados. Los casos de Nissan o Seat son ejemplo de ello. Seat, por ahora, descarta desplazar a trabajadores de Martorell (Barcelona) a Sagunto para trabajar en la planta de baterías.

Esta crisis en Cataluña ha provocado el ‘sorpasso’ de Madrid para liderar el motor económico de España. El pasado año, la industria perdió más de 10.700 empleos, mientras la cifra de destrucción de empleo no deja de aumentar durante este año. Todas las grandes patronales catalanas confían en el balón de oxígeno de los fondos europeos y en los PERTE del Gobierno para relanzar la industria, pero no llegan en su totalidad. El principal riesgo, además, es la entrada en una recesión que podría provocar un agravamiento en el sector.

MÁS INVERSIÓN PÚBLICO-PRIVADA

En concreto, según un estudio del Colegio de Economistas de Cataluña y la patronal Pimec, se necesitan al menos 2.000 millones de euros públicos y privados para poder seguir el ritmo de la reindustrialización. Sin embargo, el tiempo corre en contra. A esta falta de inversión, por otro lado, se le suma además la falta de competitividad energética en España respecto al modelo industrial de países como Francia y Alemania.

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En el centro de Europa, la industria tiene un peso cercano al 25% del PIB, el sector más importante sin duda en Alemania, aunque no necesariamente el que más empleo genera. De hecho, es el tercero en el ránking, con cerca del 18% del total de trabajadores. En España, es el cuarto sector por valor añadido y el tercero en trabajo, con el 11% del total.

Durante la pandemia y los disparados precios energéticos, Alemania ha tomado las riendas al inyectar dinero público de forma directa y rebajas fiscales. Una maniobra que contrasta con la forma de actuar del Gobierno de España y la Generalitat, que lejos de bajar los impuestos específicamente a este sector los incrementa, mientras que la bajada del IVA en la factura energética ha llegado demasiado tarde.

LA INDUSTRIA SE FIJA COMO OBJETIVO ALCANZAR EL 25% DEL PIB CATALÁN

Tanto Pimec como el Colegio de Economistas de Cataluña creen que incrementar los recursos y la inversión en 2.000 millones es un buen paso para alcanzar la meta del 25% del PIB, y que las exportaciones y ventas avancen en un 50% en 2024. Sin embargo, necesitan el apoyo de la Administración, empresas e incluso de universidades para poner en marcha la formación necesaria y poder atender los puestos que faltan en las entidades.

Dentro del sector, la industria electrointensiva, que consume una gran cantidad de energía, es la que peor está pasando el incremento de los precios. Todo este sector tenía que firmar contratos de largo plazo con las compañías energéticas para cumplir con el estatuto de los consumidores electrointensivos, pero estos PPA siguen vinculados a precios variables y no fijos.

La razón es que no hay contratos a largo plazo a precios fijos competitivos, pese a que este coste es el 60% del total de los gastos. Al contrario que en Alemania y Francia, donde el precio es cerrado, en España pasa justamente lo contrario. La mayoría de empresas de este sector ha cerrado los contratos a largo plazo, normalmente a cinco años, se han acordado en el mercado libre. Todo, pese a que el Ejecutivo de Pedro Sánchez trasladó el anuncio de aliviar este coste a las empresas, mientras cercenaba los beneficios de las eléctricas. Sin embargo, estos acuerdos no han llegado. Los PPA a precios de saldo, como se esperaban en un primer momento, no existen.

LOS PPA, INSUFICIENTES AL ESTAR VINCULADOS A PRECIOS VARIABLES

Ante esta situación, las suministradoras eléctricas extranjeras, como la alemana Baywa RE, están moviendo e incentivando este tipo de contratos a más de 10 años y con precios muy competitivos. Nestlé en España y Portugal y HolaLuz son dos de los clientes que han firmado con la firma germana. Además, ha convocado recientemente 10 TWh fotovoltaicos de proyectos en Alemania y España. Se trata de la mayor licitación de PPA en toda Europa.

Esta es la alternativa que hay en este momento para paliar los altos costes. Otras industrias han construido sus propios parques fotovoltaicos, pero la cantidad de energía que necesitan tan sólo les permite rebajar la factura en un porcentaje no muy significativo. Para paliar esta situación, la industria española ha disparado los precios, una maniobra que está teniendo frutos a corto plazo, aunque por ahora sin consecuencias en la bajada de la productividad.


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