En La Moncloa saben que la Comunidad Valenciana será un territorio clave en 2023. Pedro Sánchez tendrá alguna opción de mantenerse en el trono si el socialista Ximo Puig conserva el poder en las próximas autonómicas. Pero si es el ‘popular’ Carlos Mazón el que se hace con la presidencia, España se teñirá de azul.
Algunas encuestas apuntan a que el PP tiene opciones de recuperar el poder en el Levante español a pesar de las dos décadas en las que gobernó con excesos horteras, copas américas, visitas papales y fórmulas uno.
Aquella época está muy bien retratada en el cine desde una óptica política por Rodrigo Sorogoyen en ‘El reino’, en cuyo guión colaboró Cristina Cifuentes (no es broma); y en la literatura y televisión desde un prisma empresarial por Rafael Chirbes y Jorge Sánchez Cabezudo en ‘Crematorio’, financiada por 400.000 euros por el Consell de Francisco Camps (tampoco es broma). La serie fue definida por maestría por el desaparecido Pepe Sancho: «Va de esa España que está a punto de agotar el litoral».
JESÚS SÁNCHEZ CARRASCOSA, UNA VIDA PARA ESTUDIAR
Un joven ecologista murciano afincado en la Comunidad Valenciana colaboró en la campaña electoral autonómica del PSOE en 1983, en la del regionalista Unió Valenciana en 1987 y en la del independentista Partido Cantonalista del País Alicantino en 1991.
Aquel baile político comenzó a frenarse cuando, pocos meses después de las urnas de 1991, su amigo de la infancia Eduardo Zaplana le llamó para contarle que ha ‘convencido’ a una concejala socialista para que mediante una moción de censura le haga alcalde de Benidorm, el comienzo de todo lo que vino.
Zaplana salta poco después a la política autonómica y su íntimo Sánchez Carrascosa dirige la campaña autonómica de 1995 que da como ganador al Partido Popular tras 16 años de poderío socialista en el Mediterráneo.
El nuevo presidente autonómico, «yo he venido a la política para forrarme», nombra como secretario general de Presidencia a su ex compañero de pupitre, que poco después saltaría a la dirección de Canal 9.
EL MATRIMONIO MÁS PODEROSO DE VALENCIA
Sánchez Carrascosa estaba casado en aquel momento con la poderosísima María Consuelo Reyna, directora de Las Provincias y estrella del reaccionario blaverismo anticatalanista. Según cuenta el periodista Vicente Furió en el libro ‘Sin mordaza’, «Reyna crea la imagen y la figura institucional» de Zaplana, que vivió con las Provincias «una luna de miel bajo la dirección de María Consuelo».
Las Provincias no fiscaliza a su gobierno (PP) sino a la oposición (PSOE)», dice. Y explica que Zaplana en aquel momento «es una especie de príncipe autonómico llevado en andas y bajo palio por Las Provincias», que tenía «una clara intención política y comercial».
¿Y Canal 9? Mal, gracias. Es verdad que la autonómica dispara su audiencia hasta convertirse en el segundo canal más seguido de la FORTA. Pero lo hace convirtiéndose en la cuna de la telebasura, ‘Tómbola’ y Alcàsser.
En menos de dos años, Sánchez Carrascosa externaliza espacios míticos como ‘Babalá’, promueve la manipulación informativa en favor del PP, rebaja la presencia del valenciano en prime time y dispara la deuda del canal desde los 50 hasta los 111 millones de euros.
‘TÓMBOLA’, CUESTIÓN DE ESTADO
Jueves 17 de julio de 1997. ‘Tómbola’ bate récords de audiencia tras apenas cuatro meses en antena e invita a Bárbara Rey, que acaba de abrir informativos señalando que han entrado a su chalé a robar archivos comprometidos, véase los vídeos que le ha grabado su niño al emérito en paños menores.
La totanera, según cuentan Juan Fernández-Miranda y Javier Chicote en ‘El jefe de los espías’, se había embolsado 3,6 millones de euros por callarse que mantenía una relación extramatrimonial con Juan Carlos de Borbón.
Y quería liarla en el programa estrella de Canal 9, tal y como recuerda el productor del programa, Àngel Moreno, en su libro ‘La vida es una Tómbola’: «A primera hora de la tarde comencé a recibir llamadas. Eran del director de Canal 9, Jesús Sánchez Carrascosa, pero venían de más arriba. En ellas se me anunciaba que, si Bárbara pisaba el plató del programa, lo cerraban. Cuando llegó (…) nos reunimos en mi despacho y le dijimos que no salía, pero que se le pagarían los dos millones de pesetas de caché. Ella se puso como una furia. Vociferaba y estaba muy nerviosa, fuera de sí, aterrada».
Poco después Canal 9 anuncia su nuevo fichaje… Bárbara Rey, que se puso al frente de un programa de cocina en Valencia a pesar de no tener ni idea ni de valenciano ni de cocina. La vedette se embolsaría 1,5 millones, dietas aparte, por cinco temporadas de aquella patética componenda audiovisual.
SÁNCHEZ CARRASCOSA SALTA A LA EMPRESA PRIVADA
La que fuera jefa de prensa de Zaplana en Benidorm ocupó el hueco que dejó en Canal 9 Sánchez Carrascosa, que quizá olió el dinero en los medios privados que eran regados con generosidad por la Generalitat Valenciana de su amigo.
Y en pleno boom de la tele local impulsa Valencia Tevé, que compartió algunas estrellas con Canal 9, Jesús Mariñas. El directivo, además, influía en Las Provincias hasta tal extremo que la familia de su mujer la echa de la dirección porque creían que el exdircom de Zaplana condicionaba más la línea editorial del periódico que ellos, legítimos propietarios.
Reyna y Sánchez Carrascosa, atónitos ante la jugada familiar, compran la histórica cabecera Diario de Valencia, que resurge en el año 2000 bajo la sombra del zaplanismo.
2002
Sorpresa al canto en 2002: José María Aznar quiere encauzar el turbulento ministerio de Trabajo y para ello recluta al sonriente Zaplana. Francisco Camps, digno sucesor, accede al liderazgo del PP valenciano y en 2003 se hace con la presidencia de la Generalitat.
Pero algo no va bien: Camps le declara la guerra al zaplanismo y los partidarios de uno y otro acabarían llegando a las manos antes de varios congresos regionales. Ganan los primeros y el zaplanismo se queda con dos órganos oficiosos, Valencia Tevé y Diario de Valencia, ahogados sin publicidad institucional.
Sánchez Carrascosa, ya divorciado de Reyna, lo recuerda años después: «La culpa de que Camps llegue a jefe del Consell es de Zaplana, que lo puso ahí pensando que podría continuar su proyecto. Ya me lo ha dicho varias veces: he ido a fallar en lo único en lo que no tenía que equivocarme».
Y añade: «Soy feliz gracias a Camps. Nunca le agradeceré bastante que destrozara mis empresas en Valencia y me permitiera dedicarme a mi familia y a lo que más me gusta». Y lo que más le gusta no es la tele, «el cierre de Canal 9 me trae sin cuidado, salvo por los despedidos» llegó a decir.
Sino el ecologismo y el dinero. Es por ello que lanzó una cadena de supermercados, SuperSano, que desapareció el pasado año tras quebrarlo. En definitiva, que en la monumental, luminosa y ruidosa Valencia de Blasco Ibáñez hubo hace poco un culebrón político-mediático que deja a ‘House of Cards’ en un juego de niños.