Se van a cumplir 30 años de la primera vez que el Barcelona levantó la Champions. Un gol de Ronald Koeman dio el triunfo al Barça el 20 mayo de 1992. Koeman reventó las mallas de la portería de la Sampdoria, cuyo patrocinador, la entonces petrolera ERG, vio arder sus deseos de ver al conjunto genovés alzar la Orejona. ERG ha abrazado el discurso verde y se define como “multienergético”.
LOS MANTOVANI FRENTE A BERLUSCONI Y MORATTI
La familia Mantovani no pudo cumplir su sueño: ver a Roberto Mancini y Gianluce Vialli dar la vuelta de honor al campo de Wembley con la Champions en la mano. Eran los dueños del club genovés, que luchó en los 90 contra los gigantes del Calcio: el Milán de Berlusconi, el Juventus de los Agnelli y el Inter de Milán de Maximo Moratti.
El cuadro italiano, en el que en su día jugó el centrocampista español Víctor, uno de los símbolos del Barcelona de los 80, pereció en un choque de la Champions en el mereció mejor suerte. Sin embargo como decía el gran Luis Aragonés, ex seleccionador español, «nadie se acuerda del perdedor de las finales». “Las finales no se juegan, se ganan” es otra de las afirmaciones célebres del “Zapatones”, que en su día hizo una crítica sobre Koeman que causó sensación: “Ronald Koeman tiene menos cintura que la rueda de un tractor”.
CRUYFF, GUARDIOLA Y LA CHAMPIONS
Es cierto que Koeman no era especialmente rápido, pero Johan Cruyff, que era un verdadero sabio y al que gustaba ir contracorriente fichó a su compatriota por cuestiones que entonces no se manejaban dentro del código esperado para un central: Buen toque de balón, desplazamientos milimétricos en largo y un guante para el lanzamiento de faltas. El flaco hizo bingo de nuevo, ya que fue una pelota parada la que le dio el triunfo al cuadro azulgrana. Ese equipo jugaba con Pep Guardiola como cerebro en el centro del campo y sin un delantero centro de campanillas. Es cierto que el punta era Julio Salinas, un delantero muy discutido, pero resolutivo en ocasiones. Tenía también a Hristo Stoichkov que había sido Bota de Oro la temporada 89-90, marcó 38 goles, los mismos que el mexicano del Real Madrid Hugo Sánchez.
Nada más poético para los amantes del juego atacante que vencer a un club italiano en la prórroga por 1-0
Sin embargo ese día, el cañón Bertha fue la pierna derecha de Ronald Koeman. El partido fue equilibrado. El BarÇa no fue lo superior que se podía esperar a los italianos de la Sampadoria. Los transalpinos, tan competitivos como siempre, exigieron mucho al Barça. Al final de los 90 minutos el marcador registró un empate. Los barcelonistas más sufridos se pusieron nerviosos.
Recordaron el golpe de la final de la Copa de Europa de 1985, que fue un golpazo porque perdieron ante un conjunto muy inferior: el Steaua de Bucarest. Los crueles lanzamientos de penalti helaron la sangre de los 50.000 azulgrana que presenciaron esa final en el estadio del Sevilla: el Ramón Sánchez Pizjuán. Sin embargo, hubo justicia póetica. Nada más poético para los amantes del juego atacante que vencer a un club italiano en la prórroga, gracias a una falta y por la mínima. Iniesta le dio a España el Mundial en el minuto 116; Koeman, con un misil, hizo ganar la Champions al Barcelona en el minuto 111.
SALINAS, TASSOTTI Y LUIS ENRIQUE
Fue un golazo, pero los jugadores de la Sampdoria colaboraron lo suyo. Bakero pisó la pelota en el lado derecho, fuera del área, Koeman lanzó un pepinazo ante una barrera que se abrió y el balón pegado al palo fue inalcanzable para Pagliuca. Dos años despúes, el guardameta se tomó la revancha, en este caso defendiendo la portería de la selección italiana. Lo hizo ante Julio Salinas, en los cuartos de final del Mundial 1994. El del codazo de Tassotti a Luis Enrique. Pero esa película tocará otro día.
CASAUS Y GASPART EN CHAMPIONS
El gol de Koeman hizo felices a muchos barcelonistas, pero hay dos menciones especiales para los vicepresidentes. Nicolau Casau, el eterno representante del Seny catalán y Joan Gaspart, el vicepresidente forofo. Este último tuvo que cumplir su osada promesa: bañarse en el Támesis si ganaban la Champions, algo que hizo gustoso. Pocos barcelonistas sienten los colores azulgrana con esa pasión, una pasión tantas veces criticada por los medios.
EL BARCELONA HIZO DOBLETE: GANÓ LA CHAMPIONS Y LA LIGA ESPAÑOLA
Ese año además el Barça hizo doblete. El Real Madrid perdió la Liga en el campo del Tenerife y el Barcelona se alzó con el título.
LA RECONVERSIÓN DE ERG
ERG es un operador líder a nivel europeo en el sector de las energías renovables. Tiene su sede en Italia, donde opera con éxito en el sector energético desde hace más de 80 años. En los últimos años, ERG ha realizado una transformación radical de su negocio, pasando de ser uno de los principales protagonistas del sector petrolero italiano a convertirse en un operador líder en el mercado de la producción de energía de fuentes renovables y sostenibles.
ERG está presente en siete países. Tiene una capacidad eólica total instalada de 1,8 GW en Europa, en concreto en Francia, Alemania, Polonia, Rumanía, Bulgaria, Reino Unido e Italia, donde ERG es el principal operador del sector; además, se encuentra entre los diez primeros productores de energía eólica en tierra de Europa.
Compañía petrolera hasta 2008, ERG ha abrazado el cambio para convertirnos en un grupo multienergético, transformándonos en un líder internacional en el sector de las energías renovables en tan solo unos pocos años.
ERG ha abrazado el cambio para convertirnos en un grupo multienergético
Hoy cuentan «con un profundo conocimiento de la industria y una cartera de activos equilibrada y diversificada tanto tecnológica como geográficamente». «Estos elementos convierten a ERG en un líder de opinión en lo que se refiere al proceso de transformación energética y, en particular, al sector de las energías renovables», señalan.
Cotizada en la Bolsa de Milán, ERG trabaja también en la producción de energía hidroeléctrica (527 MW), fotovoltaica (140 MW) y de fuentes termoeléctricas con reducido impacto medioambiental (480 MW).
La transformación de ERG ha tenido un notable y positivo impacto medioambiental: la intensidad del C02 producido por sus actividades ha disminuido, en los últimos diez años, en un 88 %.