El Servicio de Estudios de Ibercaja ha revisado a la baja sus previsiones de crecimiento económico en 2022 y ha situado el crecimiento del PIB en el 4,7%, frente al 7,2% estimado anteriormente, si bien ha mejorado su previsión para 2023, cuando espera que la economía española crezca un 4,8%, frente a la estimación previa del 4%.
Así lo ha asegurado el jefe de Análisis Económico y Financiero de Ibercaja, Santiago Martínez, quien ha señalado que el conflicto bélico en Ucrania y la dependencia energética «han provocado un contexto de incertidumbre que ha derivado en un fuerte crecimiento de los precios en España», en concreto, de los carburantes, los alimentos y la electricidad.
Esto ha llevado a que la inflación registre en España su tasa más alta desde mayo de 1984, con un incremento interanual del IPC del 9,8% en marzo. De su lado, el IPC de la eurozona, que se situó en el 7,5% en abril, está «mucho más vinculado» a los precios derivados de la producción de energía, aunque Martínez indica que por su importancia en las cadenas de producción y de consumo «cabe esperar efectos posteriores, como los llamados de segunda ronda.
Por su parte, el alza de los precios en Estados Unidos ha derivado en tasas que no se registraban desde hace 40 años, hasta alcanzar el 8,5% interanual en marzo de 2022, afectando sobre todo al consumo, y no solamente a las más directamente relacionadas con los precios energéticos y la escasez de oferta.
Martínez indica que, ante esta situación, los principales bancos centrales del mundo están cambiando su actitud respecto a la inflación. La Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos ha iniciado un ciclo de subidas del tipo de intervención, si bien se esperan políticas «más graduales» desde el Banco Central Europeo (BCE).
«En cualquier caso, la mayor dureza en el tono del BCE se ve reflejada en el Euríbor a 12 meses, indicador que se ha situado ya en torno al -0,1% desde el -0,5% del último trimestre de 2022», concluye.