Neurociencia: la clave para combatir la ansiedad y el estrés laboral

En estos dos años de convivencia con el COVID se han visibilizado distintos trastornos emocionales por la incertidumbre de una situación nunca vivida, pero los problemas de salud mental son una pandemia silenciosa que está presente en muchos hogares y es una de las principales causas de discapacidad en el mundo.

Millones de personas sufren de depresión, ansiedad y estrés en su día a día, que les dificulta realizar actividades tan cotidianas como trabajar o mantener una vida social activa.

La ansiedad y el estrés no siempre son malos. Javier Santos, psicoterapeuta que ha creado una técnica de psicología de tercera generación, llamada psicoterapia cuántica, en la que se une psicología, neurociencia, con física cuántica desde el sentimiento (que es cómo funciona el subconsciente), además de trabajar el mindfulness.

Como él apunta, “son conductas de supervivencia que tiene el propio cuerpo” para ayudar a superar un desafío o una situación peligrosa. Ante un hecho puntual es lógico, e incluso necesario que se manifiesten ya que permiten el cambio necesario en nuestro organismo para afrontar el reto al que nos enfrentamos.  El problema viene cuando esa conducta de supervivencia empieza a ser la conducta normal en la vida diaria, ya que puede generar problemas psicosomáticos graves.

Hay muchas circunstancias en las que el estrés y la ansiedad se pueden desarrollar de manera crónica y ante ello, es recomendable pedir ayuda.

El terreno profesional es uno de los ámbitos en el que se pueden dar estos trastornos. El burnout laboral o síndrome del trabajador quemado está reconocido por la OMS como una enfermedad laboral. Se trata de un estrés laboral prolongado en el tiempo que causa agotamiento físico y mental, provocado por sobrecarga de trabajo, falta de reconocimiento o porque la realidad laboral no sea la deseada. En muchos casos se manifiestan distintos síntomas como dolores de cabeza, una alta irritabilidad, una desmotivación, falta de concentración, problemas intestinales y/o estomacales, entre otros signos.

También está el estrés alta responsabilidad, que por regla general se produce cuando las expectativas propias, de otras personas cercanas o las creadas por la sociedad hacen que se tome una determinada conducta que crea el sentimiento del deber, la sensación de no ser capaz de llegar a todo o sentirse insuficiente.

En este caso, se puede afirmar que ser demasiado responsable tiene consecuencias fatales para la salud mental, emocional y física.

El psicoterapeuta experto en conducta humana Javier Santos, explica que problemas como la ansiedad y el estrés son muy comunes, pero “la mayor diferenciación es entender que tanto el estrés como la ansiedad son conductas de supervivencia que están instauradas en nuestro cerebro: en un evento inicial se crea una “imagen interna” asociada a unos sentimientos que basados en un miedo. Para evitar una posible “muerte física y/o psicológica” tomamos una conducta concreta, Si vemos que esa conducta nos permite sobrevivir, de forma inconsciente, repetiremos ese patrón de conducta. Ahí está la clave, encontrar el origen para tratar su solución de manera correcta.

¿Qué hace la neurociencia por la salud mental?

La neurociencia estudia el sistema nervioso compuesto por el cerebro, la médula espinal y las redes de células nerviosas tanto sensitivas como motoras que hay en el cuerpo. Esas células son las llamadas neuronas que son las encargadas de transmitir impulsos nerviosos para producir y regular emociones, conductas, pensamientos y funciones corporales vitales, como la respiración y mantener el latido del corazón.

El sistema nervioso es realmente complejo, y según diversos factores como puede ser la educación, las neuronas transmiten impulsos distintos en cada individuo.

El objetivo de la neurociencia es comprender cómo funciona el sistema nervioso, y es por ello que resulta clave para ayudar a una persona que sufre de ansiedad o estrés crónico para que pueda enfrentarse a estos problemas y resolverlos.

Los últimos estudios publicados demuestran que es verdaderamente importante tratar el origen emocional que desencadenó esa sintomatología por primera vez, y ésto se consigue a través de las diversas herramientas que ofrece un psicoterapeuta experto. De hecho, el mayor neurocientífico reconocido mundialmente en este campo es Joe Dispenza, quien ya ha medido desde la física cuántica el valor de los sentimientos.

Se trata de acceder al inconsciente, hallar el origen del problema, y “desconcertar” esas alarmas internas de supervivencia, que se crean en nuestra mente.