Pásense un domingo por Bilbao y comprobarán que el Athletic allí sigue siendo una religión. La ciudad que se limpió la cara oscura de su etapa industrial tras la reconversión ochentera, y ahora luce palmito y Gugenheim como ciudad de servicios europeizada a través de la arquitectura, guarda en su corazón las esencias del viejo ‘Botxo’, hoyo en el que la capital industrial del norte está apresado entre montañas.
Resplandece el Athletic en ese sentimentalismo atávico de Bilbao, cuna política y bastión del PNV. La formación nacionalista está relacionada de forma incestuosa con el club desde prácticamente los orígenes de ambos, ya que el primer lehendakari José Antonio Aguirre metía goles, pocos, en el primitivo San Mamés.
El actual presidente, Aitor Elizegi, célebre militante peneuvista, ha anunciado que se marcha del club después de que los socios le tumbasen unos presupuestos, quizá como castigo a que los resultados deportivos hayan ido de más a menos.
El anterior gestor, Josu Urrutia, también se marchó cuando la pelota dejó de entrar tras haber entrado bajo palio en el club gracias al PNV, que a su llegada le recababa avales en sus batzokis (sedes sociales).
EL PNV QUIERE A BARKALA COMO PRESIDENTE
El PNV nunca desatiende al Athletic Club. No hay más que repasar la última negociación de los Presupuestos Generales del Estado: el brillante diputado Aitor Esteban se sacó de la manga una enmienda para que los presidentes de los clubes que no sean Sociedades Anónimas Deportivas no estén en la obligación de vérselas y deseárselas para conseguir millonarios avales antes de acceder al palco.
El presidente del Euskadi Buru Batzar (comité ejecutivo del PNV), Andoni Ortuzar, quiere ver al frente del equipo de sus amores a Ricardo Barkala, histórico del partido tras haber sido concejal jeltzale en el Ayuntamiento de Bilbao.
Barkala, actual presidente del Puerto de Bilbao por decisión del PNV (que suele superar el 40% de apoyos en la ciudad), se apoyará en Andoni Zubizarreta para acudir a junio a las urnas contra Iñaki Arechabaleta, que quiere compensar su falta de apoyos en la formación nacionalista con un programa económico muy serio y compañías como Sandra Aurtenetxe, hija del mítico expresidente del club Pedro Aurtenetxe, que regía el Athletic cuando la gabarra subía el Nervión allá por los ochenta.
Arechabaleta, nacido en Deusto y criado en los Jesuitas, cuenta con relevancia en Euskadi desde que a primeros de los noventa se convirtió en director general de la editora en el País Vasco de El Mundo, al que algunos acusaban de connivencia con HB por denunciar los GAL.
Este directivo se marchó en 1994 al Grupo Correo, primero como director general del periódico vizcaíno y más adelante director general adjunto del grupo. En 2004 pasó a ocupar el puesto de director general de medios impresos, en 2011 se puso al frente del área de Negocio de la compañía y el pasado año se convirtió en el adjunto al CEO de Vocento, Luis Enríquez.
Algunas voces apuntan que, en el caso de ser elegido al frente del Athletic, Arechabaleta podría dejar de ser número dos de Vocento, rey de la prensa de Euskadi gracias a un chauvinismo (gastronómico, deportivo o social) que compensa su falta de mimos al nacionalismo vasco.
Habrá que ver si el PNV resulta esta vez decisivo en el pulso del codiciado sillón de Ibaigane, desde el cual solo se ficha a jugadores procedentes de los territorios del antiguo reino de Navarra. El número dos de Vocento, brazo mediático y rojigualdo del Neguri, no lo tendrá fácil para ganarse la confianza de miles de aficionados que quieren que uno de ‘los suyos’ guarde las esencias del viejo Bilbao.