Tres favores de los últimos cuatro gobiernos de España ayudan a comprender cómo Blas Herrero edificó su emporio mediático coronado por Kiss FM, que mañana día 13 de abril cumple veinte años en antena.
AGOSTO DE 1989
El contrapoder al omnipotente Felipe González de los ochenta lo ejercía el guerrismo, ya que la derecha estaba lastrada por los acomplejados liderazgos a nivel político y mediático de Manuel Fraga y Luis María Anson, rehenes de sus años mozos.
Y ese bloque socialista liderado por el vicepresidente Alfonso Guerra acudió al olor de las sardinas que suponían el reparto de 316 postes de la FM, de los cuales 27 recayeron en manos de un próspero industrial cercano al PSOE asturiano ligado al guerrista Luis Martínez Noval.
El afortunado, Blas Herrero, sufrió la arrogancia de la capital, que lo bautizó como ‘El Lechero’ por sus negocios lácteos. Pero él no se achantó y se mostró orgulloso de sus orígenes: «Mis padres empezaron a repartir leche con un carro y un caballo y luego con una pequeña furgoneta cargada de cántaras que yo mismo conduje hasta los 22 años. Pero siempre soñé con tener una gran fábrica de leche. Y cuando lo conseguí creé una sociedad con más de 30 empresas: un concesionario de coches, una inmobiliaria, una empresa de exportación de leche en polvo… Si no sueñas, nunca llegas».
La entonces desconocida Radio Blanca se había colocado en el mapa mediático con la intención de crear una cadena radiofónica progresista que iba a ligarse con la primera Telecinco y el extinto El Independiente.
Finalmente, esos postes acabaron nutriendo una nueva emisora controlada por la ONCE que capitaneó Luis del Olmo, que retiró la demanda que le había interpuesto a Herrero (primer vicepresidente de Onda Cero) a cuenta del concurso de las FM.
JULIO DE 2001
Las vueltas que da la vida. Los postes del guerrismo acabaron en las fauces de la privatizada y aznarizada Telefónica, que tenía intención de crear un mastodonte mediático contra Polanco y acabó alumbrando un gigante con pies de barro del que quiso escapar Herrero, que en un primer momento renunció a la vicepresidencia de Onda Cero y finalmente renovó su acuerdo para ceder sus ya entonces 70 postes.
El acuerdo incluía que Radio Blanca iba a lanzar una nueva cadena musical asociada a Onda Cero, que iba a explotar comercialmente a cambio de darle 18 euros a Blas Herrero por cada oyente que les trajese.
Herrero, encantado con el pacto, se puso en manos de certeros consultores que encontraron el nicho adulto que no quería escuchar los hits juveniles de Los 40 Principales y Cadena 100. Así nacía Kiss FM, proyecto que sin cambiar demasiado de música modificó todas las cadenas musicales españolas.
Aquel ‘virus Kiss’ provocó que todas las musicales sustituyeran los programas elaborados y sus prescriptores por radiofórmulas «sin interrupciones», apostando por locutores menos locuaces y limitando los cortes publicitarios.
Kiss FM con sus informativos y su ‘disco rallado’, Céline Dion y Mecano nunca fallaban, cerró su primera temporada con 223.000 oyentes, al siguiente año ya superaba el millón de fans y en 2004 rozó el millón y medio (1.473.000 de oyentes).
Herrero hacía números y se partía de risa hasta que alguien dio la voz de alarma en Telefónica, que estaba en plena venta de su negocio mediático a Planeta. La teleco se negó a pagar aquel dispendio y ‘El Lechero’ se fue a los juzgados a reclamar ‘sus’ 586 millones que finalmente el Supremo redujo a 211 que abonaron, casi a medias, la editorial y Telefónica.
El «radiomocho» del que habló Juan Luis Galiacho amargó los últimos días en Onda Cero a Luis del Olmo, que estalló en antena: «A mí todo esto me suena a timo, a estafa. ¿Quién le ha firmado los contratos a este caballero?». El firmante, poco antes de dejar de ser el consejero delegado de la cadena generalista, fue Ignacio Baeza… que se incorporó como asesor en Radio Blanca en 2010.
SEPTIEMBRE DE 2015
El Gobierno de Mariano Rajoy reparte licencias de la TDT para alegría de Radio Blanca, que obtiene por sorpresa una licencia estatal con la que asegura que lanzaría una nueva cadena televisiva con mucha producción propia: Quiero TV.
Aquel proyecto nunca vio la luz porque Herrero lo abortó tras amarrar un acuerdo con Discovery, que quería tener una señal orientada al público femenino que completase al ‘masculino’ DMax. Así nació DKiss, alquiler encubierto con el que Radio Blanca incumplió varias obligaciones del concurso al que se presentó.
La prensa mediática apuntó a que Radio Blanca había obtenido una de las señales de la cuota de María Dolores de Cospedal, cuyo marido se embolsaba 12.000 euros mensuales por prestar sus célebres «servicios profesionales» a Blas Herrero, inconmensurable talento para escoger susurradores.
Cabe recordar que por aquella época a Del Hierro se lo rifaban para ficharlo en varios consejos de administración (Liberbank, Itínere, Iberinco, Iberdola Inmobiliaria…) y que en 2011, año en el que De Cospedal se hizo con el poder en Castilla-La Mancha, su empresa Hilo de Inversiones había multiplicado por 13 su facturación respecto al año anterior hasta alcanzar los 1,8 millones.
MÁS LADRILLO, MENOS MÚSICA
Kiss FM cuenta en la actualidad con 984.000 oyentes diarios y es el producto estrella de Kiss Media, que cuenta con otra cadena radiofónica musical (la juvenil Hit FM, 244.000 seguidores) y con una cadena televisiva basada en videoclips, Hit TV, que emite en abierto en parte de la Comunidad de Madrid y que el pasado año obtuvo licencias en las 9 provincias de Castilla y León.
Es cierto que Herrero en los últimos tiempos ha apostado más por el negocio inmobiliario u hotelero que en los medios, quizá porque los últimos gobiernos socialistas le miran con desprecio: José Luis Rodríguez Zapatero porque se presentó a un concurso creado ad hoc para lanzar La Sexta y Pedro Sánchez porque en otoño de 2020 presentó una oferta de 200 millones de euros por Prisa para reponer a Juan Luis Cebrián al frente de El País y la Cadena SER.
Herrero, cercano a Juan Carlos de Borbón y organizador de saraos a los que acudían Juan Carlos Rodríguez Ibarra, Francisco Álvarez Cascos, José María García, Isidoro Álvarez, Paco el Pocero y el Padre Ángel, piensa ahora a sus 73 años en ceder los trastos a su hijo, Blas Herrero Vallina, que cuenta con más preparación que el patriarca pero es difícil que herede su olfato… sobre todo para los asesores.