Así tiñen de verde Sánchez y Ribera la inversión en gasoductos

La tozuda realidad se ha impuesto a los sueños ideológicos de Pedro Sánchez y Teresa Ribera, que han pasado por el aro y han comprendido, por fin, la importancia de los gasoductos de interconexión con el resto de Europa. Los mismos que han despreciado y repudiado por costumbre hasta hace apenas unos días. Ahora, ambos intentan a la desesperada teñir de verde unos proyectos que la Unión Europea y Estados Unidos consideran de vital importancia y que pasan, necesariamente, por España.

El ideologismo ecológico llevado a la máxima potencia del presidente del Gobierno y de la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, hacía que ambos renegaran de todo lo que tenía algo que ver con las energías fósiles. Todo lo que no fuera viento, agua y sol, no tenía hueco en su política energética, secundada por una Unión Europea que, hasta hace unos meses, vivía en una realidad paralela, sin atisbar el grave peligro que conllevaba su política en materia de energía.

La invasión de Ucrania por parte de Rusia ha abierto los ojos al mundo entero. Aunque a unos les ha costado más que a otros. En el caso de Sánchez y Ribera han espabilado a golpe de realidad y más por obligación que por convicción. Si por ellos hubiera sido seguirían vendiendo su discurso verde, ese del «España no pondrá ni un euro para proyectos de nucleares ni de gas», escuchado hace apenas dos meses, cuando valoraban incluso demandar a la Unión Europea por haber incluido a la energía nuclear y al gas dentro del documento de taxonomía verde.

Pero a los pocos días estalló la guerra y el 9 de marzo la ministra ya se abría públicamente a la posibilidad de que España retomara el proyecto Midcat (que ella misma se encargó de enterrar en 2019), pero entonces exigía que fuera la Unión Europea quien asumiera todo el coste. «Desde esa visión europeísta de solidaridad con los demás, la pregunta es quien paga una interconexión para garantizar la seguridad de suministro del centro y norte de Europa. Nuestra reivindicación es que no sea el consumidor de gas español».

Sánchez y Ribera venden los gasoductos como inversiones en infraestructuras para transportar hidrógeno verde

No tardaron nada los socios europeos en bajarle los humos a Ribera recordándole los 150.000 millones de euros de los fondos Next Generation que está recibiendo y va a recibir España por parte de la Unión Europea a cuenta de la solidaridad de todos los miembros.

Una semana más tarde se conocía la carta que Ribera enviaba a los eurodiputados de Ciudadanos, Susana Solís y José Ramón Bauzá, en la que se bajaba del burro y reconocía que «resulta imprescindible acelerar la capacidad de interconexión eléctrica de la península Ibérica» y «valorar con nuestros socios europeos la idoneidad de incrementar nuestra capacidad de interconexión gasista teniendo en cuenta el contexto geopolítico».

OTROS POSIBLES GASODUCTOS

Ahora se ha conocido que Europa quiere volver a incluir -ya lo estuvo desde 2013 a 2018- en su lista de proyectos de interés común el gasoducto Midcat y que incluso se valora la construcción de más interconexiones desde el sur de Europa.

El primer ministro italiano, Mario Draghi, ha reconocido que ha hablado con Pedro Sánchez de la posibilidad de impulsar entre los dos países la construcción de un gasoducto que uniría Barcelona con Génova, si bien ha afirmado que ahora mismo se trata de «una hipótesis que debe ser estudiada». Incluso la compañía gasista italiana Snam ha iniciado diferentes estudios técnicos para valorar la viabilidad de esta infraestructura y su coste.

Los países del Mediterráneo han constatado que «pueden ser un centro de operaciones importante para el gas ahora y para el hidrógeno mañana, es algo que puede funcionar para llevar los recursos de sur del Mediterráneo al norte de Europa», añadió Draghi.

NO DAN SU BRAZO A TORCER

El presidente del Gobierno y su extensa cohorte de ministros han dado buena muestra en numerosas ocasiones de la prepotencia que les caracteriza. El Ejecutivo nunca se equivoca y siempre son las causas ajenas las que impiden que la economía en España se recupere.

Sánchez y Ribera no van a reconocer nunca que se equivocaron proponiendo una Transición Ecológica de vértigo, de espaldas a la realidad, y sin un mínimo atisbo de previsión de riesgos. Pero ahora no les queda otra que trabajar para incrementar la interconexión gasista de España con el resto de Europa y eso pasa por tragarse sus palabras y, por eso, están buscando la manera de embaucar una vez más los españoles, intentando teñir de verde las inversiones que van a realizar en gasoductos.

La idea es hacer ver que todo el esfuerzo económico que se haga, va a ser para que esas infraestructuras sirvan en el futuro para insuflar hidrógeno verde al resto de Europa. Ese va a ser el mantra con el que van a intentar vender, especialmente a sus desengañados votantes, el giro de 180 grados en su estrategia energética con respecto al gas.

Aunque todos sepamos que por esas tuberías fluirá durante muchos años gas natural, ellos seguirán hablando del futuro y del hidrógeno verde. Y todo por no reconocer sus errores y mantener un discurso ficticio que la realidad ha acabado aplastando.

María Castañeda
María Castañeda
Redactora de MERCA2 de empresas y economía; especializada en energía, sostenibilidad y turismo.