¿Es el vapeo una solución o una nueva acción del siglo XXI?

El vapeo ha llegado a nuestras vidas como una alternativa al cigarrillo tradicional. El tabaco goza de una popularidad cada vez inferior debido a las consecuencias negativas para la salud, y los cigarrillos electrónicos se han erigido como una alternativa viable y no perjudicial para quienes desean dejar atrás el tabaco convencional.

La popularidad del cigarrillo electrónico es cada vez superior, hasta el punto de que incluso personas que nunca habían probado el tabaco también han comenzado a utilizar el vapeo en su día a día. Pero, aunque para muchos es una solución, para otros no es más que otra nueva moda pasajera del siglo XXI que pronto dejará de ser tendencia.

El vapeo como solución para salvar vidas

Según la Asociación Española de Usuarios de Vaporizadores Personales, la ANESVAP, se estima que en torno a 500.000 personas han dejado el tabaco en nuestro país gracias al vapeo. Prueba de ello podemos encontrar en el libro recopilatorio que la asociación ha editado recientemente y que se titula El vapeo salva vidas.

Este libro recopilatorio cuenta con más de 1.500 testimonios de personas a las que el vapeo ha ayudado a dejar de fumar, personas que tenían diferentes niveles de adicción al tabaco. De esta forma, desde ANESVAP se pretende poner de manifiesto que el vapeo es una solución factible que permite salvar vidas y sacar del tabaquismo a miles de personas cada año en nuestro país.

Los vapeadores desean ser tenidos en cuenta en los planes de Sanidad y por ello el pasado mes de enero iniciaron una recogida de firmas que tienen previsto presentar en organismos como el Ministerio de Sanidad, el Congreso de los Diputados o el Senado para reclamar apoyo de las instituciones públicas al vapeo como una herramienta que utilizan muchas personas para dejar de fumar.

¿Qué opina la ciencia del vapeo como solución al tabaquismo?

Aunque queda patente que existen miles de casos de éxito en la lucha contra la adicción al tabaco a través del vapeo, la comunidad médica y científica se mantiene en desacuerdo con el punto de vista que sitúa al cigarrillo electrónico como la solución definitiva a este problema de sanidad.

El principal conflicto es el contenido de nicotina de estos productos: aunque no cause los mismos padecimientos que otros componentes del tabaco como el alquitrán, arsénico o monóxido de carbono, la nicotina es altamente adictiva y puede ocasionar enfermedades cardiovasculares, diabetes, cataratas y toda una serie de complicaciones.

Aún en esos e-líquidos libres de nicotina, la amplia variedad de sabores es también un incentivo para hacer de estos productos una nueva adicción. Y es que, hasta el momento, se requieren investigaciones a gran escala que comprueben los efectos nocivos que pueden tener los ingredientes que contienen los líquidos para vapear y las sustancias que contienen, por lo que los científicos ven con desconfianza incluso aquellos que aparentemente no incluyen nicotina en su fórmula.

Y si bien la FDA mantiene una postura de estricta regulación de los cigarrillos electrónicos y otros Sistemas Electrónicos de Administración de Nicotina (ENDS por sus siglas en inglés), aclamando que ningún producto del tabaco es seguro. Lo cierto es que varios son los estudios y los testimonios que hacen que no sea del todo sensato afirmar que el vapeo, bien implementado, es una forma ineficaz de luchar contra la pandemia del tabaquismo.

Así, por ejemplo, tenemos el caso de un estudio conducido por la Universidad de Toronto, Canadá y la Escuela de Salud Pública John Hopkins, Estados Unidos, en que el 20% de los participantes logró superar su adicción al tabaco. Se midieron 6 factores de la experiencia de vapeo, de los cuales las mejores experiencias en 5 de ellos (relaciones, efectos secundarios, dispositivos de vapeo, flexibilidad del vapeo y funciones sensoriales) se asociaron positivamente con mayores posibilidades de dejar el tabaco.

Sin embargo, se afirma que estos productos sí contienen químicos que comprometen la hemostasia del pulmón, afectando de forma negativa el sistema inmune y causando efectos inflamatorios en la cicatrización de heridas. Con estos argumentos, los científicos sostienen que los cigarrillos electrónicos no son una herramienta viable para dejar de fumar.

Aumenta el número de vapeadores en todo el mundo

Aún con estas controversias en el plano investigativo y científico, el número de vapeadores en todo el mundo no ha dejado de crecer año tras año en la última década.

Según la revista Science, en los Estados Unidos hay ya más de 13 millones de vapeadores tras registrar un crecimiento espectacular en todos los estratos sociales, especialmente entre la población con estudios secundarios o universitarios.

En nuestro país el número de vapeadores también aumenta de forma paulatina a medida que se hacen más conocidas las ventajas de dejar el tabaco tradicional por el cigarrillo electrónico. Esto ha propiciado un crecimiento también en el número de fabricantes que existen en el mercado, en la variedad de sabores que los consumidores tienen disponibles o en la gran cantidad de comercios especializados en sistemas de vapeo que ahora están presentes en pueblos y ciudades de todo el país.

En definitiva, el cigarrillo electrónico ha llegado para quedarse y la industria del vapeo se esfuerza por hacer visible su potencial para salvar cada año millones de vidas en todo el mundo, a medida que más exfumadores utilizan los cigarrillos electrónicos para dejar atrás su adicción. Un beneficio a nivel social que probablemente sea más visible dentro de unos años.