Una dieta equilibrada y la práctica regular de actividad física son dos de los pilares básicos para una vida saludable y evitar el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Pero esos mismos hábitos pueden ser cruciales para mantener la funcionalidad del cerebro, y seguir teniendo una mente clara y ágil durante toda nuestra vida. Una dieta equilibrada y completa que contenga los alimentos adecuados, puede beneficiar enormemente al cerebro, pero además, como apunta una nueva investigación publicada en la revista de la Academia Americana de Neurología, puede que no solo se trate de los alimentos en sí mismos. También la forma en la que se consumen juntos, puede contribuir a evitar el riesgo de demencia.
REDES ALIMENTARIAS
Este estudio analizó lo que llamaron ‘redes alimentarias’ y se concluyó que las personas que llevaban dietas basadas principalmente en alimentos ricos en almidones, como patatas, pasteles, galletas, y en carnes procesadas, tenían muchas más probabilidades de desarrollar demencia al cabo de los años. Este riesgo se reducía notablemente en los participantes que tomaban una gran variedad de alimentos saludables. Esto significa que existe una interconexión entre los alimentos que ingerimos, y todos ellos pueden afectar a nuestro cerebro.
ESTIMULAR EL RIEGO SANGUÍNEO PARA EVITAR LA DEMENCIA
La ciencia sigue trabajando para poder atajar enfermedades como la demencia y el Alzheimer. Son enfermedades neurológicas que afectan a las funciones intelectuales y provocan problemas de memoria, deterioro del pensamiento, desorientación, confusión o cambios de personalidad. Por el momento son problemas que no tienen tratamiento, pero sí se están proponiendo formas para prevenir su aparición. De hecho existen diferentes modelos de dietas saludables, que además de cuidar la salud en general, estimula el riego sanguíneo, algo fundamental para el buen funcionamiento del cerebro. ¿Qué dieta y qué alimentos son los más aconsejados?
FRUTAS Y VERDURAS
Estos dos grupos de alimentos son fundamentales para proteger nuestras neuronas. Algunas verduras como las espinacas, la col, el brócoli, las berenjenas, la remolacha o los pimientos, son especialmente beneficiosos para prevenir problemas como la demencia. En cuanto a las frutas, destacan las bayas o frutos rojos, las ciruelas y los higos, es decir, las de color oscuro. Deben consumirse, como nos recuerdan los expertos, 5 raciones al día, como mínimo.
CÍTRICOS
Mención aparte hay que hacer a los cítricos, que son ricos en antioxidantes altamente beneficiosos para nuestro cerebro. La vitamina C puede ser de gran ayuda para evitar que se acumulen sustancias dañinas y toxinas en el delicado tejido cerebral. Kiwi, naranja, mandarina o papaya, son frutas ricas en esta vitamina, pero también está muy presente en vegetales como el pimiento rojo y el brócoli.
ÁCIDOS GRASOS
Los ácidos grasos juegan un papel muy importante en la salud del cerebro, ya que favorecen la salud cardiovascular. Alimentos como los frutos secos o el aceite de oliva, ayudan a aumentar los niveles de HDL, el colesterol bueno, y reducen el LDL, el malo, por lo que las arterias se mantienen óptimas para una excelente circulación sanguínea. Además, son ricos en vitamina E, una sustancia que reduce la cantidad de estrés oxidativo del cerebro, y favorece el mantenimiento de la plasticidad cerebral y la cognición.
CAFÉ Y CHOCOLATE
El café es un producto repleto de antioxidantes, y aunque durante muchos años ha estado demonizado, nuevos estudios apuntan a que es un excelente estimulante de la actividad neuronal, y puede reducir el riesgo de desarrollar demencia y pérdida de memoria. Lo mismo sucede con el chocolate, consumido, eso sí, en sus versiones menos azucaradas y cantidades razonables.
DIETA MEDITERRÁNEA PARA EVITAR LA DEMENCIA
Volviendo a la cuestión de las redes alimentarias, y teniendo en cuenta los alimentos más recomendados para evitar la demencia, podemos llegar a la conclusión de que todo apunta a la dieta Mediterránea, una de las más saludables, reconocidas por diversos organismos de la salud. Parece ser que este mismo patrón de alimentación podría ser crucial para el retraso de cualquier problema neurodegenerativo. Una alimentación variada basada en alimentos de origen vegetal, limitando las carnes rojas, los dulces y las grasas saturadas, puede retrasar el declive cognitivo y reducir el riesgo de Alzheimer hasta en un 53%.