Los interrogantes planean en torno a la figura de Marc Márquez, que admite objetivos más realistas

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El Gran Premio de Catar de motociclismo no sólo ha dejado un trío de españoles entre los cinco mejores tiempos; también ha dejado claro que el ocho veces campeón del mundo, Marc Márquez, todavía se encuentra en periodo de adaptación, en plena escalada hacia el perfil ganador al que nos tiene acostumbrados.

El catalán sólo pudo hacerse con el quinto puesto en el circuito de Losail, un resultado que evidencia lo que el propio piloto lleva anunciando desde hace un par de temporadas: que sus metas ahora son distintas, más realistas, más acordes con las circunstancias que atraviesa. Es decir, un discurso que la afición no sólo no ha terminado de descifrar, sino que ha preferido omitir durante todo este tiempo.

Fue 2020 un curso aciago para el Trueno de Cervera. Tuvo que someterse a una intervención médica tras fracturarse el húmero en una caída en el Gran Premio de Jerez, un accidente que lo mantuvo alejado de las pistas el resto de la temporada. Esto, sumado a la lesión del ojo derecho sufrida en un entrenamiento del siguiente año, tampoco ayudó a que estuviera al cien por cien en el antepenúltimo campeonato. Se disiparon así las opciones de conquistar el séptimo título mundial en MotoGP, a pesar de haber ganado dos carreras seguidas que invitaban al optimismo.

Poco duró esta fase de emociones atenuadas entre sus seguidores, y es que fue el propio corredor quien se encargó de decir públicamente la semana pasada, encarando la carrera de Catar, que volvía a sentirse libre sobre una moto después de meses y meses de contención. Se refería, claro está, a que llegaba a Losail liberado del dolor que arrastraba desde su paso por el quirófano. Ya no necesitaba recurrir a la analgesia para poder pilotar con soltura. El escenario previo parecía también estar a su favor, teniendo en cuenta que Márquez llegaba totalmente recuperado de su problema ocular y con energías de sobra para afrontar el nuevo reto.

El rumbo establecido parecía cumplirse nuevamente. Tanto sus declaraciones como la sed de volver a verlo en lo más alto provocaron entre los espectadores un nuevo revolcón de esperanza. ¿Llegaba otra vez la hora del catalán? Logró situarse en segunda posición en la salida de Losail y todos creímos que era posible una gesta más, otro peldaño en el ascenso mundial que lo situase en la estela del mismísimo Agostini. No pudo ser. Ni siquiera hubo forma de ocupar plaza en el podio.

Marc Márquez finalizó la carrera en un discreto quinto puesto, cosechando de este modo el registro más bajo que ha firmado jamás en Catar. Si atendemos al repaso histórico, nos encontramos con que se trata de un trazado que casi nunca se le ha dado bien al piloto de Repsol Honda, excepto en la temporada del año 2014, donde se hizo con el triunfo en un curso en el que selló hasta una decena de victorias seguidas.

De momento, todavía queda un poco lejos aquel nivel. Márquez logró colocarse el primero durante la carrera del pasado domingo, pero sólo fue un espejismo, un tramo de sustitución con su colega de escudería, Pol Espargaró. Un fallo cometido en una de las curvas provocó que lo sobrepasara el resto de corredores que finalmente llegaron a meta antes que él. Cabe destacar, eso sí, que ninguno de los nombres que sonaban como favoritos pudo registrar un mejor tiempo. Ni Quartararo ni Bagnaia ni Martín. Con estos pronósticos rotos, ya se manejan los siguientes en las mejores apuestas deportivas, donde la confianza en el cervariense sigue estando disparada de cara a las citas venideras. En esta línea, sólo resta atender a los horizontes más cercanos: el GP de Indonesia el 20 de marzo y el GP de Argentina el próximo 3 de abril. Las cuotas invitan a creer en la resurrección, pero los obstáculos están ahí, frenando un progreso que no termina de consolidarse.

Ya en rueda de prensa, en un manifiesto alarde de sinceridad, el piloto español reconoció una vez más que, aunque el deseo pase siempre por reinar en lo más alto, lo cierto es que hay que ser consciente de las limitaciones que uno aborda a día de hoy. Es en este plano más realista en el que toca moverse, sin renunciar por ello, claro está, a soñar con un Márquez triunfal.

Más allá de los problemas físicos que pueda o no estar arrastrando el corredor, también es justo poner el foco sobre la nueva moto. El incremento de su velocidad es incuestionable, pero su gran tamaño y un diseño pensado para una conducción más firme entorpecen sobradamente el desarrollo de las habilidades del catalán. Se trata de un inconveniente añadido al que habrá que acostumbrarse.