Hoy en día, muchas personas son titulares de una tarjeta revolving. Es habitual que alguien pare a repostar en una gasolinera o vaya a comprarse un televisor a una tienda de electrodomésticos o a hacer la compra del mes a un supermercado y que en ese momento le ofrezcan una de estas tarjetas.
Se venden como si fueran caramelos. Solo que no son caramelos, sino productos muy complejos que pueden generar graves perjuicios a quienes las contratan.
El problema de las tarjetas revolving
Una tarjeta revolving no se puede vender en una gasolinera, ni en una tienda de electrodomésticos, ni en un supermercado. Si el que vende desconoce lo que está vendiendo, es imposible que informe debidamente al comprador de lo que está comprando. De hecho, por encima del cobro de intereses desproporcionados, este es el gran defecto de las tarjetas revolving: la falta de información.
Al consumidor que va a adquirir una tarjeta revolving hay que explicarle la carga económica que para él va a tener esa tarjeta. Hay que explicarle que si elige la forma de pago de cuota mínima se va a tirar años pagando sin que su deuda se reduzca y que, por defecto, se le va a aplicar precisamente la forma de pago de cuota mínima (la que más interesa al banco). Hay que explicarle el coste real del crédito que va a asumir para que lo pueda comparar con otras ofertas similares. Hay que explicarle muchas cosas que no se le explican y esa falta de información supone que los contratos de esas tarjetas sean nulos.
Reclama Revolving, dedicada en exclusiva a defender los derechos de los consumidores
Para ayudar a la gente que padece el problema de las tarjetas revolving o de productos similares como los microcréditos, nació hace ya 4 años la plataforma Reclama Revolving, dedicada en exclusiva a defender los derechos de los consumidores frente a las entidades financieras, anulando los contratos-trampa que estos créditos suponen y recuperando el dinero que los afectados pagaron indebidamente.
El lema de Reclama Revolving es «recuperamos lo que los bancos te quitan» y sus honorarios están totalmente condicionados al éxito de las reclamaciones, es decir, que sus clientes solo pagan si recuperan su dinero.