El incidente en la central nuclear de Cofrentes enfrenta a expertos y ecologistas

Cualquier pequeño incidente en una central nuclear se magnifica por la controversia que acompaña siempre a este tipo de instalaciones de generación eléctrica. La parada no programada de la central de Cofrentes ha servido para demostrar que sus sistemas de seguridad funcionan a la perfección y que cualquier pequeño problema activa unos estrictos protocolos de seguridad que hacen prácticamente imposible que se pueda producir un accidente nuclear.

Sin embargo, este tipo de situaciones son siempre aprovechadas por las organizaciones ecologistas para mostrar su rechazo a la prolongación de la vida útil de estas infraestructuras energéticas, amparados en el miedo que suscita en la población cualquier noticia sobre problemas en centrales nucleares. Los accidentes de Chernobyl y Fukusima siguen en la memoria de los ciudadanos y el imaginario colectivo se presta al argumentario de las organizaciones contrarias a la energía atómica, pese a todos lo avances implementados en las centrales, casi infranqueables.

Por eso, durante estos días, expertos en la materia tratan de informar desde sus redes sociales a la población española, con datos objetivos y contrastados, desmontando la campaña de organizaciones ecologistas como Tanquem Cofrents, que lleva décadas pidiendo el cierre de la central valenciana propiedad de Iberdrola y que ha aprovechado el incidente acaecido para volver a la carga con sus reivindicaciones.

INFORME DEL CONSEJO DE SEGURIDAD NUCLEAR

Según la información hecha pública por el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), el titular de la central nuclear de Cofrentes (Valencia) le notificó el sábado 12 de marzo, siguiendo el procedimiento establecido que, a las 16:38 horas de ese día se produjo una parada no programada del reactor, que tuvo como origen la ocurrencia de una anomalía en el interruptor de generación.

Este hecho ocasionó la parada de la turbina por actuación de las protecciones eléctricas y, tal y como establece el diseño de la planta, la actuación del sistema de protección del reactor, con la consiguiente parada automática del mismo.

Todos los sistemas de seguridad respondieron correctamente según diseño, quedando la planta parada y en condición segura. Dicho interruptor tiene la función de aislar la salida del generador principal del transformador principal y de los auxiliares, permitiendo la alimentación de la planta desde la red exterior de 400kV en caso de parada.

«La nuclear es una energía necesaria, porque su rival no son las renovables, sino el gas natural»

Según el propio CSN, la apertura del citado interruptor supuso la pérdida de alimentación a la central desde las líneas de 400 kV, no obstante la alimentación eléctrica externa quedó garantizada a través de las líneas de 138 kV.

La avería ocurrida en el interruptor, cuyo origen se está investigando, ha producido daños en una de sus fases por un potencial cortocircuito. Los sistemas de detección del sistema de Protección Contra Incendios (PCI) se activaron, y el personal de PCI de la central acudió al cubículo del interruptor, pero no se observó la presencia de fuego.

El suceso no ha tenido impacto en los trabajadores, el público, ni en el medioambiente. Con la información disponible hasta el momento, el incidente se ha clasificado con nivel 0 en la Escala Internacional de Sucesos Nucleares (INES), lo que aclara que es un incidente «sin significación para la seguridad», según la explicación de este nivel en la propia escala.

El accidente de Chernobyl, el más famoso quizás de la historia de las centrales nucleares, está clasificado con nivel 7, el máximo de la escala.

TAQUEMS COFRENTS EN CONTRA

Aprovechando este incidente, la plataforma Tanquem Cofrents ha emitido un comunicado en el que hace un llamamiento «a cerrar todas las centrales nucleares y a hacer una transición rápida hacia un modelo basado únicamente en energías renovables», un camino «que será más limpio, más barato y más seguro que el actual».

Según Taquems Cofrents, que ha buscado notoriedad hablando de una explosión,  la central de Cofrents «está vieja y deteriorada» y ya hace tiempo que denunciaba que «compromete la seguridad de todos los habitantes de nuestra comunidad».

Además, recuerda que «más de la mitad del uranio producido en el mundo procede de Rusia y de sus países satélites» y ha advertido de que «la dependencia geopolítica del uranio es mayor que la del petróleo y gas», en clara referencia a los intentos de la Unión Europea de minimizar la dependencia energética de Rusia y el interés de varios países por potenciar los programas nucleares.

LOS EXPERTOS EXPLICAN EL INCIDENTE

Alfredo García, más conocido en las redes sociales como @OperadorNuclear, es ingeniero de Telecomunicaciones, licenciado en Comunicación Audiovisual y Divulgador Científico, y posee la licencia de Operador de Reactor y Supervisor. El autor del libro ‘La energía nuclear salvará el mundo’ ha querido poner luz en este asunto, para desmontar algún que otro bulo que estaba circulando por las RRSS.

Con respecto a la explosión de la que se habla, García comenta en un tuit que «este interruptor afectado está ubicado fuera de los edificios nucleares, en una zona convencional (no radiológica) de la central. El cortocircuito ha ocasionado una presurización del edificio que lo alberga, provocando el desprendimiento parcial de las chapas de recubrimiento». Y minimiza ese desprendimiento afirmando que «las chapas de recubrimiento no tienen una función estructural en el edificio que aloja al interruptor, sino que son una protección frente a las condiciones meteorológicas, como viento o lluvia».

Por otro lado, también ha querido precisar que el interruptor averiado no estaba viejo, sino todo lo contrario, «sobre la supuesta obsolescencia del equipo, al contrario, se trata de un interruptor instalado durante la última parada de recarga llevada a cabo en la central nuclear de Cofrentes a finales de 2021, dentro del proceso continuo de modernización tecnológica de la planta».

En su cuenta de Twitter, Alfredo García aclara que «la nuclear es una energía necesaria, porque su rival no son las energías renovables, sino el gas natural» y considera que «es un buen momento para que en España nos planteáramos no cerrar las centrales nucleares cuando está previsto, porque su sustituto no serían las energías renovables. Hoy en día la producción constante de electricidad que tienen las centrales nucleares solo la puede garantizar el gas natural».

En España hay cinco centrales nucleares (Almaraz, Ascó, Cofrentes, Vandellós y Trillo), que cuentan con siete reactores activos, de agua ligera, con una potencia eléctrica instalada de 7.398,77 megavatios (MW). Las grandes compañías energéticas del país son las dueñas participadas de estas centrales, es decir, Iberdrola, Endesa, Naturgy y la portuguesa EDP, en menor medida.

Todas estas centrales tienen sus días contados, a causa del plan de cierre progresivo de la nuclear con el horizonte puesto en el año 2035. El Plan Nacional Integral de Energía y Clima 2021-2030 (PNIEC) prevé el cierre de las siete entre 2027 y 2035. Si nada cambia, la pretensión del Gobierno es eliminar toda presencia de producción nuclear en España en menos de 15 años.

La Sociedad Nuclear Española (SNE) ha reclamado recientemente la revisión del calendario de cierre de las centrales nucleares españolas para alargar su operación dado que sin su aportación no ve factible que España pueda cumplir sus objetivos frente al cambio climático previstos para 2030 y 2050.

María Castañeda
María Castañeda
Redactora de MERCA2 de empresas y economía; especializada en energía, sostenibilidad y turismo.