Actualmente, se ha detectado un auge en los casos de personas que sufren ansiedad y depresión, trastornos del estado de ánimo que pueden presentarse a cualquier edad. Estas patologías provocan cambios de apetito y peso, falta de concentración, fatiga, alteraciones en los patrones de sueño y otros síntomas que, si se prologan en el tiempo, pueden afectar a la vida cotidiana de quienes los padecen.
Por esto, es importante que ante estos síntomas se acuda a especialistas como los de Auba Psicología. En este centro, se enfocan en un tratamiento cognitivo-conductual muy eficaz para superar estos trastornos. Fabián Cardell e Irene Chico, directores de la consulta, responden algunas de las preguntas que más dudas despiertan acerca de este tema.
¿Cómo puede una persona saber si está experimentando un sentimiento normal o si está sufriendo un trastorno del estado de ánimo?
Fabián Cardell: Para diferenciar un sentimiento normal de una psicopatología, podemos fijarnos en cuatro indicadores. Frecuencia: ¿me pasa muy a menudo?, ¿me siento mal cada dos por tres?. Intensidad: ¿lo paso muy mal cuando me siento así?, ¿es paralizante, horrible?. Duración: ¿me paso mucho tiempo sintiéndome de esta manera?, ¿este sentimiento me acompaña durante mucho tiempo?. Interferencia en mi vida: ¿dejo de hacer cosas que me gustan?, ¿me afecta en mis relaciones personales o en mi trabajo?.
Además, la depresión se caracteriza por una incapacidad para disfrutar de las actividades de las que antes sí se disfrutaba, una dificultad muy grande para ver el futuro con esperanza, problemas de sueño y de apetito y unos sentimientos marcados de inutilidad y fracaso. En el caso de la depresión infantil, también se vive con irritabilidad y agresividad, en ocasiones.
Si se perciben estas señales, es importante acudir a un especialista en el tratamiento de estos problemas emocionales.
¿Hay gente más propensa a sufrir este tipo de trastorno?
Irene Chico: Cuando hablamos de un trastorno del estado de ánimo, todos podemos ser propensos a sufrirlo, ya que todos tenemos un “estado de ánimo” que puede verse alterado por factores externos e internos.
El riesgo estimado durante el curso vital de una persona a sufrir una alteración del estado de ánimo es de en torno al 20 %. La edad a la que se da con mayor frecuencia el primer episodio de estas alteraciones es entre los 13-15 años, decreciendo en años posteriores si antes no se ha sufrido una alteración previa.
En cuanto a factores externos que pueden afectar, tienen que ver con situaciones difíciles de gestionar, como un duelo o una situación en la que la persona perciba que sus estilos de afrontamiento no son suficientes para obtener éxito.
En cuanto a los factores internos, influye el “modo mental” con el que nos enfrentamos a nuestras propias vivencias internas. Habitualmente, los seres humanos tendemos a escapar del sufrimiento. Para ello, utilizamos estrategias que no son fructíferas, tales como la rumiación, que consiste en un pensamiento negativo repetitivo que merma funciones cognitivas cruciales para afrontar la situación de manera adecuada, como la capacidad para solucionar problemas de forma flexible. También usamos la supresión de nuestro mundo interno “distrayéndonos” de ella, entre otras.
Personas con este tipo de estrategias de afrontamiento serían más propensas a sufrir un estado de ánimo alterado, ya que al verse sobrepasadas comenzarían a tener cada vez más pensamientos negativos hacia sí mismas y hacia el futuro, así como una fatiga crónica por un estado de hipervigilancia extremo.
¿Cuándo hay que acudir a ayuda profesional?
Irene Chico: Los criterios que se han definido para hablar de una alteración del estado de ánimo son: bajo estado ánimo, falta de interés en actividades, cambios en apetito y peso, cambios en patrones de sueño, culpabilidad, falta de concentración, agitación, fatiga e ideas suicidas.
Es cierto que hay algunas situaciones vitales que nos llevan a sufrir cualquiera de las sensaciones descritas previamente, por lo que el criterio sería que además esas sensaciones se prolongaran en el tiempo y afectaran a la persona en su funcionamiento vital.
En ese momento, es fundamental acudir a un profesional que nos ayude a manejar y aporte estrategias efectivas, ya que más del 50 % de las personas que se recuperan de un episodio tiene al menos otro episodio a lo largo de su curso vital; y personas que hayan tenido historias de 2 o más episodios a lo largo de su vida, tienen un 70-80 % de probabilidades de sufrir más. Cuando los síntomas “vuelven”, sobre todo, aparece la falta de concentración e ideas de suicidio, que cada vez se hacen más fuertes por las recaídas y sensación de no mejora.
A medida que una persona experimenta más episodios depresivos, se requiere menos estrés ambiental para desencadenar nuevos episodios. Todo esto hace necesario que la persona aprenda a manejar dichos episodios con estrategias que le hagan sentirse más capaz.
¿De qué manera ayuda Auba Psicología a las personas que tienen ansiedad o depresión?
Fabián Cardell e Irene Chico: En nuestro centro, ayudamos a nuestros pacientes a identificar los motivos por los que se sienten de esta manera y, lo que es más importante, les enseñamos a afrontar las situaciones de una forma distinta que les permita volver a disfrutar de sus relaciones, de sí mismos y de su vida.
Nuestro objetivo es acompañarles en este proceso desde la experiencia y la aceptación incondicional de nuestros pacientes. De este modo, queremos que ellos se conviertan en sus propios psicólogos.
Lo más importante es ayudar a prevenir la escalada de pensamientos negativos que puede llevar a sufrir las consecuencias anteriormente mencionadas, haciendo a la persona cada vez más consciente de su funcionamiento a nivel interno. Siendo capaz, de este modo, de poder “desconectar” de él (habiendo conectado previamente) y, de esta forma, atender de una manera más eficaz a las demandas externas, así como no abandonar sus actividades valiosas.
¿Qué es el tratamiento cognitivo-conductual y por qué es el más efectivo en la ansiedad y depresión?
Fabián Cardell: La intervención cognitivo-conductual es un tratamiento basado en la evidencia empírica. Esto quiere decir que sus técnicas y protocolos de intervención han sido validados en múltiples estudios con pacientes reales. Se trata de un tipo de intervención, relativamente corta en la mayoría de los casos, basada en el presente. Actualmente, la cognitivo-conductual es la terapia de elección para los trastornos de ansiedad y depresión, la que ha demostrado tener mayor eficacia y con menores recaídas, por encima del resto de terapias psicológicas, incluyendo la psicofarmacológica.
Todos nuestros profesionales están formados en este tipo de terapia, son la base de nuestra intervención y la clave de los buenos resultados y de los fantásticos testimonios que recibimos de nuestros pacientes.
Así pues, tal y como afirman Fabián Cardell e Irene Chico, es fundamental acudir a terapia ante la detección de los síntomas de la ansiedad o la depresión para poder aprender cuanto antes a gestionarlos. Tanto los directores del centro como todos los miembros del equipo de Auba Psicología abren las puertas de sus consultas para ayudar a las personas a entenderse mejor para incrementar su calidad de vida.