Guerra en el Este de Europa: sistema SWIFT, lucha de divisas y falsa recuperación

Comienza una semana repleta de incertidumbre en la que la guerra de Ucrania marcará todos y cada uno de los movimientos que se produzcan en los mercados financieros. La intervención militar de Rusia va a servir a los gobiernos para modificar el discurso, atribuyendo el cambio de ciclo económico a los efectos de las sanciones internacionales.

A partir de ahora se modifica el relato y la inflación pasa a ser una consecuencia del conflicto bélico y no el resultado de las políticas monetarias y fiscales adoptadas por políticos y banqueros centrales en los últimos años. De esta forma, la supuesta «recuperación» que estaba en marcha se ve truncada por la decisión de Vladimir Putin de intervenir militarmente en el Este de Europa.

Asistimos, una vez más en la historia, a una guerra que es utilizada para justificar los errores económicos de los mismos burócratas que nos indican el camino para salir de una situación en la que ellos mismos nos han metido. Y al mismo tiempo se imponen a Rusia bajo el paraguas de la OTAN una serie de sanciones que van a tener un efecto directo sobre los países europeos.

El precio de los hidrocarburos –particularmente el del gas– es una muestra de ello, no en vano la primera decisión que se adoptó tras la entrada de las tropas rusas en Ucrania fue paralizar la certificación del gasoducto Nord Stream 2, una infraestructura vital para Alemania y el resto de países comunitarios que está bloqueada por mandato de la Casa Blanca.

Los hidrocarburos se encarecen y presionan sobre una inflación que ya llevaba meses cabalgando a lomos de la política monetaria pandémica y que se esperaba que pudiera dar un respiro en la segunda mitad de 2022, una vez que los cuellos de botella (producidos por las restricciones covidianas) comenzaran a desaparecer y los bancos centrales iniciaran la senda de la subida de los tipos de interés.

Los hidrocarburos se encarecen y presionan sobre la inflación

¿SEGUIRÁN ADELANTE LOS BANCOS CENTRALES?

Sin embargo ahora llega la guerra y el escenario cambia. Hasta el punto de que algunos analistas apuntan que esa subida de las tasas de referencia podría aplazarse (en el caso de la eurozona) o limitarse (en EEUU). Y eso es lo que está evitando que se produzca un descalabro bursátil, al menos hasta ahora.

Y es que una de las consecuencias de la irresponsable política monetaria de los últimos años es que se ha impuesto la norma del «cuanto peor, mejor» y los mercados aplauden los desastres porque implican un retraso en las subidas de tipos de interés. La dependencia de casi todos los sectores a la droga que suministra la banca central es tan elevada que cualquier indicio de aplazamiento en su retirada es celebrada por los grandes inversores. El pasado viernes la Bolsa española registró su mejor día desde noviembre de 2020 con una subida del 3,5%.

LA IMPORTANCIA DEL SISTEMA SWIFT

Esto no implica que se vaya a confirmar la tendencia alcista en los parqués mundiales, donde la volatilidad va a ser la gran protagonista. Sobre todo con el nuevo paquete de sanciones a Rusia que incluyen una expulsión parcial del sistema SWIFT de algunas entidades financieras rusas y, más importante aún aunque menos evidente, el bloqueo de las transacciones y activos del Banco Central del país.

Eso sí, los hidrocarburos podrán seguir pagándose religiosamente porque quedan excluidos de estas limitaciones, condición que ha puesto Alemania para respaldar, una vez más, sanciones que afectan directamente a la industria y los hogares germanos.

los hidrocarburos se pagarán porque quedan excluidos de las limitaciones

La Sociedad de Telecomunicaciones Financieras Interbancarias Mundiales (SWIFT, por sus siglas en inglés) es la plataforma que permite el comercio internacional al facilitar las transferencias bancarias que son imprescindibles para abonar los intercambios.

Es lo que permite que las exportaciones e importaciones se realicen de forma rápida y segura (y sobre todo se paguen) y su bloqueo estaba sobre la mesa de la OTAN desde hace meses. Era la denominada «opción nuclear», calificada así porque la destrucción que provocaría afectaría a todos los implicados en la contienda, comenzando por Europa, para quien Rusia es uno de sus principales proveedores.

EL GAS SIGUE FLUYENDO

Tras muchas deliberaciones, la decisión de la Comisión Europea ha sido la de aprobar una limitación parcial del acceso a esta plataforma, excluyendo las compraventas de gas y petróleo, ya que a pesar de que las autoridades comunitarias defienden que han roto completamente sus lazos con Rusia lo cierto es que el gas sigue fluyendo hacia el Viejo Continente.

Los suministros de gas ruso a través de Ucrania han aumentado más del 30% en los últimos días y los envíos a Alemania a través del gasoducto Yamal-Europe han vuelto a fluir tras dos meses de parálisis. Gazprom asegura que respetará los contratos firmados y que seguirá proporcionando gas, aunque Nord Stream 2 permanezca cerrado. ¿Cumplirá su promesa? El mercado espera que no y por eso siguen subiendo los precios en los mercados internacionales.

BLOQUEO AL BANCO CENTRAL DE RUSIA

El segundo foco del nuevo paquete de sanciones está la congelación de los activos del Banco Central de Rusia para «imposibilitar la conversión de estos en recursos líquidos con los que financiar la guerra», una medida que la autoridad monetaria del país considera que va a provocar un terremoto en el mercado de divisas.

El rublo lleva sufriendo desde que comenzó la operación militar y restringir los movimientos de reservas dificultaría la estabilización de la moneda rusa. Si el banco central no puede acceder a sus euros y dólares sólo dispondrá del oro –y en menor medida de las criptodivisas– para poder intervenir, lo cual es demasiado costoso y poco operativo.

El rublo lleva sufriendo desde que comenzó la operación militar

Las consecuencias a corto plazo de este bloqueo monetario son evidentes, pero los grandes cambios pueden producirse en el futuro, ya que esta guerra de divisas obligará a Rusia a reforzar su alianza con China, que espera paciente con su proyecto a largo plazo para destronar al dólar como divisa de referencia.

No es casualidad que Putin y Xi Jin Ping anunciaran en la inauguración de los JJOO su pacto energético para impulsar el nuevo gasoducto Power of Siberia 2, cuyos intercambios se abonarán en euros, no en dólares, como sucede con el resto de hidrocarburos.

UN NUEVO ORDEN GLOBAL MONETARIO

Ya ha comenzado la pelea para ver quien ostenta la hegemonía mundial de las divisas y existe la posibilidad de que el Gobierno de China inicie el desacoplamiento del dólar desafiando el liderazgo estadounidense, aprovechando la crisis en en el Este de Europa y haciendo avanzar su proyecto de la Nueva Ruta de la Seda, en el cual el componente monetario es determinante.

Todo esto es lo que está en juego, cuestiones latentes desde hace años pero que tras la pandemia y la actuación militar en Ucrania se aceleran para configurar ese nuevo orden global que los medios occidentales atribuyen al imperialismo chino-ruso pero que tiene muchas más aristas de lo que parece.

Los gobiernos de Europa parecen no ser conscientes de que en esta pugna por el liderazgo mundial entre EEUU y China la primera gran víctima puede ser precisamente el Viejo Continente. Un área geográfica en la que la su tradicional locomotora está en recesión económica y en la que Francia pretende recuperar su papel mediante la diplomacia en tiempos de guerra.