La dieta BARF se ha convertido en sinónimo de pienso natural para perros, pero la realidad es muy diferente y la ciencia explica los riesgos para humanos y mascotas.
“El perro es un carnívoro” suele repetirse, pensando que la comida natural para perros debe ser fibra muscular y huesos, pero la realidad es otra: los perros evolucionaron para comer las vísceras de sus presas y los que terminan por comer los huesos carnosos son los últimos, los solitarios, parias, expulsados, que no pudieron elegir y sobreviven con las sobras.
Comida natural para perros versus dietas BARF
La comida natural para perros se constituye por una mezcla de ingredientes para que los cánidos evolucionaron durante más de 50 millones de años, desde que eran un miacis.
Esta mezcla se encuentra en las vísceras de las presas e incluye, entre muchas otras cosas, tejidos cárnicos, fibras vegetales acondicionadas (molidas y tratadas por los la boca y estómagos del rumiante), enzimas disueltas en los jugos digestivos, calcio y fósforo que se obtiene de la saliva del rumiante, y no de los huesos como mucha gente cree. No hay que olvidar que un bisonte o un alce americano traga entre 90 y 160 litros de saliva diarios con la rumia, y esta saliva contiene, entre otras cosas, altas concentraciones de calcio y fósforo perfectamente equilibrados según las necesidades para las que los canes evolucionaron. Otros minerales y vitaminas provenientes de los vegetales presentes en los vegetales a medio digerir, del lamido y mordisqueo de rocas y también por ingesta directa que hace el rumiante mientras pastorea (estos minerales no se encuentran en los tejidos cárnicos). Almidones (polisacáridos) previamente acondicionados por la pre-digestión en la que las largas cadenas son cortadas en pequeñas, fáciles de asimilar tanto por la presa como por el predador. Estos polisacáridos cortados son muy necesarios, ya que junto con los cuerpos cetónicos, atraviesan la barrera hematoencefálica, penetrando en el cerebro, lo cual es energía para su funcionamiento. Cereales integrales pre-digeridos (semillas de las gramíneas de las praderas donde pastan las presas), cuya cáscara, entre otras propiedades, ralentiza la absorción del azúcar equilibrando así su metabolización. Este es uno de los motivos por los que recientes investigaciones han encontrado una relación entre el consumo de piensos sin cereales para perros y trastornos cardíacos graves caninos como el DCM.
Mientras tanto, las dietas BARF típicas incluyen: 60 % huesos con carne y músculo, 25 % carne magra, 15 % fruta y verduras crudas, huevos y vísceras. No contienen cereales.
Huesos y músculos:
En la naturaleza, ningún lobo líder o cachorro elige estos en primer lugar. Sin necesidad de ser investigador de la materia, ya simplemente viendo un documental se puede comprobar que los primeros en comer, eligen las vísceras, dejando los huesos con carne como sobras que consumirán los que sobreviven como pueden, los parias, expulsados, solitarios, los omega, es decir los que la naturaleza no ha elegido para reproducirse y preservar la especie. Ellos son los que vivirán el tiempo que les toque vivir, comiendo lo que los demás abandonan. Es decir que ese 60 % que constituye una dieta BARF, es lo que en la naturaleza quedará como sobras para los más desnutridos.
La dentadura canina no ha evolucionado para romper huesos ni su aparato digestivo para digerirlos, es por eso que cualquier veterinario sabe que el consumo de huesos suele llevar a urgencias que van desde dientes rotos o atascamientos en la boca, hasta obstrucciones intestinales que derivan en cirugías de urgencia o incluso muerte. Si los huesos fueran comida natural para perros, ellos se habrían adaptado durante millones de años para comerlos sin dañarse, así como las reses nunca se atragantan por comer pasto.
Creer que los lobos obtienen el calcio de los huesos de las presas, habiendo grandes concentraciones de calcio en la rumia de ellas, es como pensar que un ser humano debería obtener hierro mascando los rieles del tren en lugar de consumiendo alimentos que los tengan como, por ejemplo, las espinacas, que son más fáciles de masticar que los grandes trozos de hierro de las vías ferroviarias.
La carne magra:
No se trata de que sea mala en sí, pero carece de muchos nutrientes, y además, muchas dietas BARF incluyen solo pescado o pechugas de pollo, mientras que los lobos consumen rumiante, en primer lugar, luego aves y en tercer lugar pescado. Cada una de esas carnes tiene nutrientes distintos, por haber evolucionado en la tierra, el aire y el agua, respectivamente. Pretender mantener bien nutrido a un perro dándole todo el tiempo la misma carne, es como que un humano desayune, coma, meriende y cene únicamente brócoli toda la vida y que luego sus analíticas no le den malos resultados. Un buen alimento canino debe tener una gran cantidad de tipos de nutrientes, incluso varios tipos de carnes diferentes, porque la alimentación de los lobos es compleja al ser comedores de vísceras cargadas.
Frutas y verduras crudas:
No hace falta mucho análisis para saber que se encontrarán todas las deposiciones. Los cánidos no pueden digerirlas a menos que las hayan tomado de las vísceras de sus presas ya acondicionadas por ellas, o se hayan incluido en un pienso donde se las ha tratado con presión y descompresión violenta para simular el proceso predigestivo de una presa.
Si los restos de manzana y zanahorias de dieta BARF aparecen en las heces, dirán que se rallen más finamente o se hagan puré, esto no las hace más asimilables, sino que hará que ya no sean fácilmente visibles en los excrementos, pero no porque se hayan digerido, sino por resultar más difícil identificarlas por su tamaño. El microscopio es un aparato que nunca interviene en la composición de dietas BARF, ya que no tienen ningún basamento científico, son todas formulaciones realizadas a ojo de buen cubero por sus fans. No hay estudios científicos que respalden este tipo de dietas y, por lo tanto, todo se hace ajustando según los consejos del buen vecino. Hacer la prueba, pedirle a quien está recomendando una dieta BARF que comparta un estudio científico hecho en alguna universidad que la respalde, y se comprobará que son una moda popular sin ningún fundamento investigativo.
Huevos y vísceras:
En esto hay que tener en cuenta un par de aspectos. Por un lado, los huevos comerciales tienen concentraciones de antibióticos, los cuales se administran a las gallinas para evitar una epidemia en la granja donde se producen. Cuando se cuecen los huevos, esos antibióticos se eliminan, pero al darlos crudos, se están destruyendo día a día la microbiota intestinal de los perros, ya que los antibióticos matan las bacterias intestinales necesarias para su salud.
Si se consulta a cualquier profesional de algún laboratorio que haya querido desarrollar una colonia de determinadas bacterias con huevos de gallina por razones de experimentación, confirmará que es casi imposible hacerlo con huevos comerciales, que deben hacerse en huevos caseros, y esto se debe a la gran cantidad de antibióticos presentes en las yemas. Con un gallinero en casa puede ser una buena idea dar huevos crudos a un perro, pero si son de supermercado, aunque sean denominados ecológicos, seguro que tienen antibióticos en su yema.
Lo mismo ocurre con las vísceras crudas que se administran, las cuales, además de tener antibióticos en sus tejidos, al llegar a la carnicería, ya han sido limpiadas, lavadas, blanqueadas y desinfectadas. Es decir que nada tienen que ver con esas vísceras cargadas de rumia y jugos digestivos para las que el perro evolucionó durante decenas de millones de años. En las vísceras de carnicería se ha removido gran parte de lo que justamente los lobos buscan allí.
Conclusión, la dieta BARF y la comida natural para perros son cosas completamente diferentes
Hay mucha distancia entre comida natural para perros y las dietas BARF. En este sentido, los piensos naturales para perros, se encuentran mejor diseñados para imitar lo mejor posible a la alimentación natural del perro y tiene, además, seguridad sanitaria para la familia humana, que las dietas BARF no poseen.
La razón por la que proliferan tanto las empresas que comercializan dietas BARF
Consultados profesionales de Wolves Legacy Dog Food, uno de los piensos naturales para perros más reconocidos por su calidad y sus resultados, dicen: “En realidad producir dieta BARF es algo muy sencillo y económico. Con una cocina en los fondos de una casa, y una compra de recortes de carnes y verduras de baja gama, se pueden comenzar a facturar ingresos. Mientras que para producir un primer saco de pienso, primero hay que hacer grandes inversiones en equipamiento, empaques homologados, materia prima en grandes cantidades. Se tiene que desarrollar una fórmula con base en estudios científicos que la respalden, y deben pasar múltiples controles, ya que toda la producción de piensos para mascotas domésticas está sometida a los mismos requisitos que la producción de alimentos humanos. Mientras tanto, las dietas BARF no tienen control alguno. De hecho, los estudios que se han realizado por parte de universidades, tanto en Europa como en los Estados Unidos, han encontrado alarmantes cantidades de E.Coli, Salmonella e, incluso, bacterias resistentes a los antibióticos de segunda generación (las llamadas superbacterias) en las muestras de dietas BARF comerciales. En cambio, ningún pienso puede llegar al envasado sin ser analizado bacteriológicamente y calificado como inocuo, no solo para perros, sino para niños, ancianos y embarazadas que podrían manipularlos en casa.
La moda de las dietas BARF está siendo impulsada por emprendedores que, con poco o nulo capital, han abrazado un negocio casero, pero que, no solo lleva a los perros a peligrosos estados de mala nutrición, sino que está amenazando con desatar una nueva pandemia de graves consecuencias. No se debe olvidar que las superbacterias, al ser resistentes a los antibióticos de segunda generación, constituyen un enemigo casi imposible de tratar si provoca una ola de enfermedades.”