La aventura de El Salvador con el bitcoin, el peor ejemplo para las economías nacionales

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La ‘Ley bitcoin’ de El Salvador sigue dando que hablar. Desde que Nayib Bukele, presidente del país centroamericano, pusiese en marcha la normativa sobre la criptomoneda reina, la incertidumbre se ha apoderado de la economía del país. La realidad es que la Ley ha nacido en un ambiente repleto de dudas. Antes de que entrase en vigor el pasado 7 de septiembre, los ciudadanos salvadoreños dejaron claro que no estaban convencidos de esta nueva medida, que, hoy en día, sigue dejando varias incógnitas. Según Statista, el 55,5% de las personas no mostraban ninguna confianza en el bitcoin. En la misma línea, el 27,3% mostraban poca confianza en criptomoneda reina.

Y es que, a lo largo de estos cinco meses en los que el bitcoin es moneda de curso legal en El Salvador, la moneda electrónica ha pasado por distintas fases. El 7 de septiembre, momento en el que la ‘Ley bitcoin’ entró en vigor, el valor de la cripto era de 33.591,79 euros. Un mes después, el bit marcó su máximo histórico en 58.323,78 euros. Es decir, experimentó una subida mensual del 73%. Tras ello, la criptomoneda arrastra una tendencia bajista que hoy en día se mantiene. El valor actual del bitcoin es de 33.214,22 dólares. Es decir, el actual precio de la cripto es inferior al que tenía cuando El Salvador decidió incorporarla como moneda de curso legal. 

EL BITCOIN SE HA DEVALUADO UN MÁS DE UN 43% DESDE MEDIADOS DE NOVIEMBRE

BITCOIN: SALVACIÓN O PROBLEMA 

Tras varios meses, y con perspectiva, el bitcoin, de momento, no está siendo una solución para mejorar la maltrecha situación económica de El Salvador. Bukele aseguraba que «ciudadanos de Alemania, Estados Unidos, Reino Unido…habían mostrado interés en El Salvador». También, el presidente sostenía que «la entrada del bitcoin a la economía llamaría la atención de inversores». De momento, ese interés del que hablaba el presidente se ha diluido. Además de ello, los dirigentes de pequeños comercios han visto como los clientes, al inicio sí pagaban con bitcoin pero poco a poco han vuelto al dólar. El motivo de esto reside en que el gobierno de El Salvador daba 30 dólares en bit a cada salvadoreño. 

La realidad es que las criptomonedas siguen dejando varias dudas y ni mucho menos convence a todos los ciudadanos. La decisión de El Salvador de adoptar a la criptomoneda reina como moneda de curso legal es arriesgada. Y a la vista está de que los grandes organismos están avisando al país centroamericano de las consecuencias que pude tener para su economía. El Fondo Monetario Internacional instó a Buekele a quitar el bitcoin como moneda de curso legal. Y es que el organismo ha avisado al presidente de que no podrán pagar la deuda si no hacen ajustes serios. El Salvador debe afrontar a un pago de 800 millones de deuda en enero de 2023 y, por ahora, el bitcoin es más una problema que una solución

Bitcoin y El Salvador
Nayib Bukele, presidente de El Salvador

Según Moody’s, «la criptomoneda ha agregado riesgo a una perspectiva de crédito soberano que ya era débil». El FMI ha advertido al país salvadoreño de que el bit «implica graves riesgos para la integridad financiera y del mercado, y para la estabilidad financiera». A pesar de esto, el gobierno de El Salvador mantiene su estrategia de emitir bonos bitcoin entre febrero y marzo, algo que podría arrastrar al país a una situación financiera aún peor. 

El gobierno de Bukele se la quiere jugar con la Ley bitcoin. Creen que es la mejor manera para revertir la pésima situación económica del país. El FMI por su lado, considera que la opción más favorable para el país es quitar el ‘status’ de moneda de curso legal al bitcoin. 

LA ECONOMÍA DE EL SALVADOR, LLENA DE DUDAS

Por el momento, El Salvador no está siendo un buen ejemplo para las economías nacionales. Dicho esto, comparar la economía del país centroamericano con la de Alemania, España o Francia, por poner tres ejemplos aleatorios, es comparar dos mundos. El Salvador ve en la criptomoneda una oportunidad de mitigar su delicada situación económica. Es una apuesta arriesgada que viene cargada de una gran dosis de marketing. El país americano se ha convertido en uno de los focos del bitcoin, por lo que sí que ha llamado la atención de más gente. Aún eso, en el marco económico, Bukele no está consiguiendo el efecto deseado. 

El Salvador necesita liquidez, acrecentar el empleo y llamar la atención de inversores

Si esta operación la llevasen a cabo países con una economía más estable no perseguirían el mismo objetivo de El Salvador. El país presidido por Bukele necesita liquidez, acrecentar el empleo y llamar la atención de inversores. Una nación con una economía estable puede contemplar la opción de incorporar a las criptomonedas en sus economías, pero en un futuro.

Por el momento, sigue siendo un sector complejo que carece de regulación, por lo que los países no quieren pillarse los dedos. Si es que incorporan el bitcoin en sus economías, sería con un panorama en el que los ciudadanos tuviesen cobertura legal. El mejor ejemplo es que los países que más interés han mostrado por las criptos son aquellos que tienen una economía debilitada y están desbancarizados.   

LOS GRANDES INVERSORES CONTRA LAS CRIPTOMONEDAS

A pesar del gran crecimiento que ha experimentado el sector criptográfico, no todos ven a las monedas electrónicas un buen vehículo de inversión y mucho menos, una moneda de curso legal. Aunque cada día son más los interesados en las criptomonedas, el sector cuenta con varios detractores. Entre ellos, destacan nombres importantes del mundo de la inversión como Warren Buffet o Charlie Munger. Todos ellos están alineados en una misma idea: no tiene validez y son bienes especulativos. Munger la describió como «veneno para ratas». 

El Salvador, por el momento, sigue viendo una vía de escape en el bitcoin. Saben que deben afrontar una deuda millonaria, que hoy en día no puede asumirse. Bukele sigue obcecado en su idea de que el bitcoin puede relanzar la economía salvadoreña. A pesar de ello, El Salvador no es un buen ejemplo para las economías nacionales.