Patrimonio: transmisiones patrimoniales, plusvalías…

En más de una ocasión se oye hablar sobre el patrimonio de las grandes fortunas, por lo que muchas veces se tienden a relacionar este término con el lujo o las personas con grandes riquezas, pero, lo que realmente significa la palabra patrimonio en el ámbito económico es el conjunto de bienes, derechos y obligaciones con los que una persona, grupo de empresas o empresa cuenta y cuales emplea para lograr sus objetivos. Si lo miramos desde este sentido se pueden entender como sus recursos y el uso que se les da a estos.

Un patrimonio se puede formar tanto por bienes propios como heredados y el conjunto de estos da una idea estimada de la situación de riqueza o bienestar de individuos o colectivos.

Si nos centramos en un enfoque ligado exclusivamente contabilidad, diríamos que el patrimonio es como la resta de un activo (que son los recursos que generan siempre beneficio) menos el pasivo (que son las obligaciones y deudas con las que cuenta la persona o empresa).

Además de las personas físicas, las empresas también tienen un patrimonio donde encontraríamos el patrimonio neto que son los recursos financieros de la empresa y el patrimonio social a todos los bienes, derechos y obligaciones esta.

Características de patrimonio

Un patrimonio siempre de ser cuantificable, tiene que haber una forma de estar medida y normalmente siempre son unidades monetarias. Cuando se habla de patrimonio se habla de un conjunto de bienes, derechos y obligaciones que tiene tanto una persona física o una empresa y puede traspasarse entre herederos o entre empresas. 

¿Qué es el patrimonio personal?

El patrimonio personal son todos los bienes o cosas que pertenecen a una persona y se puede usar, vender o rentar para obtener un dinero extra. Se pueden dividir en cuatro grandes grupos que son los bienes materiales, los bienes financieros; que son inversiones, acciones, etc.; el físico, mental y emocional y el potencial que lo podemos resumir en las capacidades, talentos y habilidades.

Calcular el patrimonio personal sirve como una herramienta de balance o medición de las posesiones con las que cuenta una persona en un momento determinado. Saber realmente cuál es el patrimonio personal del que se dispone es importante para una persona y sobre todo, para saber cuáles son las condiciones económicas a la hora de hacer frente a nuevos proyectos o inversiones sin suponer un gran riesgo.

El hecho de realizar este ejercicio de cálculo permite también anticiparse a futuros riesgos.  

Al final, el cálculo personal del patrimonio es un indicador de calidad de vida. De hecho, los trabajadores públicos muestran los bienes que disponen antes de trabajar en la entidad pública y después de acceder a un puesto de responsabilidad para demostrar que no se han lucrado de forma ilícita.

La pregunta es ¿cómo podemos calcularlo?

Para empezar, hemos diferenciar entre lo que consideremos activos y pasivos. Los activos serán el dinero ahorrado o invertido en acciones, depósitos o planes de pensiones privados. También tendremos en cuenta las futuras remuneraciones en forma de nóminas, bienes inmobiliarios y objetos de valor.

Los pasivos por otro lado son las deudas que se tengan pendientes, como puede ser la hipoteca de una vivienda o algún crédito, en este aspecto y para que el cálculo sea más concreto hemos de tener en cuenta los intereses que van adjunto a la mayoría de las deudas. 

El patrimonio en el sector financiero o empresarial

A diferencia del patrimonio personal, el patrimonio empresarial corresponde a aquellos recursos destinados únicamente al desarrollo por parte de una actividad económica. Calcular el valor de un patrimonio es positivo para las empresas suele dar una buena imagen de una organización o sociedad ya que así se establecen una serie de objetivos partiendo de unos recursos.

Cuando se habla de patrimonio financiero engloba a un conjunto de bienes, derechos y obligaciones que posee esta empresa. Dentro de este patrimonio se aplican los valores que constituyen dentro de una sociedad, los que han aportado cada uno de sus inversores.  

  • Los bienes: son todos los activos tangibles e intangibles que se encuentran dentro de la empresa. Aquí se encuentran las mercancías, el inmueble o la patente.
  • Los derechos: Son los créditos obtenidos en el transcurso del tiempo gracias a los movimientos financieros que se hayan derivado de la actividad económica. Dentro de estas entras a participar las cuentas por cobrar a los clientes o los préstamos que se han solicitado en este tiempo.
  • Las obligaciones: Son los créditos que se hayan solicitado por las empresas durante su ejercicio económico.

Una vez tenemos en cuenta estas tres divisiones hemos de saber qué es el patrimonio financiero neto y el patrimonio no financiero. Cuando hablamos de patrimonio financiero neto es el valor que lo que en realidad posee una empresa, es decir, se conforman por los bienes o derechos y las obligaciones. Para poder hallar este valor solo hay que sumar las cantidades iniciales que se aportaron y aquellos elementos que han ido surgiendo de la actividad financiera de esta, que por otro lado deberían reducir las obligaciones.

Como calcular el valor de los activos

Calcular el patrimonio neto es el resultado el valor de todo lo que se posee menos las responsabilidades que se tienen. Para hacer el cálculo lo primero de todo es hacer un listado de los bienes que se disponen y el valor que tiene cada uno de ellos en el mercado actual. Gran parte del patrimonio va perdiendo su valor según pasan los años y el uso que se le da. Si hace 15 años se compro un coche por 18.000 euros su valor no es el mismo, de hecho, se habrá reducido hasta en más de un 50% en su valor original.

La gestión del patrimonio

La buena gestión del patrimonio es fundamental tanto para las empresas como para las personas. Por eso resulta imprescindible cuidar de él y fijarse unos objetivos de patrimonio y las restricciones que tenemos para ello. Para ello tenemos que tener en cuenta la rentabilidad y el riesgo y las restricciones que existen a la hora de jugar con este como el tiempo, los impuestos, la liquidez que tenemos y al final los objetivos que tiene cada uno. 

Para gestionarlo se tiene muy en cuenta el capital humano que es el dinero que se presupone que va a ganar una persona a lo largo de su vida y el capital financiero que es el dinero que ya se tiene.

Impuesto de Transmisiones Patrimoniales

El Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales (ITP) es el impuesto que grava la compraventa de vivienda, vehículo o ampliaciones de capital. Es un impuesto que se paga a Hacienda cuando se hace algún tipo de transacción de compraventa de bienes inmuebles o bienes muebles. Es decir, es el impuesto que se ha de pagar cuando se adquiere un coche o una vivienda.

Cada Comunidad Autónoma es la responsable de recaudar el pago de este impuesto, por lo que cada contribuyente se verá afectado de diversa manera dependiendo de la región en la que viva. 

Este impuesto grava de forma indirecta afecta a las personas físicas, jurídicas y grava tanto a las transmisiones patrimoniales onerosas, operaciones societarias y los actos jurídicos documentados.

  • Transmisiones Patrimoniales Onerosas (TPO): Este tipo de transmisiones son aquellas en la que se produce una contraprestación ante el intercambio de un bien entre las partes.  Estas tributan entre un 4% y un 10% dependiendo de la Comunidad Autónoma y de las deducciones que se apliquen. A las transmisiones de bienes inmuebles se aplica normalmente del 6%. Un 4% a la transmisión de bienes muebles y semovientes, por ejemplo, un coche. Del 1 % en garantías, pensiones o préstamos. En el caso de la vivienda el tipo impositivo más es el País Vasco, un 4%, pero esta Comunidad Autónoma tiene su propia legislación tributaria a través del Concierto Económico.   Los tipos más altos son en Cataluña que se encuentran entre el 10% y el 11% y los más Madrid, Navarra, Ceuta y Melilla con un 6%.
  • Operaciones Societarias: Estas están relacionadas con la constitución, aumento o disminución del capital, o la fusión, escisión o disolución de sociedades. Aunque, también se consideran como hechos imponibles las aportaciones realizadas por los socios de una empresa. En este caso el impuesto es de un 1%.
  • Actos Jurídicos Documentados: Estos son los documentos notariales, mercantiles o administrativos que se formalizan de España, y los que se realicen en el extranjero pero que surtan efecto en España. Aunque el impuesto también es diferente dependiendo de cada Comunidad Autónoma y suele estar entre el 0,5% y el 1,5%.

Normalmente se paga este impuesto con la compraventa de viviendas o vehículos de segunda mano, en las que el comprador es el que está obligado al pago del impuesto. Lo que se ha de pagar se delimita en función de un porcentaje sobre el precio real que se de en el mercado del bien adquirido.

La plusvalía

Los pisos, locales e inmuebles se van revalorizando año tras año. Desde que se adquiere una vivienda hasta que se vende lo más seguro es que haya aumentado su valor.

Este aumento en el precio de los bienes se ve gravado tanto en el impuesto sobre la renta de las personas físicas y en el impuesto sobre sociedades. En el caso de los inmuebles el pago de la plusvalía municipal se realiza en el Ayuntamiento del lugar donde se encuentra este de forma anual. A este se le denomina Impuesto Sobre el Incremento de Valor de los Terrenos de Naturaleza Urbana (IIVTNU) y solamente grava el incremento de valor que experimentas los terrenos de naturaleza urbana, es decir, lo que se haya revalorizado el suelo. La base del impuesto está constituida por el aumento que haya tenido el valor del terreno en el momento de la venta y que haya tenido en los últimos 20 años. De forma independiente se ha de tributar en el IRPF por la ganancia patrimonial que se obtiene a través de la venta del inmueble.