El reto de conjugar un planeta más sostenible con el desarrollo económico no será posible sin oportunidades justas para empresas y trabajadores. La industria, como fuente de empleo y pieza angular del nuevo modelo energético, está inmersa en un completo proceso de transformación que le permitirá acompasar su crecimiento con el objetivo global de reducción de emisiones, contribuyendo a alcanzar la ansiada neutralidad climática que la Unión Europea ha fijado para el año 2050. En este sentido, la adaptación de los grandes complejos industriales en hubs multienergéticos plantea ya una respuesta viable y realista a los objetivos ambientales.
Y es el que camino hacia la descarbonización de la economía necesita la implicación absoluta de los sectores vinculados a la innovación tecnológica e industrial. Por ello, los principales actores del sector avanzan con paso firme en esta estrategia. En España, contamos con varios ejemplos.
Uno de ellos es el llamado Corredor Vasco del Hidrógeno (BH2C), que consolida la apuesta por la producción de hidrógeno renovable como un elemento indispensable en la lucha contra el cambio climático. Esta iniciativa conjunta trabaja en 34 proyectos y contará con una inversión superior a los 1.400 millones de euros hasta el año 2026, llegando a generar más de 1.340 puestos de trabajo directos, y 6.700 indirectos.
«Los complejos industriales van a jugar un papel central en el despliegue de la economía, puesto que son los primeros consumidores y será, por tanto, a través de sus productos, la manera en la que el hidrógeno llegará a nuestras vidas», explica el director de Hidrógeno de Repsol, Tomás Malango.
Y es que empresas como Repsol participan en varias de las iniciativas que este ecosistema del hidrógeno quiere poner en marcha, como el primer electrolizador alcalino de 100 MW de Europa, que suministrará hidrógeno renovable a la refinería de Petronor; o la planta de combustibles sintéticosque Repsol tiene previsto poner en funcionamiento en 2024 junto a sus socios Enagás y el Ente Vasco de la Energía (EVE).
BENEFICIOS DE LA TRANSFORMACIÓN INDUSTRIAL
Proyectos como el Corredor Vasco del Hidrógeno ponen de manifiesto la voluntad de la industria del refino por generar procesos y productos que sean cero emisiones netas. Para conseguirlo, el sector se apoya en su fortaleza tecnológica y de innovación
La industria lleva décadas apostando por la eficiencia energética para reducir las emisiones y el consumo energético en sus procesos productivos. Ahora, se sirve también de tecnologías digitales como la inteligencia artificial, la automatización de operaciones, la sensorización masiva o el uso de la nube, que permitirán crear instalaciones industriales más seguras, autónomas y fiables.
El programa de digitalización de Repsol, por ejemplo, cuenta con más de 280 iniciativas, de las que unas 110 están enfocadas en el área industrial, cuyo objetivo principal es la aportación de valor y la reducción de la huella de carbono a lo largo de toda la cadena de valor.
La industria lleva décadas apostando por la eficiencia energética para reducir las emisiones
Pero no solo eso. La transformación industrial reporta unos beneficios a las compañías y al entorno en el que se desarrollan. Todas estas ventajas podrían resumirse en la generación de empleo de calidad, bienestar y beneficios para la economía española. Según datos de la Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos (AOP), el sector del refino genera unos 200.000 puestos de trabajo entre directos e indirectos, que además van ligados a estabilidad laboral, altas cualificaciones y salarios por encima de la media. Las refinerías también representan el 2,2% del producto interior bruto, de forma que consolidan un tejido empresarial competitivo e innovador: suponen una apuesta por el desarrollo del sector industrial español y por la generación de actividad económica.
Además, la transformación hacia una industria más sostenible y fomenta la I+D+i en España. Por eso, esta metamorfosis que convertirá las refinerías en plantas capaces de tratar todo tipo de materias primas alternativas (como, por ejemplo, el mismo CO2 que ya está en la atmósfera) impulsará líneas de investigación e innovación esenciales. En el mismo contexto, se impulsa la economía circular, al favorecer un uso y reutilización eficiente de los recursos, materias primas y productos a lo largo de su ciclo de vida.
Por último, otra de las fortalezas que representa este profundo cambio es que favorece la transferencia de conocimiento con otros sectores: las tecnologías desarrolladas por el sector del refino podrán ser aprovechadas en otros sectores industriales.