El aprovechamiento de los recursos locales vinculados al territorio genera una fuente de riqueza y empleo en su entorno. Por eso, cuando hablamos de la España vaciada nos referimos a esos municipios o comarcas que no consiguen promover proyectos sostenibles capaces de fijar población. Los valles de hidrógeno abren un camino lleno de posibilidades para la economía local. De hecho, en estos valles confluyen los productores de hidrógeno renovable y sus consumidores, es decir, los sectores industriales que más lo usan. Si la implantación de las energías renovables representa una interesante oportunidad en el ámbito rural, en general, en concreto España reúne todos los ingredientes para garantizar el éxito de los valles de hidrógeno.
Pero, ¿tantas ventajas ofrece España al hidrógeno renovable? ¿Qué tiene nuestro país para postularse como un centro europeo de producción y exportación de este gas? Pues un viento que sopla con fuerza y un sol que brilla como en ningún otro país de Europa.
La carrera por un modelo económico bajo en carbono ya ha empezado. En este rally hacia el mix energético del futuro España arranca en una posición privilegiada por los recursos autóctonos con los que parte, que van a contribuir a la generación rentable del hidrogeno como vector energético y como fuente de energía renovable para la industria. Este gas generado a partir de electricidad renovable que presume, además, de ser almacenable y transportable, tendrá un papel protagonista en la transición hacía una economía descarbonizada, gracias a sus múltiples aplicaciones en la industria, la movilidad y el sector eléctrico.
En palabras del director de Hidrógeno de Repsol, Tomás Malango, las ventajas del hidrógeno renovable radican en que «se trata de un vector porque puede utilizarse y consumirse de distintas formas y en distintos segmentos y sectores. A diferencia de una forma de energía concreta, como podría ser la gasolina, que solo se puede utilizar en un motor de combustión, el hidrógeno sirve como almacenamiento de energía, como elemento también de combustión, transformado aplicado a otros sectores como materia prima en una industria».
En definitiva, «esa versatilidad que le permite utilizarlo en distintas aplicaciones y en distintas formas es lo que le califica como vector energético», resume Malango.
ALIANZAS PARA LA TRANSICIÓN ENERGÉTICA
Más allá de la tecnología propiamente dicha, las sinergias en torno a los valles de hidrógeno toman ya forma en algunos clústers repartidos por nuestro país. El primero en denominarse como tal fue el Corredor Vasco del Hidrógeno, un proyecto impulsado por Petronor en el que colaboran 78 organizaciones con el objetivo de producir 20.000 toneladas de hidrógeno renovable al año y evitar la emisión de 1,5 millones de toneladas anuales de CO2.
Un propósito que comparte con el Valle del Hidrógeno de Cataluña, creado en torno al polo petroquímico de Tarragona y coordinado por la Universitat Rovira i Virgili (URV). La iniciativa, a la que ya se han adherido unas 160 empresas e instituciones, cuenta con 44 proyectos maduros con los que buscan una reducción de emisiones de CO2 de 415.000 toneladas anuales.
Por su parte, el clúster del hidrógeno es el de Castilla-La Mancha aglutina la colaboración de más de 20 empresas e instituciones públicas que trabajan en el desarrollo de la tecnología del hidrógeno y su implantación, y que cuenta con su propia sede en el Centro Nacional de Hidrógeno de Puertollano.
Parte de este proyecto lo constituye el complejo industrial donde Repsol, en colaboración con Enagás, está construyendo la primera planta de fotoelectrocatálisis de España, una tecnología que permite obtener hidrógeno renovable usando solo el agua y los rayos del sol como materias primas. De esta manera se consigue mejorar de forma significativa la eficiencia del proceso, al no depender de la electricidad.
Una iniciativa similar es la Plataforma Valle del Hidrógeno Verde de la Región de Murcia, que pretende convertir el valle de Escombreras en uno de los principales polos industriales europeos de este gas. En este enclave, el primer paso lo dio hace solo unos meses la refinería de Repsol, que fue capaz de producir por primera vez hidrógeno renovable empleando como materia prima un biometano obtenido a partir de residuos sólidos urbanos. «A escala industrial, se va a producir hidrógeno renovable utilizando dos tecnologías: una es la electrolisis, la ruptura de la molécula de agua con energía eléctrica renovable, y la otra es el reformado de biogás, que es una materia prima procedente de la circularidad y, por tanto, con emisiones netas cero, aplicado en el proceso convencional», afirma Malango.
LA OPORTUNIDAD DE NEGOCIO DE LOS VALLES DE HIDRÓGENO
Desde la compañía energética, conceptualizan la descarbonización «no solo como una palanca ambiental, sino también financiera y orientada a los negocios, y los valles de hidrógeno son una oportunidad de negocio para España», concluye Malango.
Además, la incipiente tecnología del hidrógeno encuentra el impulso institucional a nivel europeo y español, además del empuje empresarial de los grandes operadores del mercado energético.
El reciente paquete regulatorio lanzado por la UE, Fit for 55, apoya asimismo el despliegue del hidrógeno renovable, con medidas que contemplan, por ejemplo, el establecimiento de cuotas mínimas de uso en 2030 (al menos un 50% en la industria, cuota del 2,6% en combustibles renovables de origen no biológico y del 0,7% en combustibles sintéticos para aviación).
En España, el objetivo marcado por la Hoja de Ruta del Hidrógeno, publicada por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico en octubre de 2020, apunta hacia los 4 GW de capacidad instalada en 2030, para lo que el Gobierno financiará su desarrollo con 1.550 millones de euros procedentes de los fondos Next Generation hasta el año 2024.
«Los complejos industriales van a jugar un papel central en el despliegue de la economía del hidrógeno, puesto que son los primeros consumidores y será, por tanto, a través de sus productos, la manera en la que el hidrógeno llegará a nuestras vidas», concluye Malango.