Letizia Ortiz Rocasolano era una joven sonriente a la que le gustaba la aventura, la fiesta y ser totalmente independiente. Los que la conocieron antes de ser Reina destacan cómo ha ido cambiando su carácter desde que comenzó a formar parte de la Casa Real. La historia de la vida de la Reina Letizia podría dar perfectamente para una trama de una novela en la que la dulce Cenicienta se convierte en la madrastra del cuento.
Son muchas las veces que ha faltado al protocolo, pero si te paras a pensarlo con detenimiento, ella no nació para ser Reina. Vivimos en una sociedad obsoleta en la que las princesas existen y se adoctrinan desde su infancia o bien para gobernar o para casarse con algún príncipe y saber guardar su lugar de forma adecuada. Esto no le sucedió a Letizia Ortiz. Ella era una joven normal, con aspiraciones que tú o cualquier otro pudiese tener y que no se paraba a pensar que cada paso que daba iba a ser mirado con lupa en pocos años.
Ciertamente, ser princesa puede ser el sueño de las niñas que siguen creyendo en príncipes azules y castillos encantados. No obstante, puede ser que ese precioso castillo se convierta en una cárcel que termine por reprimirte como persona y te prive de la libertad que todos se supone que debiéramos tener.
También hay que decir que Letizia era totalmente consciente del berenjenal en el que se metía comenzando una relación con el, por aquel entonces, príncipe Felipe VI. Después de que conozcas un poco más de cerca cómo eran los trabajos y la forma de pensar y de actuar de nuestra Reina comprenderás la cara de enfadada y de tristeza que suele llevar siempre dibujada en el rostro.
2Vendedora de tabaco

Letizia Ortiz vivió en una familia humilde en la que los excesos no estaban permitidos y se tuvo que buscar la vida como el resto de los mortales, cosa que no le sucederá a ninguna de sus hijas.
A la vez que estudiaba en la Universidad, ella se buscó trabajo como promotora de cigarrillos, ofreciéndoselo a la gente para que los comprase. Antes bebía, bailaba, vendía tabaco y comía carne roja. Era lo que se puede decir feliz y siempre sonreía, mientras que ahora no come carne, no bebe y es difícil verla sonreír.
En ese tiempo la idea de dejar a un lado su carrera y su sueño periodístico no entraba en la cabeza de Letizia Ortiz. Sin embargo, su enlace con el futuro Rey de España hizo que su vida tomase otros derroteros.