Los humanos usan el jabón desde hace miles de años. La receta del jabón, durante todo este tiempo, apenas ha cambiado. Consiste en mezclar materias grasas con sosa o hidróxido sódico.
La saponificación es la reacción química entre esos elementos, que permite obtener jabón y glicerina. Las sustancias grasas pueden ser de origen vegetal o animal, existiendo dos métodos de saponificación: en frío y en caliente.
¿En qué consiste la saponificación en caliente?
De uso común en la industria cosmética, la saponificación en caliente consiste en calentar las grasas y la sosa. Generalmente, cuando se utiliza este método de producción, el fabricante suele poner un exceso de sosa para asegurarse de que toda la grasa presente en la preparación se transforme en jabón. La mezcla obtenida se calienta artificialmente para acelerar el proceso e industrializar la producción. Después, la pasta obtenida se aclara con abundante agua, con el fin de eliminar todos los residuos de sosa.
Sin embargo, dependiendo del tipo de grasas utilizadas, no siempre controladas, algunos pueden ser muy agresivos para la piel e irrespetuosos con el medioambiente. Además, su método de fabricación consume mucha energía.
La saponificación en frío
Este método tradicional consiste también en mezclar materias grasas y sosa dejándolos reposar sin calentarlos artificialmente. Además, en Home Healthy Home agregan a la mezcla un exceso de aceite para asegurarse de que toda la sosa reaccione y provocar así una saponificación completa.
Sus jabones reposan entre 24 y 48 horas en moldes de madera. Pasado ese tiempo, separan los jabones de sus moldes y los dejan secar durante aproximadamente un mes. Durante la fase de secado el agua se evapora y el proceso de saponificación se completa, lo que asegura que no haya residuos de sosa.
La saponificación en frío sigue un proceso artesanal y lento debido al tiempo de curación necesario para obtener una reacción natural completa.
¿Cuáles son las ventajas del jabón saponificado en frío?
Los jabones saponificados en frío contienen glicerina naturalmente producida durante la saponificación. La glicerina permite una mejor hidratación de la piel. Por eso, los jabones saponificados en frío se recomiendan para pieles secas y sensibles.
Otra ventaja es que, al no calentar la mezcla, se conservan mejor los beneficios del aceite, manteniendo sus propiedades emolientes, suavizantes, protectoras y nutritivas. Es fundamental seleccionar materias primas de calidad, naturales, orgánicas y evitar cualquier pesticida o disruptor endocrino.
Por lo tanto, los jabones saponificados en frío son una garantía de calidad. Las materias primas son cuidadosamente seleccionadas, principalmente orgánicas y producidas localmente. Los aditivos son de origen natural, como aceites esenciales para perfumar o arcilla para colorear. Además, gracias a la preservación de los beneficios de los aceites, la sensación en la piel es mucho más agradable y suave que cuando se usa un jabón convencional.
Finalmente, el impacto energético de la producción es mucho menor: menos consumo de energía y de agua.
Elegir un jabón saponificado en frío es elegir un producto de calidad, respetuoso con la piel y con el medioambiente.
HOME HEALTHY HOME elige la saponificación en frío
Home Healthy Home es una empresa comprometida con la calidad y el medioambiente, por eso ha elegido para todos sus jabones el método tradicional y los aceites de oliva virgen y girasol 100 % ecológicos para sus fórmulas.