La ministra de Economía, Nadia Calviño, ha aprobado la reforma de las startups, con importantes cambios respecto a los borradores presentados con anterioridad. La principal de ellas es la fiscalidad de las ‘stocks options‘, opciones sobre acciones y que se han convertido en el principal medio de pago en el ecosistema de las empresas tecnológicas de reciente creación.
Entre las medidas, Calviño ha elevado el mínimo exento hasta los 50.000 euros, frente a los 12.000 euros que estaban estipulados. Además, se ha bajado al 15% el Impuesto de Sociedades. Por otro lado, las stock options sólo tributarán una vez se ejecute la opción de compra, como ocurre con el resto de compañías. Este gravamen sitúa los tramos entre el 19% y el 21%, dependiendo de la cuantía. Así, los emprendedores ya no tendrán que pagar por anticipado como ocurría hasta ahora.
Por qué hay que pagar autónomos desde el día uno si la empresa está iniciando su andadura
La ley, pese a la bajada fiscal, ha dejado un mal sabor de boca al sector. En primer lugar, porque en España las ‘stocks options’ no se reciben hasta que se vende la compañía, y en su lugar se utilizan las ‘phantom share‘, promesas y expectativas a futuro de la empresa que solo se hacen líquidas una vez la compañía funcione. Por otro lado, la mayoría de las startups españolas no tienen problema alguno con el impuesto de Sociedades, debido principalmente a que no tienen beneficios sino pérdidas durante un largo período de tiempo. Además, aquellas que tienen una previsión de lograr ganancias son rápidamente vendidas a otras empresas, aunque hay excepciones.
LA NUEVA NORMATIVA AHOGA A LOS AUTÓNOMOS
«De qué sirve que me bajen el impuesto de Sociedades al 15% si estoy en pérdidas», se preguntan fuentes del mercado. En cambio, sí han pedido que se les deje exento el pago de autónomos durante los primeros cinco años. «Por qué hay que pagar autónomos desde el día uno si la empresa está iniciando su andadura», han reprochado. «No estoy facturando por la actividad», han indicado las mismas fuentes. «Me está ahogando», han lamentado. Además, niegan que estas empresas se puedan comparar con los autónomos tradicionales.
«No se puede comparar», han apuntado. Y es que, este tipo de emprendedores sueña con ser una de las compañías punteras, como Facebook o Google, una disrupción total del mercado con innovación tecnológica. Aquí en España hay ejemplos sobrados. «No tuvimos Google, pero sí Terra», han destacado las fuentes. La tecnológica española fue una de las víctimas de la burbuja tecnológica del 2000. Otro ejemplos son Cabify, que hace competencia al gigante Uber; tenemos Glovo… ¿Por qué no podemos volver a tener grandes tecnológicas en España si hemos llegado a crear grandes compañías?», han reflexionado.
«A las startups españolas no se las cuida como sí ocurre en otros países, como Israel o Estados Unidos«, han destacado. En cuanto al talento, las compañías españolas no pueden competir con las ofertas estadounidenses. Y es que, una vez dado el difícil punto de recibir ofertas de Estados Unidos, los emprendedores y trabajadores de este ecosistema prefieren el mercado norteamericano antes que el español. «En España es imposible«, han destacado.
Algunos emprendedores han indicado a este medio que el problema no son las cuantías de los impuestos, más cuando no hay ganancias. En este sentido, han apuntado las facilidades que ofrece el mercado anglosajón a este tipo de compañías. «Por qué me limitan a sólo tres empresas si soy un gran emprendedor con muchas ideas que poner en marcha«, ha indicado otro de ellos asentado en Estados Unidos con una app muy popular en Bolivia y otros países latinoamericanos.
EL SENTIMIENTO DE PERTENENCIA A LA EMPRESA, EL PRINCIPAL PROBLEMA DE LAS STARTUPS ESPAÑOLAS
Atraer y retener talento en tiempos de crisis. Las startups han encontrado en las stock options una forma de pago en especie para contentar a sus empleados. Éstos se convierten en accionistas de la compañía de forma automática, aunque sólo pueden vender los títulos bajo una serie de premisas, como mantenerlas un tiempo prudencial en cartera.
Con las vertiginosas subidas en Bolsa y el exceso de liquidez, las ‘stock options’ se han convertido en una de los mejores métodos para abonar estas nóminas, como complementos adicionales o incentivos por alcanzar objetivos. No obstante, sólo ha tenido resultado fuera de España. Y es que, estas opciones sobre acciones apenas se dan en España. «Aquí se utilizan las phantom share'», según relatan fuentes del mercado a INVERSIÓN. Estas acciones fantasma son pagos a futuro, sujetas a unas duras condiciones por objetivos y solo convertibles en efectivo «hasta que se ejecute la venta de la empresa».
El trabajador en España no tiene ese sentimiento de pertenencia a la empresa
Como ejemplo, si una startup española que acaba de comenzar quiere implementar el desarrollo del negocio con la contratación de un programador. Al carecer de ventas, la empresa ofrece acciones propias como pago de la nómina. «Para la empresa no supone ningún tipo de efecto fiscal», han apuntado las mismas fuentes. Sin embargo, el problema es para la relación contractual. «El trabajador no tiene ese sentimiento de pertenencia a la empresa«, han apuntado. Y es que, hasta que no se ejecuta la venta o se alcanza el éxito, el empleado no tiene nada.
EN EEUU SE DA LA OPORTUNIDAD DE SER ACCIONISTA EN LAS STARTUPS
En Estados Unidos, la situación es muy distinta. Se pactan nóminas mensuales, pero también se remunera con acciones de la compañía en función a los objetivos. Por ejemplo, un 4% por alcanzar determinadas metas a dos años vista. Esta participación en la firma se abona mensualmente, sin esperar hasta el final del contrato. Es decir, es accionista desde que inicia su labor en la firma. «La finalidad es proteger tanto al inversor que ha apostado por la startup como al trabajador», una asociación imprescindible para que todos los esfuerzos se encaminen en una única dirección. «Todos tienen el interés de que la empresa vaya lo mejor posible«, han apuntado.
En resumen, en España se paga en base a una expectativa futura. En Estados Unidos y otros países, desde el primer día se es accionista. Por esta razón, los trabajadores de las startups al otro lado del charco se juegan su remuneración futura en cada mes y dan lo mejor de sí mismos. En el caso de España, esperar a la evolución de la empresa y cobrar si esta tiene éxito. Cabe recordar que numerosas compañías se quedan en el camino en nuestro país.
«Si se cumplen objetivos, el trabajador en la startup estadounidense tendrá el 4%», han destacado. Con ese 4%, el trabajador puede decidir quedárselo o venderlo en cualquier momento. En España, el trabajador lo pierde todo en caso de irse antes de la ejecución de la venta de la compañía.
LA LIQUIDEZ Y LAS STOCK OPTIONS EN LAS STARTUPS
El problema es más serio de lo que parece. Y es que, cuando la liquidez se agote o bien la empresa no vaya en la dirección correcta y deje de cumplir expectativas, los empleados que han percibido estos títulos verán potencialmente mermado su salario en especie. Además, los trabajadores querrán dejar de percibir sus sueldos en este tipo de acciones y exigirán efectivo contante y sonante. En caso contrario, cerrarán por fuera la puerta de la empresa.
Con la pandemia, las empresas, especialmente las tecnológicas, han captado todo el capital humano posible dedicado a la informática, análisis de datos, matemáticos y programadores. Empleos muy demandados y que buscan una alta remuneración. Para su captación, las empresas se han desprendido de su principal activo: las acciones. Todo ello, con el fin de continuar su negocio con el mejor equipo posible.
Las empresas de reciente creación y tecnológicas han dado estas ‘stock options’ a sus empleados, las cuales sólo pueden venderse al cabo de un tiempo. Algunas empresas han dado un margen de tan sólo un año, otras han llegado a prohibir su venta antes de los tres o cinco años. Es decir, una forma de mantener el talento, mientras el trabajador espera poder convertir el dinero en acciones.
Y SI NO FUNCIONA: EN ESPAÑA NO SE COBRA
En España, Wallbox ha llegado a abonar salarios con este tipo de acciones durante la pandemia. Pero es muy habitual en otras empresas y firmas, especialmente en Estados Unidos, India e Israel. Hay entidades que han llegado a abonar salarios por valor de 100 millones de dólares en ‘stock options’, como es el caso de BharatPe. El beneficio para el trabajador va en función del desarrollo de la empresa. Si la marcha es buena y el negocio es rentable no hay problema. Cuando es a la inversa, el trabajador se ve doblemente perjudicado. Primero, por una bajada de salario, y segundo, porque en el peor de los casos llega el despido. Y en el ecosistema de las startups este segundo escenario es más habitual de lo que se podría imaginar.
Otras empresas dan la posibilidad de dar a elegir a sus empleados qué porcentaje de su sueldo quieren percibir en este tipo de acciones. Del 25%, 50% e incluso hay quien confía ciegamente en el empresa y escoge hasta el 75%. En el inicio, este pago de las startups fue diseñado para tiempos de crisis. Sin liquidez suficiente, los trabajadores percibían acciones. Pero ahora, se ha convertido en el medio de pago habitual, con el riesgo que conlleva para el empleado. Asimismo, a la hora de venderlas es complicado encontrar un comprador. La primera opción suele ser la empresa, pero si esta está en problemas, no siempre se podría ejecutar la opción.
EL REVÉS A LAS SICAVS, EN ENERO
La ministra de Economía, por otro lado, aprobó el pasado mes de julio un duro golpe a las sicavs, sociedades de inversión que tendrán que tener al menos 100 socios con una inversión mínima de 2.500 euros por persona. Este requisito es indispensable para poder tributar como un fondo de inversión.
Según los registros de la Comisión Nacional del Mercado de Valores, la mayoría de las sicavs cumplen con los 100 socios, pero no con las cantidades. Estos inversores, conocidos como ‘mariachis’, tan sólo elevan el número de miembros de la sicav con el fin de obtener un mejor tratamiento fiscal. La mayoría de estos vehículos están bajo la tutela de unos pocos accionistas con una gran participación. Las hay que sólo tienen uno, otras alcanzan los dos.
En estos casos, las sicavs tributarán al 25% en el impuesto de Sociedades. Con este cambio normativo, la mayoría de las sicavs en España desaparecerán. El dinero acabará en fondos de inversión, e incluso algunas de ellas tratarán de convertirse en uno de estos vehículos de inversión. Todo con el fin de evitar la tributación en el Impuesto de la Renta de las Personas Físicas (IRPF).
Con el fin de evitar las fugas de capital al exterior, el Ejecutivo ha aprobado un nuevo régimen fiscal. En este sentido, sólo evitarán el pago de impuestos si el 100 del dinero se destina a un fondo de inversión, pero en España. Y es que, hay dudas sobre si el capital se dirige a otros fondos afincados con una menor tributación fiscal, como Irlanda o Luxemburgo. Sin embargo, la opción de disolver y crear un fondo con el capital está encima de la mesa.