Compartir energía con tu vecino: así funcionan las comunidades solares

«Mi vecino es un sol». Así podría expresarse el usuario de una comunidad solar sobre el propietario de la instalación fotovoltaica que abastece de energía a sus paisanos más cercanos. El modelo de energía compartida es una solución que empodera al ciudadano y democratiza el acceso a las fuentes renovables. Todo aquel que quiera puede aportar su granito de arena a la transición energética y, todo, ahorrando en la factura de la luz y promoviendo el uso de fuentes locales.

Cuando productor y consumidor de energía se funden en la misma figura hablamos de un prosumidor y de un modelo de autoconsumo energético. Se trata de un sistema que permite aplicaciones tanto en el ámbito industrial como residencial. Una pequeña industria, por ejemplo, puede colocar placas solares en sus instalaciones para abastecerse de energía renovable, pero también una familia puede optar por instalar paneles fotovoltaicos en el tejado de su adosado para alimentar el grueso de sus necesidades energéticas y reducir así la factura eléctrica.

Formar parte de una comunidad solar es todavía más sencillo. Basta con conectarse a una instalación de autoconsumo colectivo del barrio que genere energía solar y local para compartir con su entorno. Este tipo de generación distribuida o descentralizada permite a los consumidores interesados vincularse a una instalación de generación de energía  producida en placas solares cercanas, sin necesidad de efectuar las inversiones necesarias para la instalación, ni colocar los paneles en su tejado, ni asumir las obras en su hogar, en otras palabras, formar parte de una comunidad solar es posible de forma cómoda, sin obligaciones, ni compromisos.

El autoconsumo compartido promueve el uso de energía de proximidad, a partir de una fuente sostenible, que contribuye a disminuir las emisiones de CO2 a la atmósfera. Iniciativas como Repsol Solmatch acercan al usuario este tipo de energía respetuosa con el medioambiente y producida en los tejados de instalaciones próximas al punto de consumo en núcleos urbanos.

La percepción de que el autoconsumo genera importantes ventajas a los usuarios se generaliza

«La sostenibilidad es una demanda social, y este nuevo modelo viene a cubrir esa demanda, a la vez que se entiende como una evolución de la economía colaborativa que empodera al consumidor y le permite ahorrar en su factura de la luz y consumir de manera eficiente y sostenible», afirma Julieta Maresca, gerente de Generación Distribuida de Repsol. En las comunidades solares de Repsol Solmatch se genera energía a partir de placas fotovoltaicas instaladas en los tejados de edificios, para que los puedan conectarse al suministro. El único requisito es estar ubicados en un radio de 500 metros, por limitación regulatoria.

En general, la percepción de que el autoconsumo genera importantes ventajas a los usuarios se generaliza. De hecho, según datos de la Unión Española Fotovoltaica (UNEF) en España se instalaron 596 MW nuevos de autoconsumo en 2020, un 30% más que en 2019. La mayor parte de la nueva potencia, un 56%, corresponde al sector industrial, un 23% al comercial y un 19% al sector doméstico, que ha experimentado un crecimiento sin precedentes, después de que en 2019 fuera del 10%.

COMUNIDADES SOLARES EN COLEGIOS, HOTELES O RESTAURANTES

Numerosos colectivos y muy variados en su actividad y necesidades energéticas funcionan como comunidades solares en España. Este modelo de generación distribuida se adapta a las condiciones de instalaciones con funcionalidades tan diversas como colegios, hoteles, restaurantes o centros comerciales que, además de consumir la energía solar de su instalación se convierten en la central energética de su entorno abriendo su producción a la comunidad en una suerte de autoconsumo compartido.

El Cenador de Amós presume de ser el primer restaurante en España que podrá compartir con sus vecinos -15 hogares- parte de la energía generada a partir de placas solares instaladas en su tejado, fomentando un modelo de autoconsumo de electricidad que evitará la emisión de 4.470 kg de CO2 cada año.

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Cenador de Amos

El restaurante cántabro, situado en Villaverde de Pontones, representa la primera comunidad solar del sector gastronómico, consolidando a este establecimiento como referente de la alta cocina sostenible en España.

«Si respetamos la estacionalidad de los productos ecológicos que cultivamos, reciclamos, separamos nuestros residuos, también contamos con nuestro propio semillero y huerto, era lógico apostar por un modelo energético respetuoso con el medioambiente y nuestro entorno», comenta Jesús Sánchez, chef y cofundador del Cenador de Amós.

El establecimiento también articula su compromiso en torno al fomento de la movilidad sostenible, que materializará con la instalación de puntos de recarga de vehículos eléctricos en su zona de aparcamiento, a los que podrán conectarse sus clientes.

Para Marián Martínez, cofundadora del Cenador de Amós, «con esta iniciativa queremos crear un modelo gastronómico responsable, comprometido con nuestro territorio, con el bienestar de las personas, con la economía circular y con el bienestar de nuestros propios equipos».

Gracias a las comunidades solares, algo tan sensible e importante como es la energía se convierte en una cuestión de vecinos. Una alternativa solidaria que avanza en el camino hacia el mix energético.

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