La inestabilidad del mercado laboral en nuestro país ha propiciado que cada vez más personas se decanten por la opción del alquiler. La carencia de contratos indefinidos imposibilita que un ciudadano pueda asentarse en una localidad en concreto y, por consiguiente, adquirir una propiedad en la misma. De igual manera, a esta realidad hay que sumarle el hecho de que, a diferencia de sus padres, los jóvenes son más reacios a solicitar una hipoteca.
Sin embargo, los inquilinos no son los únicos que se ven obligados a convivir con la incertidumbre que trae consigo la economía. Los dueños de estas viviendas también lidian con la inquietud de no saber si los primeros harán frente a los pagos mensuales de forma regular. Por ello, a continuación te damos todas las claves para que esta situación no se repita:
Confía en expertos
Si no es la primera vez que te encargas de gestionar pisos en alquiler, con total probabilidad ya sepas que lo barato acaba saliendo caro. Es decir, aunque hayas decidido llevar a cabo dicha tarea de manera independiente, lo que a priori no cuesta dinero exige mayores sacrificios por otro lado. Nos referimos a labores como la búsqueda del arrendatario perfecto o la acción de enseñar el inmueble a los interesados. De modo que, si bien no se produce desembolso alguno, inviertes tiempo y esfuerzo muy valiosos.
En la actualidad, existen múltiples inmobiliarias dispuestas a asumir aquellas responsabilidades supeditadas a la figura del propietario de viviendas. Sin ir más lejos, muchas de ellas también se encargan de que los inquilinos de estas últimas afronten sus propios deberes. O lo que es lo mismo, se comprometen a que recibas el pago del alquiler antes de que finalice la primera semana de cada mes, así como a reparar los percances habituales de cualquier domicilio que se precie.
Alquiler protegido por la ley
Como no podía ser de otra manera, el contrato que firméis ambas partes debe respetar el precepto por el que se rigen todos los acuerdos de este tipo. Concretamente, hablamos de la Ley de Arrendamientos Urbanos, resumida en el acrónimo LAU. El entendimiento de esta última precisa de la ayuda de profesionales instruidos en la materia, como es el caso de los departamentos jurídicos de las inmobiliarias, por ejemplo. Gracias a ellos, vivirás con la tranquilidad que supone saber que tienes un alquiler protegido.
Conseguir un alquiler protegido implica que, en caso de conflicto con el arrendatario, este nunca va a poder identificar irregularidades en el contrato para llevarte a juicio. El documento constará de todas las cláusulas legales necesarias con el fin de que los derechos y las obligaciones de los dueños e inquilinos tengan cabida en él. Además, tiene que incluir datos como la duración del alquiler, la cuantía de la mensualidad, el importe de la fianza y, cómo no, los motivos por los cuales sería rescindido.
En definitiva, son tantas las responsabilidades que tenemos en nuestro día a día que nunca está de más dividirlas con especialistas, sobre todo cuando se trata de la gestión de pisos en alquiler.