La ministra Ribera pasa el marrón nuclear a las empresas y pone en duda su interés

Las ramificaciones sobre la crisis energética que está viviendo el mundo en general, y que afecta a España como país con un importante número de habitantes, ha puesto de relieve la energía nuclear como tecnología necesaria para afrontar la transición ecológica. Pero el debate se ha partido entre su valor real para el mix y la capacidad de las empresas de afrontar un ciclo nuclear completo.

En este sentido, la ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, ha querido dejar claro que, junto su convicción de ir perdiendo dependencia de la energía nuclear, hay otra evidencia: «Ningún grupo empresarial español está dispuesto a abrir un nuevo ciclo de centrales nucleares de 40 años de duración». Ha insistido en que «no hay ninguna voluntad ni nadie del sector ha pedido reabrir el debate para un ciclo completo», ha aseverado la ministra, durante su intervención en una jornada sobre despoblación en Zaragoza, donde ha apostado por «completar la estrategia» del Gobierno de España y promover la eficacia y la eficiencia, la penetración de las energías renovables y otras soluciones. «Somos un país enormemente rico en recursos», ha añadido.

Con esta afirmación la ministra Ribera pone el debate nuclear en el tejado de las empresas, sobre todo Endesa e Iberdrola, que son los principales actores en este segmento. De igual modo, con estas declaraciones pretende tirar balones fuera con respecto a su gestión y demostrar que si el peso de la energía nuclear no es mayor se debe a la falta de ambición empresarial.

«Acometer el alargamiento» varios años, salvaguardando la seguridad nuclear, «es posible», pero «pensar en un ciclo de 40 años requiere una inversión casi equivalente a invertir en una nueva central», a lo que no está dispuesta ninguna empresa española, ha aseverado, lo que «está bastante alineado con otros países».

No obstante, en el debate nuclear cabe destacar la fuerte regulación que sufre el sector y que, desde hace años, denuncian las empresas que alegan pérdidas millonarias en este negocio por las tasas e impuestos a los que se enfrentan.

UN POLÉMICA NUCLEAR HISTÓRICA

En declaraciones a los medios de comunicación, Teresa Ribera ha ironizado al decir que el presidente del PP, Pablo Casado, «un día pide que cortemos el gas y otro que abramos centrales nucleares», apostillando que «es un poco oscuro» el interés del líder de los ‘populares’ en relación al modelo energético.

Asimismo, ha afirmado que el calendario de «cierre progresivo» pactado entre los propietarios de centrales nucleares «fija un calendario razonable que da holgura para la transformación del sistema energético», insistiendo en que los propietarios han transmitido «las grandes dudas que les genera entrar en un ciclo completo».

Ribera ha explicado que en Europa los expertos han identificado una «taxonomía verde» de cara a la descarbonización para aplicar la discriminación positiva, de forma que los inversores pueden saber qué inversiones son más rentables teniendo en cuenta este criterio, pero Francia y Alemania consideran que el gas natural y la energía nuclear deberían incluirse, respecto a lo que ha dicho que «una cosa es que se pueda seguir invirtiendo en gas natural y nuclear y otra que merezcan clasificarse como verdes».