Los atascos de Madrid, un problema estructural con difícil solución

En estas semanas, los atascos en la capital han sido algo común durante las mañanas. El punto álgido fue el accidente que tuvo lugar a la altura del puente de Ventas, en la M-30, cuando dos camiones colisionaron y provocaron que tuviera que ser cortada totalmente la calzada central y lateral. Este accidente tuvo lugar a primera hora de la mañana, cuando el grueso del tráfico empezaba a moverse. Como resultado de dicha colisión, 20 kilómetros de atascos en la M-30 y retenciones en al menos seis autovías de entrada a la capital.

En el informe diario que maneja el área de Medio Ambiente y Movilidad del Ayuntamiento de Madrid se apunta que la mayor parte de los atascos en la capital se dan en varios puntos clave, algunos de los cuales están en obras ahora mismo. Uno de ellos es el acceso a la almendra central desde la cuesta de San Vicente hasta Plaza España, que ahora mismo está inmersa en unas obras para su reforma. Otro de los puntos negros de la capital son también las obras del nudo Norte, donde cada día se forman retenciones a la entrada en la Castellana.

Según una reciente encuesta de Free Now, los principales obstáculos que encuentran los españoles cuando se mueven por la ciudad son las dificultades para aparcar, el tráfico y la congestión. Respecto al aparcamiento, un 54% de los encuestados la respalda, mientras que en el caso del tráfico y la congestión son un 44%. Otros problemas significativos son las carencias del transporte público y factores medioambientales.

RECUPERACIÓN DEL TRANSPORTE PRIVADO

Tras la vuelta de las vacaciones y la recuperación de la actividad laboral en las oficinas, la movilidad urbana se ha reactivado notoriamente. Esto ha supuesto que el 61% de los españoles utilice el coche privado para moverse por la ciudad. Pero «el atasco no es el problema, sino la consecuencia. El problema es la dependencia del automóvil y el abuso que se hace del coche para desplazamientos en una ciudad como Madrid», según explica Adrián Fernández, responsable de movilidad de Greenpeace. Y otras consecuencias, según el experto, «son un incremento en los tiempos de viaje, que se traduce en pérdidas económicas para los usuarios y mercancías, y, hablando de daños medioambientales, el automóvil es el principal emisor de gases de efectos invernaderos y es un problema de salud pública».

El 61% de los españoles utilice el coche privado para moverse por la ciudad

Por otro lado, existen causas que se pueden convertir en estructurales si no se abordan de manera urgente. Por ejemplo, la tendencia postcovid por la cual las familias buscan vivienda en el extrarradio de la capital, con espacios más amplios y verdes. Además, esto tiene que ver con dónde tiene que moverse la población. «También hay una parte que es a dónde tenemos que ir, y en el caso de Madrid hemos visto un fenómeno que aumentan la dependencia del automóvil. Se trata de la dispersión urbana, cada vez se vive más lejos. También ha aumentado la polarización de dónde vive la gente y dónde están los puestos de trabajo. Hay más residencia en el sur y más empresas en el norte de la ciudad. Se produce una mezcla de usos en la cual mucha gente tiene que ir del sur al norte y viceversa», destaca Fernández.

POSIBLES SOLUCIONES

Igualmente, en los atascos producidos a la entrada de la capital también existen causas estructurales. Uno de ellos es la propia M-30. Tras años de reformas, aumentando los carriles y tratando de solucionar sus problemas, sigue siendo una vía que se colapsa con mucha facilidad. Por ejemplo, «las obras del nudo de Manoteras para eliminar algunos trenzados pueden mejorar a corto plazo, pero se seguirá colapsando. Por más que se amplíe una vía, que es impropio que esté dentro de la ciudad, no se solucionará el atasco», confirma el responsable de Greenpeace. Para este experto, la solución pasa por fomentar el teletrabajo y apoyar un cambio modal para que el desplazamiento se haga de forma sostenible.

Otra de las posibles soluciones es la implantación de un carril de Bus VAO. En estos momentos solo hay uno en la autopista A6, mientras que hay otro en proceso la implantación de un carril bus en la A2 pero que lleva muchos años de proyecto y todavía no han comenzado las obras. «Funciona perfectamente, pero es el único que se ha hecho en 25 años, todas las autopistas deberían contar con uno. Si hubiera una solución inmediata, sería la del bus VAO», afirma Fernández.

«Durante muchos años se han planificado muchas intervenciones, pero nunca se han materializado». Según el responsable de Greenpeace, «falta ambición. Parece que las administraciones se mueven más rápido cuando se trata de ampliar carreteras que cuando se amplía el transporte público. Las soluciones que serían más efectivas como bus VAO y plan de Cercanías, que dependen de varias administraciones, no están teniendo el apoyo. En los presupuestos generales no aparecen partidas para estas soluciones», resume.