El BCE cree que la crisis de gobernanza de BBVA pone en riesgo la estabilidad del banco

El Banco Central Europeo (BCE) analiza con preocupación la lucha de poder que se está produciendo en el consejo de administración de BBVA, una vez que es público y notorio que el presidente de la entidad, Carlos Torres, y el consejero delegado, el turco Onur Genç, mantienen un enfrentamiento soterrado por el control de la institución.

Una crisis de gobernanza que se produce en un momento muy delicado para el banco, acosado por los problemas judiciales y por la situación de inestabilidad de uno de sus principales mercados (precisamente el turco) donde el CEO quiere aumentar el peso del grupo incrementando la participación en su filial Garanti.

Fuentes cercanas al consejo de gobierno del BCE aseguran a MERCA2 que ni a Christine Lagarde ni a Luis de Guindos les gusta el color que está tomando la situación de BBVA, «con un vacío de poder y una sensación de interinidad permanente que afecta a las decisiones estratégicas del banco y que no se puede mantener de forma indefinida».

Un problema que comenzó hace meses con la imputación de BBVA en el “caso Villarejo” y que se ha agudizado en las últimas semanas con el paso al frente que ha dado Onur Genç, logrando incluso el apoyo de buena parte del consejo de administración en su batalla con Torres.

La cuestión se ha agravado tras confirmarse que el CEO del banco español quiere utilizar la liquidez obtenida por la venta de Compass en Estados Unidos para elevar la participación en Garanti, su filial turca. Un movimiento que han recibido los máximos responsables de la autoridad monetaria con estupor porque en estos momentos el país vive una crisis económica galopante y su divisa (la lira) se despeña por la intervención del Banco Central.

La injerencia del presidente, Recep Tayyip Erdogan, en la política monetaria –obligando a bajar los tipos de interés a pesar del aumento de la inflación– ha provocado una estampida de inversores poniendo en riesgo a la banca turca, donde Garanti ocupa un lugar destacado.

BBVA controla el 49,85% del capital de la entidad y es la tercera filial que más aporta a los resultados del grupo: 384 millones de euros en el primer semestre de 2021, frente a los 1.127 millones de México y los 745 millones de España.

Y a nadie se le escapa que Onur Genç es un hombre muy cercano a Erdogan, tanto que algunos piensan que fue nombrado consejero delegado del banco como parte del acuerdo para que BBVA entrara en Turquía, una decisión estratégica que se suele atribuir al ex presidente Francisco González (imputado en la Audiencia Nacional) pero que, paradójicamente, en realidad fue obra de Torres.

«Ni a la Comisión Europea ni al BCE les parece bien que un banco español sistémico esté dirigido por un hombre de Erdogán»

«Ni a la Comisión Europea ni al BCE les parece bien que un banco español sistémico esté dirigido por un hombre de Erdogán y mucho menos que utilice el dinero de su desinversión en EEUU para aumentar su peso en un país que, además de vivir una crisis económica y de divisa, tiene unas relaciones muy complejas y tensas con las autoridades europeas”, indican las fuentes consultadas».

Los problemas de BBVA con la institución monetaria vienen de lejos, debido a que Torres siempre se ha negado a acatar el modelo de gobernanza que el BCE reclama para todos los bancos europeos desde que a finales de 2014 tomó las riendas de la supervisión de los principales grupos financieros del Viejo Continente.

La exigencia de que las entidades separen la presidencia de la función ejecutiva nunca ha sido bien vista por los banqueros españoles y, a regañadientes, Torres realizó algunos cambios en esta materia, pero reservándose esferas de actuación para participar en las decisiones estratégicas.

GUINDOS Y TORRES, UNA DIFÍCIL RELACIÓN

La intransigencia del presidente de BBVA le ha provocado muchos dolores de cabeza al BCE, especialmente a su vicepresidente, Luis de Guindos, que nunca ha tenido una buena relación con Torres y al que no considera capaz para llevar las riendas del banco. La distancia entre el banco central y la cúpula del banco español aumentó al destaparse el escándalo del caso Villarejo y entonces se puso en marcha la “Operación Caruana”.

El objetivo era (y es) impulsar al consejero de BBVA y ex gobernador del Banco de España, Jaime Caruana, a la presidencia del grupo si Torres es imputado. Su cercanía con el anterior presidente, Francisco González, (que le puso en el cargo) y su reticencia a colaborar con la Justicia son otros ingredientes que se suman a este cóctel explosivo de resaca incierta. Sin embargo, esta operación de cambio de cromos en la presidencia no solventaría el problema de gobernanza del grupo financiero español.

“En el BCE nunca han visto con buenos ojos a Torres y lo normal es que hubiera presentado su dimisión cuando el banco fue imputado junto a su mentor y algunos de los antiguos consejeros. En ese momento la llegada de Caruana a la presidencia hubiera tenido mucho sentido. Ahora también sería bien recibido pero tendría poca capacidad de maniobra para frenar al consejero delegado”, concluyen las fuentes del consejo de gobierno del BCE.

NOVEDADES EN EL PLAN ESTRATÉGICO

Y mientras la crisis de gobernanza del banco español es el tema estrella en los pasillos de la sede de la autoridad monetaria, el incendio de la lira turca amenaza con destruir los soportes de la cotización de la entidad que está a punto de presentar los resultados trimestrales a la vuelta de la esquina (el próximo 29 de octubre). El último recorte de tipos de interés promovido por Erdogan –que gobierna de facto el banco central– ha sido de 200 puntos básicos, sorprendiendo al mercado, que esperaba una rebaja tan sólo de 100 puntos. Y el banco europeo más expuesto a Turquía es precisamente BBVA.

Tras la presentación de las cuentas del periodo junio-septiembre la próxima gran cita será el 18 de noviembre, día en el que se celebra el Capital Market Day, una jornada en la que los inversores esperan que el grupo español anuncie novedades respecto a su plan estratégico. Según los cálculos de los analistas de Barclays la entidad tiene un exceso de capital de 3.400 millones de euros y deberá decidir si eleva su cuota de mercado en España, en México o en Turquía, sus principales mercados. De la decisión que tome el consejo dependerá el futuro del banco y, por extensión, de sus dos primeros espadas.