Créditos al consumo

Los créditos al consumo son aquellos créditos que se dan en las tarjetas que se utilizan para pagar compras. Es decir, los créditos al consumo son un tipo de préstamo personal destinado a la compra de bienes o servicios.

Por ejemplo, cuando en tiendas grandes como Ikea o El Corte Inglés te ofrecen financiar un producto en tres, seis o doce meses estos son este tipo de créditos. Estos créditos, como todos, tienen una serie de condiciones. Normalmente tienes la obligación de hacerte socio de la tienda, después demostrar la solvencia y por último, hay que contratar una tarjeta de crédito. Aunque estés haciendo la compra en la tienda en realidad la financiación te la está ofreciendo una entidad bancaria que tiene el acuerdo con la empresa. Por ejemplo, Ikea trabaja con CaixaBank por lo que la entidad que está otorgando el crédito es esta y, además de en la tienda de muebles se puede utilizar como una tarjeta VISA normal.

Estos no son los únicos créditos al consumo que existen, también se pueden solicitar directamente a un banco tradicional o una entidad online que puede ser para comprar un coche, viajar, hacer una reforma, etc. La cuestión es que con este tipo de contratos el consumidor recibe un crédito pequeño con forma de pago aplazado, préstamo, apertura de crédito o cualquier medio equivalente de financiación.

Este tipo de créditos se entienden como una “categoría” dentro de los préstamos personales. Son productos bancarios en los que el cliente recibe una determinada cantidad de dinero, bajo el compromiso de “devolver dicha cantidad, junto con los intereses correspondientes, mediante pagos periódicos”, según el Banco de España. La diferencia con los préstamos hipotecarios es que la devolución de estos créditos no está garantizada con ningún bien inmueble.

Según el BdE “los contratos en que una persona física o jurídica en el ejercicio de su actividad comercial, profesión u oficio, (un empresario), concede o se compromete a conceder a un consumidor un crédito bajo la forma de pago aplazado, préstamo, apertura de crédito o cualquier medio equivalente de financiación, para satisfacer necesidades personales al margen de su actividad empresarial o profesional y cuyo importe ascienda al menos a 200 euros.

Características de estos créditos al consumo

  1. Se destinan a la compra de bienes y servicios de consumo. Aquellos como un coche, un televisor, un móvil, etc.
  2. No son de un importe excesivamente elevado.
  3. La entidad prestamista evalúa y estudia la solvencia del cliente a través de una nómina, por ejemplo.
  4. Su tramitación es más rápida que los préstamos hipotecarios, pero los intereses son más altos.
  5. El consumidor está protegido por ley a los comportamientos del prestamista y la información que facilita del préstamo.

Qué son las tarjetas revolving

Las tarjetas revolving se encuentran dentro de este tipo de productos y hay que tener mucho cuidado con estas.

Este tipo de tarjetas de crédito con la que todos los pagos de compras quedan aplazados automáticamente. Así, los usuarios de estas tarjetas pueden realizar los pagos que se hayan hecho con esta tarjeta en plazos, con unos intereses normalmente altos.

Con las revolving se pueden realizar todos los pagos independientemente de que se tenga dinero en la cuenta que está asociada a esta o no. Se aplazan para pagarlas posteriormente lo que puede ser una ventaja cuando hay una urgencia de compra. Esta tarjeta de crédito lo que permite es agrupar todas las compras hechas durante un periodo determinado de tiempo pudiendo pagar íntegramente en la fecha de cargo elegida, sin intereses o aplazar el pago plazos con intereses. Con estas tarjetas también se puede retirar dinero en efectivo en los cajeros automáticos aunque esto siempre incluye algún tipo de interés.

Para devolver el crédito con las tarjetas revolving el cliente dispone de dos opciones que puede ser o bien pagando un porcentaje, es decir que el cliente escoge qué porcentaje de saldo pendiente quiere devolver cada uno, estando dentro unos mínimos y máximos que varían según la tarjeta y de la entidad bancaria, o bien con plazo fijo, en este caso el cliente paga una cuota fija, también teniendo unos mínimos y máximos que depende las condiciones de las tarjetas. Es decir, si el cliente fija el 8% de mínimo, quiere decir que el usuario tendrá que devolver cada mes el 8% de la deuda que haya acumulado hasta entonces. 

Con este tipo de tarjetas hay que tener bastante cuidado ya que dependiendo el tipo de interés que se fija el producto final puede hasta duplicar el precio original. De hecho, los intereses de estas tarjetas van desde el 19,99% hasta el 28,35% de interés. Muchas veces dan problemas por lo que se pueden reclamar mediante tres vías:

  1. Reclamar a la entidad bancaria: antes de acudir a la vía judicial es recomendable asistir primero a la entidad. Normalmente es la forma más rápida y sencilla ya que las compañías suelen estar abiertas a negociar para poder evitarse gastos judiciales.
  2. Reclamar por medio del Banco de España: Puede suceder que la entidad a la que se ha reclamado los intereses de la tarjeta revolving no se obtenga ninguna respuesta. En este caso puede acudir al Banco de España para que ejerza de mediador.
  3. Reclamación por la vía judicial: Si no se llega a un acuerdo con el banco hay que recurrir a la vía judicial. Esto supone presentar una demanda al juzgado de Primera Instancia y esperar a la resolución del juicio.

Cómo saber si la tarjeta es revolving

Para saber si las tarjetas son revolving o no hay una serie de condiciones que hemos de conocer:

  • Si se ha contratado en un gran supermercado, aerolínea, gasolinera o tienda grande.
  • El interés supera el 20%.
  • En el contrato aparecen alguno de estos términos: pago aplazado con cuota fija o a porcentaje, periodicidad anual inamovible, pago fraccionado cuota fija o variable.
  • Si se paga una cuota fija mensual independientemente de lo que se haya comprado o la deuda no decrece.
  • Algunas tarjetas de crédito no son revolving, pero te ofrecen la posibilidad de transformarla.
  • Si no pidieron apenas documentación para contratarla.

Debido a sus altos intereses el Ministerio de Economía publicó en 2020 una orden ministerial para regular este tipo de tarjetas. Los puntos claves de este decreto se basan en que la entidad bancaria debe asegurarse de la solvencia de los clientes y que estos pueden afrontar la deuda; una mayor transparencia, es decir las entidades deben ofrecer información precontractual y mensual sobre el funcionamiento y la situación; realizar una simulación de las posibles compras, se deben incluir al menos dos ejemplos de cuánto se pagará y en cuántas cuotas se tendría que pagar; las empresas no podrán ampliar el límite del crédito sin que el cliente dé su consentimiento, y por último, el CIRBE controlará más las deudas.

Ventajas y desventajas de las tarjetas revolving

Ventajas: Se puede acceder a considerables importes de dinero rápidamente, amplia la flexibilidad de pago, hay distintas formas de pago y tiene las mismas ventajas que una tarjeta de crédito como la protección de las compras, los seguros de viaje, etc.

Desventajas: El cliente cuenta con una línea de crédito constantemente disponible, lo que puede llevar a un fuerte endeudamiento, los intereses son muy elevados, los pagos aplazados en varias cuotas suponen pagar pequeñas cantidades durante mucho tiempo por los intereses y que muchas entidades no señalan que su tarjeta es revolving.

Por lo que lo más recomendable es que su uso sea para compras muy puntuales y no utilizarla como forma de pago habitual. Por otro lado, lo mejor es liquidar cuanto antes la deuda y fijarla en pocos meses y llevar un control de los gastos porque al utilizar este tipo de tarjetas podemos perder la vista de la situación real de nuestro dinero.

Tarjetas de crédito y de débito

Además de este tipo de tarjetas también existen las tarjetas de crédito y las de débito.

Las tarjetas de crédito: son tarjetas que permiten realizar compras que se pagan en el futuro, normalmente a final de mes, por lo que se puede comprar sin tener dinero en la cuenta. Este tipo de tarjetas no tienen intereses por pago como las de revolving. Simplemente se cobra un porcentaje si hay un descubierto en la tarjeta cuando van a pasar los pagos, donde sí hay intereses. Aún así, las tarjetas de crédito tienen una comisión por emisión y renovación. Se paga una cantidad fija anual que se paga cuando se emite y se renueva la tarjeta, dependiendo de cuál se elija puede ir de cero a 200 euros.

Las tarjetas de débito: es una tarjeta en la que las compras realizadas se cargan directamente en la cuenta corriente. Por lo que siempre hay que tener saldo para poder realizar los pagos. Estas tarjetas son la mejor elección cuando se quiere tener una economía controlada y dentro de nuestras posibilidades.