Los dirigentes de la Fed, enfrentados ante la amenaza de la inflación

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El miércoles, la Reserva Federal publicó las actas de su reunión de política monetaria de los días 21 y 22 de septiembre. En dicha reunión, los dirigentes de la FED han aportado datos más precisos de cómo los días de la política monetaria de la época de la crisis están llegando a su final. Los banqueros centrales de Estados Unidos coinciden en que próximamente tendrán vía libre para comenzar a disminuir los incentivos a la economía. Sin embargo, hay distintas opiniones acerca del nivel de amenaza que supone la alta inflación, pero sobre todo, acerca de qué hay que hacer al respecto. 

En un momento en el que la economía va a crecer a una velocidad mucho más acelerada en años, la inflación se encuentra muy por encima del área segura, y el mercado laboral muy recuperado de la pandemia, la mayor parte de los responsables de política monetaria piensan que es conveniente comenzar a recortar los 120.000 millones de dólares en compras mensuales de activos que el banco central ha estado llevando a cabo para incentivar la recuperación económica.

UNA INFLACIÓN POR ENCIMA DEL OBJETIVO

Jerome Powell, presidente de la Fed, dijo en septiembre que, mientras las cifras del mercado laboral sean “decentes”, prevé que la disminución de las compras de bonos del Tesoro y valores apoyados por hipotecas por parte de la Fed comience en noviembre y termine a principios de 2021.

Un informe publicado el pasado viernes recoge 194.000 empleos en EEUU en septiembre. Esto está muy por debajo de lo que esperaban muchos economistas. 

El banco central proyecta una inflación del 4,2% este año, más del doble de su objetivo flexible del 2%.

Si se dieran otras señales en las actas o en cualquier otra parte de que los responsables de la política monetaria tienen pensado acelerar o ralentizar el “tapering” según el ritmo de la recuperación económica se traduciría en un desvío económico predecible que la Fed siguió en 2014, cuando redujo las compras de bonos realizadas para recuperar la salud de la economía tras la crisis financiera y la recesión de 2007-2009, y sería una sorpresa para los mercados.

Lo más probable es que las actas ofrezcan nuevos datos sobre las perspectivas de inflación de los banqueros centrales. Y en particular, sobre si creen que tendrán que sacrificar su objetivo de alcanzar el pleno empleo para evitar que la inflación se dispare.

Las proyecciones económicas publicadas junto con la declaración de política monetaria de la Fed el mes pasado mostraban que el banco central proyecta una inflación del 4,2% este año, más del doble de su objetivo flexible del 2%. El Gobierno estadounidense publicará nuevos datos sobre la inflación a primera hora el miércoles.

UN PANORAMA AGRIDULCE

Powell y Clarida han restado importancia a esa posibilidad. Aunque los responsables de la política monetaria de la Fed están divididos a partes iguales sobre si creen que las subidas de los tipos de interés tendrán que empezar el año que viene o en 2023, sus proyecciones son “totalmente coherentes” con el marco de la Fed, que tiene como objetivo alcanzar tanto el máximo empleo como una inflación estable, dijo Clarida el martes.

No obstante, los comentarios públicos de otros responsables de política monetaria sugieren que hay un debate activo bajo la superficie.

Según Reuters, el presidente de la Fed San Luis, James Bullard, tiene miedo de que la gran inflación que nos acecha pueda continuar insistiendo y meterse de lleno en la economía. Si esto ocurriera, conllevaría una solución más “agresiva” desde el banco central. Le inquieta que la inflación siga en una constante alta o suba. Además, pretende que la Fed termine de reducir sus compras de activos a principios del año que viene para poder subir los tipos en primavera o en verano si hace falta.

Hay dos opciones. Por un lado, que los encargados de la política monetaria crean que deben subir los tipos de interés para evitar la inflación antes de que la economía tenga tiempo suficiente para llegar a la cifra de pleno empleo, lo que podría acortar la recuperación.

Por otra parte, si eligen retrasar las subidas de tipos para dar al mercado laboral una mayor oportunidad de recuperarse, pero entretanto no calculan bien el poder de permanencia de la inflación, podrían tener que subir los tipos agresiva y repentinamente para recuperar el espacio perdido frente a la inflación.