El ‘fast food’ supone un gran riesgo para el medioambiente

Vivimos en una sociedad en la que cada vez importa más la inmediatez. Esa filosofía la trasladamos también a la comida. Cada vez consumimos más comida de cadenas denominadas ‘fast food’. Sin embargo, no nos hemos parado a pensar en lo perjudicial que puede ser este hábito para nuestra salud y para el medioambiente.

Para saber cómo nació esta comida rápida tal y como la conocemos hoy en día, tenemos que remontarnos a principios de 1900. Esta es la primera fecha en la que tenemos constancia de que existieran locales que ofrecían comida detrás de una ventanilla de vidrio y una ranura para pagar con monedas. “Menos trabajo para mamá”, era el lema. La filosofía de compra era la misma que ahora. Comida que se hiciese al momento de forma rápida y que se consumiese de la misma forma.

Estas innovaciones han llegado hasta nuestros días. Este consumo masivo hace que se necesiten muchas materias primas para abastecer las necesidades de los clientes de estas cadenas de ‘fast food’. Esto afecta gravemente al medio ambiente ya que hace que solo se coseche un tipo de planta en grandes hectáreas, lo que se conoce como cultivo, quitándole su lugar a otros vegetales autóctonos.

IMPACTO MEDIOAMBIENTAL

Además del daño que puede ocasionar su cultivo, los envases que se utilizan en estas cadenas de ‘fast food’ también perjudican las aguas. Los componentes de estos recipientes son plásticos, que al tirarse contaminan los mares y océanos. Una vez en el agua, esos plásticos comienzan a desintegrarse poniendo en riesgo la vida marina.

También, los productos químicos usados en el cultivo de la tierra pueden contaminar el agua de los ríos y/o subterránea. Además, muchas veces, la utilización de esta agua para la irrigación de los cultivos entra en conflicto con las necesidades hídricas de las comunidades locales. Por otro lado, las zonas deforestadas son proclives a inundaciones y a épocas de grandes sequías.

Estos envases de un solo uso provocan la generación de una gran cantidad de residuos, muchos de ellos con componentes tóxicos que perjudican la salud. Por suerte, en los últimos años muchas de estas compañías han dado un paso en favor de la sostenibilidad y han creado envoltorios responsables con el medio ambiente.

PROBLEMAS PARA LA SALUD

Curiosamente, los jóvenes españoles están más preocupados por el medio ambiente que la media europea, según un estudio de la fundación BBVA. Sin embargo, son el grupo generacional que más consume este tipo de comida. Además de para el medioambiente, el consumo de ‘fast food’ es muy perjudicial para la salud.

El informe Alimentación, factor de salud y sostenibilidad, impulsado por la consultora de comunicación Cariotipo Lobby & Comunicación con el apoyo de la CEOE y la Fundación Española del Corazón, y el patrocinio de la empresa Eurosemillas afirma que la mala alimentación le cuesta al Sistema Nacional de Salud unos 14.300 millones de euros al año. Esto es casi el 20% del gasto total.  

En contraposición a esta tendencia, es recomendable el ‘slow food’. Alimentarse en el sentido de ‘slow food’ significa comer con atención, en especial valorando la calidad y, con ello, teniendo en cuenta la procedencia de las materias primas y el modo de cocinarlas.