China echa un pulso a EEUU en la primacía por la moneda digital

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Las monedas digitales con el apoyo de los bancos centrales, como el posible euro digital o el yuan digital, pueden ser una realidad en los próximos años. A diferencia de las criptomonedas, como el Bitcoin, estas divisas prometen menor volatilidad y mayor seguridad. Además, contarán con el apoyo de sus respectivas instituciones monetarias, encargadas de velar por la estabilidad financiera. Tanto Europa como China llevan ejecutando pruebas de su moneda desde abril y esta última pretende tener su yuan digital totalmente operativo para 2022. Los bancos centrales han movido ficha pero, ¿quién llegará primero?

DIFERENCIA ENTRE CRIPTOMONEDA Y MONEDA DIGITAL

La fiebre de las criptomonedas, en especial el Bitcoin, ha creado confusiones en la terminología que se usa para referirse a esas monedas. A veces se llama a este tipo de divisa criptomonedas y otras moneda digital. Sin embargo, los dos términos no son intercambiables.

Tanto Europa como China llevan ejecutando pruebas de su moneda desde abril y esta última pretende tener su yuan digital totalmente operativo para 2022

Las monedas digitales son dinero utilizado en internet y que solo existe en formato digital. No tiene ningún equivalente en dinero físico en el mundo real pero cuentan con todas las características del dinero tradicional. Al igual que el dinero fiduciario clásico podemos transferirlo o cambiarlo por otras divisas y puede utilizarse para adquirir bienes y servicios. Las criptomonedas son una variedad de monedas digitales creadas a través de la tecnología blockchain y se consideran confiables porque están basadas en la criptografía. La tecnología blockchain ofrece un sistema descentralizado que permite que ninguna autoridad externa controle las acciones que ocurren en la red. Las monedas digitales de bancos centrales son emitidas y controladas por los mismos bancos centrales mientras que las criptos son descentralizadas y con acceso libre.

LA HEGEMONÍA MUNDIAL DEL DÓLAR, EN PELIGRO

La carrera por el liderazgo de las divisas digitales ya ha comenzado. Europa y China quieren tomar la delantera e impedir que las criptomonedas no reguladas sean el actor principal del mundo de los pagos digitales. El Banco Popular de China, el equivalente del BCE en Europa, está ejecutando pruebas de su moneda digital desde abril.

A nivel internacional, el gigante asiático mira hacia un hipotético escenario en el que su yuan digital se convirtiera en la divisa de referencia. “La primera región económica que tenga su moneda digital de banco central totalmente operativa tendrá ventajas competitivas sobre el resto. Principalmente porque cuanto antes se lance, antes podrá contar con un incremento de la adopción”, señala Alberto Fernández, profesor del programa especializado en Blockchain e Innovación Digital del IEB. “En el caso de China, es evidente que se están dando muchísima prisa y que a EEUU no le ha sentado nada bien, ya que puede hacer peligrar la hegemonía mundial del dólar”, añade.

Por otro lado, este tipo de monedas del banco central tendrán la característica de poder llegar a ser “dinero programable”. Es decir, se podrán realizar tanto transacciones inteligentes como aplicar algoritmos de finanzas descentralizadas, permitiendo el acceso a una gran parte de los ciudadanos en vez de únicamente a los bancos. Esta es otra de las ventajas de ser el primero, quien golpea primero, golpea dos veces y antes comenzará a aprovechar el uso de esta tecnología. 

INCERTIDUMBRE Y RIESGOS

Este tipo de monedas están respaldadas por una reserva de activos de la propia entidad que las emite y pueden resultar menos arriesgadas que las criptomonedas como medio de pago. Sin embargo, este tipo de soluciones, cuando tienen un alcance global y gran número de usuarios, plantean retos importantes a la estabilidad financiera por su importancia sistémica. “La gran incertidumbre es que a pesar de tener un grado de transparencia mayor, eliminar el fraude, el dinero negro y evitar el blanqueo de capitales, si la implantación de una moneda de banco central se hace excesivamente centralizada y corremos el riesgo de perder un alto grado de privacidad, así como estar sometidos a un control excesivo que limite nuestras libertades”.