Resulta curioso que un mismo término, una rabieta, que nos dibuja en la mente la figura de un niño pequeño, sirva también para explicar el comportamiento (en conjunto) de uno de los grupos de profesionales más preparados y con mejor remuneración del mundo: los inversores. Pero no hay otra palabra que aclare mejor porque los índices de Europa o Estados Unidos se han teñido de rojo tanto ayer como hoy. Aun así, el principal implicado, Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal (Fed), puede estar contento haber contenido con éxito un berrinche mayor de los mercados.
El detonante de la caída de los índices europeos y estadounidenses en estos días ha sido la publicación reciente de las actas de la reunión del Comité de Mercados Abiertos de la Reserva Federal (FOMC) del pasado 27 y 28 de julio. Un documento esperado por los inversores porque daba a conocer las deliberaciones mantenidas por sus miembros en relación a las compras de activos entre otros muchos temas. En otras palabras, que arrojaba luz sobre una pregunta clave: ¿Cuándo empezaría a reducirse el volumen de adquisición de bonos y activos financieros que actualmente realiza la Fed?
La respuesta a la cuestión fue que: «La mayoría de los participantes señalaron que, siempre que la economía evolucionara en líneas generales como preveían, consideraban que podría ser apropiado empezar a reducir el ritmo de las compras de activos este año», indicó el documento publicado por la Fed. De hecho, varios de los allí presentes comentaron que las condiciones económicas y financieras «probablemente justificarían una reducción en los próximos meses».
LOS MERCADOS HAN VIRADO AL ROJO EN EUROPA Y EE.UU.
El hecho de que se reduzca el volumen de compras de activos por parte de la Fed, una operativa conocida como tapering, no ha gustado demasiado a los inversores. Tampoco es raro ese hecho, al fin y al cabo, cada vez que se ha ejecutado dicho movimiento los mercados han reaccionado con caídas. Sin ir más lejos, en los últimos días los índices se han teñido de rojo. En concreto, el S&P 500 retrocedió el miércoles más de un 1%, mientras que en la jornada del jueves todas las bolsas europeas se tiñeron de rojo con el Ibex cediendo en torno a un 0,6% y el Dax alemán más de 1,2%.
EN 2013, LOS INVERSORES Y LOS MERCADOS SE ENRRABIETARON AL ANUNCIAR UNA REDUCCIÓN EN LA COMPRA DE ACTIVOS SIMILAR A LA ACTUAL QUE DURÓ HAS MEDIADOS DE 2014
Y no ha sido la primera vez en lo que va de año. Así, un tiempo antes se produjo otra caída generalizada cuando Powell abrió la puerta por primera vez a esta circunstancia al señalar que dentro del banco central se estaba hablando de «reducir las compras de activos». Más tarde, las actas de la reunión revelaron que los miembros del FOMC pensaban que era «importante estar bien posicionado» para reducir la velocidad. Aun así, pese al rojo durante alguna jornada los mercados aguantaron el tipo hasta el punto de que el S&P siguió escalando máximos históricos.
Las respuestas de los inversores tampoco han sido tan terroríficas como muchos analistas temían. De hecho, alguno presagiaba que, si no se hacía con cuidado la comunicación primero y la retirada de estímulos después, podía producirse un nuevo tapering tantrum o una rabieta de los mercados por la reducción de compras de activos. El fenómeno se ha bautizado así después de que en 2013 se produjese un colapso de las bolsas estadounidenses, que rápido se propagó por todo el mundo, al anunciar Ben Bernanke, presidente de la Fed en aquel momento, un proceso similar al actual y que duró más de un año.
LA PRIMERA ARMA DE POWELL: LA COMUNICACIÓN
Ahora, la situación parece totalmente controlada. Pero, probablemente, no se debe a que los inversores (y los mercados) hayan madurado, sino a que Powell tenía la lección aprendida. Así, el presidente de la Fed ha utilizado dos tácticas diferentes para calmar los ánimos de los índices bursátiles, mientras prepara el terreno para reducir la compra de bonos. El primero tiene que ver con la comunicación, que cada vez tiene más importancia, el segundo con distanciar en el tiempo el tapering de una futura subida de tipos.
Una de las virtudes que está demostrando Powell durante su mandato en la Fed es la facilidad que tiene para la comunicación. El republicano ha actuado decisivamente a lo largo del 2021 para transmitir en todo momento un mensaje claro que ha llegado con nitidez a los inversores. A principios de año, ante una súbita subida del rendimiento de los bonos, anticipando el tapering, respondió con contundencia en la conferencia de prensa de la Fed (el 17 de marzo) que no había cambios en la configuración de las políticas principales del organismo, en su orientación o cambios en su política monetaria.
Más adelante, en junio, empezó a abrir la puerta a empezar a ejecutar el tapering, pero dejando claro que sería más adelante. Le dio tiempo al mercado a acoplarse y no pretendió ser el primero en decirlo públicamente. De hecho, mientras que Powell solo señalaba que se estaba debatiendo un amplio número de gobernadores por todo el mundo pasaban a la acción: en abril, el Banco de Canadá comenzó a reducir el ritmo de compra de bonos. El Banco de la Reserva de Australia dijo el 6 de julio que comenzaría a reducir sus compras en septiembre. En mayo, el Banco de la Reserva de Nueva Zelanda señaló también una reducción en las compras de activos. Incluso el Banco de Inglaterra notificó antes sus movimientos que la Fed.
LA IMPORTANCIA DE DISTANCIAR EL TAPERING Y LA SUBIDA DE TIPOS
Por último, en su reciente anuncio, que ya da por hecho la reducción de la compra de bonos a finales de año, lo ha ejecutado, mientras dejaba claro otro mensaje: no habrá subida de los tipos de interés hasta 2023. Pese a que en principio no parece tener demasiada relación uno y otro para los inversores la secuenciación de ambos es vital. Una lección que aprendieron los expertos de la Fed, y otros bancos centrales, precisamente con el suceso del tapering tantrum de 2013 se produjo porque ambos efectos coincidieron, en cierta medida, en el tiempo.
Para entenderlo hay que empezar por lo básico y, es que, a los mercados nunca les sienta bien el tapering. Una de las razones es que la inyección de dinero por parte de la Reserva Federal al sistema financiero se asemeja a un chute de droga. Los primeros disparos funcionan de maravilla para impulsar las valoraciones al alza. Ese efecto que parece místico está respaldado por la teoría económica que dice que las compras de los bancos centrales reducen el rendimiento de los bonos a largo plazo, lo que empuja a los inversores a centrarse en la renta variable amplificando los efectos al alza.
EL TAPERING VUELVE HACER ATRACTIVA LA RENTABILIDAD DE LOS BONOS A LARGO PLAZO. EL EFECTO SE AMPLIFICA CUANDO LOS INVERSORES ESTIMAN UNA SUBIDA DE TIPOS CERCANA
Pero como ocurre con todas las drogas, lo que empieza con una sensación fantástica, termina volviéndose algo rutinario y adictivo. Por ello, los inversores en muchas ocasiones sobrerreaccionan ante los anuncios de tapering que hacen los bancos centrales. En este sentido, la teoría económica también es consistente, ya que nos dice que reducir la compra de activos vuelve a elevar el rendimiento de los bonos y los hace de nuevo atractivos desviando una parte de la inversión a la renta fija. Ese efecto se amplifica si, además, los inversores intuyen que se producirá una subida de tipos próximamente.
De hecho, una subida de tipos implica un valor futuro todavía mayor de la deuda, tanto pública como corporativa, lo que arrastra un mayor volumen de inversión hasta ella en detrimento de la renta variable. Ese efecto fue el principal culpable del colapso de 2013 y es lo que Powell ha logrado frenar en esta ocasión, al menos por el momento. Ahora, el turno será para Christine Lagarde y el BCE, aunque en está ocasión los expertos no están demasiado convencidos de que los inversores europeos no saquen su vena más infantil a la vuelta de las vacaciones.