Genç y Sáenz de Tejada señalados en BBVA por el alto coste final en el ERE

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Tras meses de duras negociaciones, y alguna que otra huelga, BBVA alcanzó un acuerdo con los sindicatos para despedir a 2.935 empleados. Un pacto que en principio satisfizo a ambas partes. Así, desde CCOO aseguraban que «se había logrado un muy buen acuerdo», mientras que la entidad que preside Carlos Torres afirmaba que se había alcanzado «el mejor acuerdo posible». Pero el veredicto final, más allá de valoraciones poco objetivas, es que la firma vasca perdió el pulso y el coste final, que ascendió a unos 960 millones, fue bastante mayor del esperado y deseado.

Al menos, ese es el punto de vista (más calmado y frío) del mercado. De hecho, Barclays, un banco de inversión, emitió un análisis posterior sobre el acuerdo que titulaba así: «La reestructuración de costos es un poco más débil que lo esperado». En dicho estudio señalaba que el acuerdo no había sido satisfactorio, en términos económico, porque había sido más caro de lo esperado por el consenso y el recorte de gastos esperado era bastante menor. En otras palabras, que BBVA había perdido en las negociaciones con los sindicatos.

En cuanto al primer apartado, las fallas del acuerdo cerrado por BBVA se centran en el dinero pagado por las salidas. Así, desde la firma de inversión se señala que los 960 millones de euros de coste, de los que 720 son netos para los trabajadores, supera con fuerza los estimados. De hecho, Barclays aclara que la cifra inicial estimada «por el consenso» de 593 millones de euros. Por lo tanto, la diferencia excesiva (de algo más de 120 millones) ha sido un problema para el desarrollo del acuerdo.

EL ACUERDO TRAERÁ MENOS AHORRO DE LO ESPERADO

De hecho, ese gasto tan alto, muy por encima de lo pensado, lo tuvo que compensar la entidad cerrando menos oficinas de las previstas o al menos gastando menos. Los analistas destacan que «los costes de cancelación de oficinas de 240 millones de euros, no incluidos en el consenso, son inferiores a los estimados». En definitiva, que eso lleva a que los costes que tiene que asumir BBVA en un futuro sigan siendo más alto de lo previsto.

Una premisa que, obviamente, no han pasado por alto los analistas. Así, la entidad informó de que el ERE junto al cierre de oficinas producirá un ahorro de costes antes de impuestos de 250 millones de euros a partir de 2022. Una cifra que se divide en unos 225 millones de euros en España y otros 25 millones de euros en el centro corporativo. Además, de 65 millones en este 2021. Pero las cifras se quedan muy por debajo de lo pronosticado, lo que ha metido más presión a los títulos del banco.

Así, el consenso, en el que se incluye Barclays, esperaba que los costes se redujeran en torno a los 300 millones anuales. De hecho, la firma de inversión explica en su informe que “habíamos pronosticado mayores sinergias de costes (por encima de los 300 millones de euros de ahorro anual, un cargo único menor que los 720 millones de euros finales) considerando solo el acuerdo de despido”. Todo ello, hará que la eficiencia se resienta en los próximos años y se mantenga «demasiado alta».

GENÇ Y SÁENZ DE TEJADA SEÑALADOS EN BBVA

El duro análisis de Barclays se suma al sentimiento del mercado. De hecho, el propio día en el que se alcanzó el acuerdo sus acciones cayeron cerca de un punto porcentual. Además, desde esa misma los títulos del banco acumulan una caída adicional del 1,42%. Aunque también hay que añadir, al margen del resultado del ERE, la mala evolución de los valores más cíclicos del índice español por el efecto de los contagios, tras la proliferación de la variante Delta.

Aun así, el resultado final se puede ver como una derrota de dos de los hombres fuertes de Torres, el director financiero, Jaime Sáenz de Tejada, y el consejero delegado, Onur Genç. Ambas figuras eran los máximos responsables de velar por los intereses del banco, y de sus accionistas, durante el proceso y no han cumplido con las expectativas. Quizás por ello, el primero de ellos se reunión unas semanas después con los analistas para explicarles que el banco tiene intención de seguir acometiendo más recortes próximamente.

En definitiva, BBVA ha fallado en el apartado en el que Torres había pedido ser más preciosos: no malgastar el dinero que viene de Estados Unidos. Una decepción que, sin embargo, puede ser peor en los próximos meses si tanto Genç como Sáenz de Tejada fallan en los siguientes movimientos que debe ejecutar el banco como el de intentar adquirir otra entidad. De hecho, los analistas ya están pidiendo a los directivos que se muevan para contrarrestar el excesivo peso de los mercados emergentes en el balance del banco bilbaíno. La pregunta en este punto es: ¿Soportará Torres un segundo fallo crítico de sus hombres de confianza?