El negocio oculto de las PCR: laboratorios que se forran pese a la vacuna

La salud es un negocio de lo más lucrativo, está empíricamente contrastado. No cabe la menor duda de que la falta de salud también lo es. Y ahora el negocio se ha extendido a la necesidad imperiosa, global y generalizada de saber si existe o no contagio por covid-19. El negocio de las pruebas de detección es multimillonario y ante la lentitud, masificación y en muchas ocasiones poca eficiencia de los sistemas de salud pública, los laboratorios y clínicas privadas se están haciendo de oro con los test de PCR, antígenos o serológicos.

Y aunque se nos vendió la vacuna como la panacea, lo cierto es que no lo es, y eso es algo con lo que también cuenta el negocio de las pruebas Covid. La OMS recomienda hacer PCR a los vacunados con sospecha de infección. La Organización Mundial de la Salud sostiene que existe un riesgo permanente de escape de la vacuna y de reinfección debido a variantes del SARS-CoV-2 con propiedades inmunogénicas alteradas.

Laboratorios como Democrates, Unilab, Iberitest o Clinamat; aseguradoras médicas como Quirón Salud o Sanitas, con precios que oscilan entre los 60€ y los 150 € para las PCR, y resultados que entregan en espacios de tiempo que van desde las dos horas a los tres días, según la “urgencia” contratada. El test de antígenos más barato del mercado, en la actualidad, no supera los 25€. Estos son los precios de la tranquilidad y el pasaporte a la movilidad.

Entretanto, las farmacias, todavía fuera del negocio, de momento, están a la espera de autorización para vender pruebas de antígenos y quedarse con su parte del pastel.

La vacunación rebajará la necesidad de test privados pero no acabará con el negocio

En España algunos laboratorios están facturando cientos de miles de euros a la semana gracias exclusivamente a la realización de pruebas de detección del coronavirus. En algunos casos se cuentan por miles las personas que hacen largas colas cada día para conseguir que se les realice una prueba necesaria para cosas tales como poder ir a trabajar, poder viajar o poder acudir a un evento familiar e incluso a un espectáculo.

Desde el comienzo de la pandemia los laboratorios y centros privados vieron un filón en la realización de este tipo de pruebas. Tanto es así que, durante las primeras semanas del confinamiento, había laboratorios que hacían pruebas PCR de pago a particulares, cuando ni siquiera en los hospitales las tenían, y los sanitarios no podían detectar si los pacientes que ingresaban estaban contagiados de la Covid-19 o tenían otra enfermedad.

Al regirse la Sanidad Pública por un estricto protocolo a la hora de prescribir la realización de las pruebas PCR o de antígenos, no todos los ‘pacientes’ que acuden o llaman a su centro de salud con dudas cumplen las condiciones para ser catalogados como ‘contacto estrecho’ de un positivo y poder acceder así, a la prueba. De forma, que la mayoría opta por el circuito privado para realizarse una prueba y, perder dinero, pero ganar en tranquilidad.

La OCU ya alertó de estas situaciones en el ámbito privado, en junio de 2020 ya que, además, en algunos casos, el control médico de esas pruebas dejaba bastante que desear, cosa que afortunadamente se ha corregido en la actualidad. Lo que no se ha llegado a corregir es elevado precio que los españoles debemos pagar por un test en un laboratorio privado.

Y esto se debe especialmente a la demora e incluso en muchos casos negativa de los servicios de salud pública a realizar este tipo de test cuando no está clara la exposición al virus y el posible contagio.

LA NEGATICA PUBLICA ABRE CAMINO A LA PRIVADA

Si el responsable del centro de salud no identifica contacto directo de la persona expuesta no pasa nada, puede seguir con la rutina habitual. Si se considera contacto estrecho y no presenta síntomas, se prescribe la cuarentena de 10 días sin necesidad de PCR, aunque puede aplicarse, según considere el sanitario. Así que, acudir a un centro privado y pagar para verificar el contagio es una de las opciones más demandadas.

Si bien es cierto que las Comunidades Autónomas han realizado jornadas de cribados masivos gratuitos, éstas recuerdan a un oasis en el desierto. En el caso de los no vacunados, la exposición permanente al posible contagio hace que en cualquier momento sea preciso un test. Algunos superan los 50 test realizados en estos meses de pandemia, por no decir los deportistas de élite que, para disputar sus competiciones, deben hacerse cada día uno.

DENUNCIAS DESDE EL ÁMBITO POLÍTICO

El negocio es impresionante y no tiene visos de acabar. De hecho sufre fluctuaciones dependiendo de las olas de contagios. Cuando estamos acabando una ola, los precios bajan en algunos centros, mientras que cuando estamos en un pico de contagios, los precios llegan hasta duplicarse.

Así lo han denunciado estos días en el Parlamento de Cataluña algunos políticos, que han alertado sobre el empeoramiento de la situación epidemiológica en la región y el incremento de precios de las pruebas PCR en las clínicas privadas.

Joan Mena, portavoz de Catalunya en Comú, ha apuntado que ante el colapso del sistema, mucha gente está optando por hacerse las pruebas en las clínicas privadas y ha denunciado que el precio se ha doblado, situándose actualmente entre los 95 y los 135 euros.

«Es el doble del precio de hace un mes», explica el político catalán. «Eso supone un ataque al conjunto de la ciudadanía ya que saber si se tiene o no el coronavirus es un derecho que tiene todo el mundo», y pide, reclamar, «al Govern que investigue esta situación y active el régimen sancionador con estas clínicas que se están lucrando», ha exigido.

Esta situación se puede extrapolar a otras comunidades, sin que nadie haga nada por frenar el coste para la población. Sin embargo, si los ciudadanos no echaran mano de las pruebas PCR con tanta frecuencia como lo hacen, se colapsaría el mercado laboral, se frenaría todavía más la recuperación el turismo y aumentaría el número de contagios en el entorno familiar.

PROMESAS INCUMPLIDAS

Algunas aseguradoras como Sanitas se valen de la necesidad de pruebas inmediatas de muchos de sus clientes para ganar prestigio con servicios que finalmente no prestan. Si bien la ventaja de disponer de dos pruebas de antígenos gratuitas cada 30 días traslada una gran tranquilidad a sus asegurados, lo cierto es que las dificultades a las que se enfrenta el cliente, sobre todo en caso de precisar de un resultado con urgencia, le invitan a desistir por puro aburrimiento.

La app que promete facilitar el proceso de solicitud de cita para acceder a las pruebas Covid con facilidad está repleta de errores. Teléfonos que no corresponden a los centros mencionados, datos de contacto de clínicas en las que no se realizan este tipo de test, teleoperadoras que remiten de un teléfono a otro, que con anterioridad te ha remitido a la persona que responde que el número correcto es otro…En definitiva, una odisea que atestigua que, por lo menos en verano, Sanitas ofrece con serias dificultades la ventaja prometida a sus asegurados.

Los clientes podrán acceder al final de un largo proceso a una prueba Covid, pero será en el centro que decida la aseguradora médica, y en la fecha que estime, al margen de la distancia o de la urgencia que demande el cliente. Así lo ha podido comprobar MERCA2 a partir del testimonio de varios asegurados.

LA VACUNACIÓN NO ACABA CON EL NEGOCIO

La vacunación rebajará la necesidad de los españoles por realizarse test privados, pero no acabará con el negocio, ya que los expertos ya han informado de que las vacunas no inmunizan al 100% contra el virus, sino que lo que consiguen es que si hay contagio los síntomas sean imperceptibles. Por eso, un vacunado puede estar infectado y contagiar, por lo que seguirán siendo necesarios los test de cribado.

Las personas inmunizadas disponen de un sistema entrenado que actuará en poco tiempo. Pero mientras, el virus puede proliferar y la persona estaría contagiada pero sin síntomas. Y podrá contagiar a otras.

María Castañeda
María Castañeda
Redactora de MERCA2 de empresas y economía; especializada en energía, sostenibilidad y turismo.