Silencio tras la tormenta eléctrica: ¿qué ha pasado de verdad con la luz?

La última semana de mayo, y primera de junio, emergió con fuerza un gran debate nacional: el cambio tarifario en el consumo doméstico de electricidad que, en principio, podría acarrear fuertes subidas de la factura. El Gobierno asumió toda la responsabilidad -con importantes malabarismos-; oposición y organizaciones de consumo hicieron su papel; y las compañías energéticas midieron sus palabras. Un mes después, y con la intervención directa del recibo por parte del Ejecutivo, unos pagan más y otros menos. Algo lógico.

Dicha lógica, esencial para entender parte de lo que ha pasado, es que el cambio de tarifas afecta solo a los consumidores adscritos a la factura regulada (PVPC). Estos usuarios pagan más si consumen más. Punto. Y cuando hace calor en verano, se consume más. A esta ecuación se debe añadir unos precios mayoristas de la electricidad anormalmente altos, motivo por el cual el Gobierno ha tomado medidas como rebajar el IVA del consumo, el 21% al 10%.

A la reducción temporal del IVA hay que sumar que, durante el tercer trimestre del año, se suspenderá el impuesto sobre la producción de energía eléctrica, que supone un 7% de la factura, y que, una vez aprobado el Fondo Nacional para la Sostenibilidad del Sistema Eléctrico (FNSSE), este contribuirá a reducir los cargos de la tarifa de acceso.  

“El mensaje de que para ahorrar habrá que poner las lavadoras de madrugada ha impactado de manera negativa”

Y tras todo esto, sin saber cuál será el resultado, y si finalmente se pagará más o menos, el Ejecutivo -y sobre todo la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera-, han decidido bajar el telón de la representación pública. En las últimas dos semanas, sendas entrevistas a Cinco Días e infoLibre han servido a la ministra para lanzar mensajes a las empresas, explicando que deben ser más comprensivas en su relación con los consumidores, y ya.

¿SUBIRÁ O BAJARÁ EL RECIBO?

Tras este silencio administrativo, a la espera de que las medidas hagan su efecto ante unos precios mayoristas que siguen disparados (cercanos a los 100€/MWh), algunas organizaciones sectoriales quieren exponer los motivos por los cuales no será tan grave para el consumidor este cambio.

De hecho, como aseguran en el Foro para la Electrificación, estos cambios “van a fomentar el ahorro, la eficiencia y el autoconsumo; lo que, a medio plazo, va a resultar beneficioso para todos”. Esta organización, que tiene en su seno a Aelec, Anpier, Unef o Aee, entre otros, mantiene que “lo anecdótico siempre vende, y el mensaje de que para ahorrar en la factura de la luz habrá que poner las lavadoras de madrugada ha impactado de manera negativa en el público en general, avivando las críticas hacia la nueva tarificación eléctrica”.

Estiman que a las medidas impositivas ya tomadas “es previsible que se unan una serie de reformas estructurales que permitan enviar señales claras para avanzar en la sostenibilidad y, por tanto, en la apuesta por la electrificación de nuestra economía. Los cambios de esta envergadura son traumáticos, pero en el caso de la energía eléctrica, necesarios para garantizar el ritmo de entrada de renovables que necesitamos en esta década, así como para la preparación del consumidor para los cambios de vida que se avecinan”, apunta el Foro para la Electrificación.

CUÁLES SON LOS MOTIVOS PARA EL “OPTIMISMO”

Sobre las reflexiones que hace esta organización, hablan de simplificación. Con la nueva factura de la luz, aseguran, todos los consumidores domésticos con PVPC pasan a tener una única tarifa que incluye una discriminación de precios gracias a la creación de tres tramos horarios (punta, medio y llano). “Antes de este cambio, el consumidor tenía que optar por una de las tres alternativas existentes, una complejidad innecesaria. La simplicidad de la factura también se notará en que esta pasa a tener un máximo de dos páginas y, además, incluye un código QR para que el usuario pueda acceder al comparador de ofertas de energía en la web de la CNMC con el fin de encontrar ofertas contractuales más ventajosas”.

No es lo único. También hacen especial mención a todo lo relativo con la potencia. “Ahora se pueden contratar dos potencias diferentes, una para los periodos punta y llano y otra más elevada para el periodo valle. Una opción perfecta, por ejemplo, para quienes carguen por la noche su coche o moto eléctricos, evitando de este modo el abono del sobrecoste que supondría esa potencia extra a lo largo de toda la jornada”. De esta manera, creen que “nos encontramos en un momento ideal para revisar la potencia eléctrica contratada y ajustarla a las necesidades reales de consumo. Una buena oportunidad para ahorrar si reducimos la potencia contratada, ya que dejaremos de pagar por algo que no usamos. Además, esta modificación podrá realizarse en 2 ocasiones durante los próximos 12 meses sin coste alguno”.

Bajo estas perspectivas, con el interés claro de defenderlas, lo cierto es que habrá que esperar unos meses para llevar a cabo una verdadera valoración sobre este cambio de tarifas. Por el propio cambio estructural, pero también por las medidas del Gobierno, por cómo afecta la climatología a la producción renovable; los precios del gas natural de cara al uso de ciclos combinados dentro del mix energético… Un mensaje bastante complejo como para dejarlo en el chascarrillo de la lavadora.

Raúl Masa
Raúl Masa
Ex Coordinador de redacción y redactor de empresas y economía; especializado en telecomunicaciones, tecnología y energía.