NutriScore, el etiquetado «insuficiente» que atenta contra la dieta mediterránea

Imperfecto e insuficiente. Así calificó el ministro de Consumo, Alberto Garzón, al sistema de etiquetado nutricional Nutri-Score, conocido también como  semáforo nutricional. A pesar de ello, el ministro asegura que defiende este modelo “por convicción” e insiste en que su adopción permitirá lograr cambios sustanciales en los hábitos alimentarios de los consumidores españoles. Al mismo tiempo, la comunidad científica y los productores de alimentos tradicionales españoles se movilizan para pedirle al Gobierno que frene la implantación de este sistema. Esto debido a que son cada vez más las dudas sobre el modelo elegido y son pocas las respuestas que aporta Consumo para justificar su elección.

Días atrás, las Cortes de Castilla-La Mancha aprobaron una Proposición No de Ley impulsada por Cs para pedir a los gobiernos regional y nacional que pospongan la adopción del NutriScore en España hasta acordar un sistema europeo. “Señor Ministro, más base científica y menos prisas, que la ley europea llega en 2022”, reclamó el presidente de la Comisión de Asuntos Jurídicos del Parlamento Europeo, Adrián Vázquez, haciendo referencia al proyecto de la Comisión Europea que es avanzar hacia un etiquetado común y armonizado en toda la UE. Por eso, muchos no comprenden por qué el ministro insiste en adoptar un modelo de etiquetado en tan corto tiempo. Sobre todo, sabiendo que España deberá acatar lo que decida la Comisión. “No es el momento, ni el modelo adecuado”, considera el concejal del Partido Popular, Felipe Coello, quien cree que la “imposición del Ministerio de Consumo está fuera de lugar”.

Consciente de la polémica que se ha generado en torno a esta decisión, por iniciativa propia, Garzón decidió comparecer en la Comisión de Sanidad y Consumo del Congreso de los Diputados, para informar sobre el NutriScore. Una oportunidad que podría haber servido para aclarar las dudas y responder a las críticas con argumentos respaldados científicamente, pero que fue desaprovechada.

En su discurso, Garzón destacó que “cada vez más consumidores están abandonando la dieta mediterránea en beneficio de otras que son más perjudiciales desde el punto de vista de la salud”. Según el ministro, el NutriScore, una herramienta que él mismo calificó de “humilde”, permitiría cambiar los hábitos de consumo y promover la dieta mediterránea. Lo que contrasta con la denuncia del coordinador del mayor estudio clínico sobre la dieta mediterránea, Ramón Estruch, quien considera que el Nutri-Score “no contempla la dieta mediterránea”. Un punto de vista que comparten varios sectores, asociaciones y expertos, que desde hace meses vienen alertando sobre cómo el algoritmo detrás del semáforo nutricional penaliza a los productos estrella de la dieta mediterránea. Siendo el caso más claro el del aceite de oliva virgen.

Como explica el investigador del Instituto Maimónides de Investigación Biomédica de Córdoba (IMIBIC), Francisco Pérez Jiménez, este producto “imprescindible en la dieta mediterránea es ignorado por el NutriScore, que lo equipara a otros tipos de aceites de semillas”. Esto, al ponerlo en la misma categoría (D) que otros tipos de aceite como el de colza y nuez. El conocido caso del aceite de oliva generó un gran descontento en el sector, que llegó hasta el Senado, cuando la Sectorial Nacional del AOV con Denominación de Origen se reunió con los presidentes de las Comisiones de Agricultura y Sanidad y Consumo para abordar el problema. “Da la impresión de que el Ministerio de Consumo insiste en destrozar la imagen saludable de los aceites de oliva españoles”, denunciaron desde la Sectorial del AOV.

Preocupados por ver lo que ocurría con el aceite de oliva, otros sectores como el del jamón ibérico y el del queso manchego, salieron a pedirle al Gobierno que recapacite sobre la decisión de adoptar el NutriScore. Por su parte, la Asociación Nacional de Fabricantes de queso (Anfaque), integrada en la Federación Nacional de Industrias Lácteas (FeNIL), pidió que se proteja a los quesos españoles, “producto fundamental en la dieta mediterránea y pilar económico en muchas zonas rurales”.

Otro sector afectado por la manera en la que el NutriScore estigmatiza a los productos es el de la aceituna de mesa. “El etiquetado de alimentos que el Gobierno quiere implantar en España perjudica seriamente a los productos de la dieta mediterránea y, por ende, a la aceituna de mesa”, denunciaron desde la Asociación Española de Exportadores e Industriales de Aceituna de Mesa (ASEMESA).

Desde Asemesa, también cuestionan que el Gobierno avance con la adopción del NutriScore, sin esperar la decisión de la UE y sobre todo, teniendo en cuenta que “otros países como Italia o Grecia han rechazado el NutriScore y se han decantado por otro sistema alternativo”. El sistema al que hace referencia es el Nutrinform Battery, un etiquetado alternativo desarrollado por las autoridades italianas.

La propuesta italiana surgió luego de que se dieran a conocer las limitaciones del NutriScore. Como lo explicaron desde el Grupo Parlamentario Popular en el Congreso en marzo de este año al presentar una Proposición no de Ley para paralizar la implantación del semáforo nutricional francés en España, el sistema italiano, Nutrinform “tiene en cuenta la participación de cada producto en una dieta equilibrada y contempla sus cualidades nutricionales en relación con las necesidades diarias recomendadas por la Unión Europea”. Lo más importante es que este sistema no está basado en un algoritmo que penaliza la dieta mediterránea, como es el caso del NutriScore.

Si bien el caso de Italia es el más remarcable ya que su oposición al sistema francés ha llevado a las autoridades a plantear un nuevo modelo de etiquetado, este no es el único país que se ha manifestado en contra del NutriScore. Otros seis países, entre ellos, República Checa, Grecia, Letonia, Hungría, Chipre y Rumanía, han pedido a la UE que adopte un nuevo enfoque en lo relativo al etiquetado frontal. Lo que demuestra que el sistema francés, insuficiente e imperfecto como es, no cuenta con un apoyo generalizado como algunos dicen. Teniendo en cuenta la oposición que existe al NutriScore en defensa de la dieta mediterránea, si Consumo es realmente consciente de que cada vez más españoles están abandonando esta dieta, debería asegurarse de adoptar un sistema que favorezca el consumo de sus productos estrella y no uno que los penaliza.