La Comisión Europea ha anunciado este martes el inicio de una investigación en profundidad ante las sospechas de que la compañía estadounidense abusó de su posición dominante en el sector de la publicidad online, por ejemplo limitando el acceso con fines publicitarios a datos de usuarios de páginas web que se reservaría para su uso propio en detrimento de otros competidores.
«Tememos que Google haya hecho más difícil la competencia en la tecnología publicitaria para aquellos que compiten online«, ha avisado la vicepresidenta comunitaria responsable de Competencia, Margrethe Vestager, en un comunicado.
La responsable comunitaria ha recordado además que la compañía «está presente en casi todos los niveles» de la cadena publicitaria porque recoge datos para adaptar después los anuncios al usuario, vende espacios publicitarios y ofrece servicios intermediarios de publicidad en Internet.
Bruselas defiende que es fundamental asegurar una competencia justa en el mercado publicitario porque es la vía para que los anunciantes lleguen a los consumidores y el espacio para que los editores de sitios puedan vender su espacio publicitario a los clientes.
En este contexto, los servicios del Ejecutivo comunitario examinará también las prácticas con las que Google hace seguimiento de sus usuarios, para «garantizar que es compatible con la competencia justa».
El Ejecutivo comunitario apunta que muchos editores se apoyan en la publicidad online mostrada en sus sitios para financiar contenidos gratuitos a los internautas y que solo en la UE en 2019 se destinaron 20.000 millones a la publicidad online.
En este contexto, Google ofrece varios servicios de tecnología publicitaria que sirven de intermediarios entre los anunciantes y los editores para colocar los anuncios en sus páginas web o en aplicaciones móviles.
El Ejecutivo comunitario examinará prácticas como la obligación que impone Google de utilizar los servicios DV360 o de Google Ads para comprar espacios publicitarios en la plataforma de YouTube o la herramienta Google Ad manager para colocar anuncios en el mismo canal.
Otro ejemplo de las prácticas que no gustan a Bruselas es la aparente ventaja que se da a Ad Exchange, propiedad de Google, o las restricciones que impone Google a competidores en el acceso a datos con interés publicitario sobre el comportamiento de los internautas.