El agua es un elemento básico para las personas, pero también se ha convertido en un negocio para muchas empresas. Y uno muy lucrativo. Es imprescindible en nuestro día a día y está presente en la mayoría de acciones que realizamos. Esta relevancia ha hecho que se convierta una de las maneras de hacer dinero más rentable en España en los últimos años, gracias al cual se facturan más de 1.000 millones de euros. Las grandes empresas beneficiadas son Coca-Cola, Danone, Mahou o Grupo Pascual, entre otras. Por si fuera poco, su impacto medioambiental también genera polémica.
Todas estas compañías sacan tajada empleando publicidad muchas veces engañosa dirigida al consumidor aprovechándose de su desconocimiento sobre el impacto en el medio ambiente y en su propio bolsillo. Según un informe que publicó en 2020 la Asociación Nacional de Empresas de Aguas de Bebida Envasadas España ocupa el cuarto lugar de la UE en producción de agua mineral, por detrás de Alemania, Italia y Francia, y el tercero en consumo.
El valor de este mercado ha ido creciendo año a año. Es por eso que muchas compañías, cuyo mercado se centra en cervezas o yogures, hayan decidido entrar en el negocio del ‘oro azul’. Una de ellas es Mahou-San Miguel. El grupo cuenta con tres manantiales y numerosas marcas (Solán de Cabras, Sierra Natura, Sierras de Jaén y Fonteide). En 2019, su división de aguas facturó 81,5 millones de euros. Este área ya representa el 19% del volumen de negocio de la cervecera.
Por su parte, Danone, cerró 2020 con una facturación de 225,8 millones de euros. La venta de su producto principal, el yogur, y la del agua es bastante pareja. En España, la marca cuenta con la filial Aguas Danone, propietaria de FontVella y Lanjarón.
Nestlé también mueve ficha. De vender tabletas de chocolates ha pasado a invertir millones de euros en su división de agua. Pero uno de los casos más claros de los últimos años es el de Coca-Cola y Pepsi, que compensan las caídas en ventas de sus refrescos estrella a base de agua.
Otro claro ejemplo es Calidad Pascual con su buque insignia, Bezoya. El grupo pretende que la división de aguas le reporte ingresos relevantes. En 2019 facturó cerca de 130 millones de euros. Para 2030 tienen un plan fijado para alcanzar los 150 millones.
Estas son solo algunas de las más de 100 empresas que forman parte de este sector, donde más del 97% de la producción corresponde a las aguas minerales naturales; casi un 2%, a las de manantial y el resto a las potables preparadas, según Aneabe.
PRECIO DESORBITADO DEL AGUA
De media, una botella de agua de litro cuesta en torno a 0,5 euros. Si lo recomendable es beber entre litro y medio y dos litros diarios, el precio diario rondaría los dos euros en agua embotellada. Si hacemos un símil, comprar agua embotellada diariamente costaría lo mismo que un litro de gasolina.
El precio no es demasiado alto, entonces, ¿dónde está el negocio? Sencillamente en que el coste medio de producción es mucho más bajo, por lo que la rentabilidad es altísima. La asociación italiana ‘Legambiente’ calculó que el agua embotellada tiene un coste medio para las empresas de 2 euros por cada 1.000 litros, es decir, 0,002 euros por litro, cuando un usuario lo paga a 0,5 euros de media.
Los cálculos de Greenpeace van más allá. “De media 1 metro cúbico de agua (1.000 litros) cuesta un euro. Si compras la misma cantidad en agua embotella de marca blanca puede costar hasta 300 euros”, denuncian.
¿ES MEJOR EL AGUA EMBOTELLADA QUE LA DEL GRIFO?
¿Es verdad que el agua embotellada es mejor para la salud que la del grifo? Esta es la clave. Como es lógico, el consumidor siempre va a anteponer su salud al bolsillo, y más cuando el precio no es particularmente alto. Sin embargo, varios estudios demuestran que la calidad del agua del grifo no es inferior a la embotellada.
Por ejemplo, el agua de Madrid ha conseguido imponerse y está considerada como una de las mejores. ¿Por qué? “El agua proviene de la sierra cuya composición granítica ofrece pocos minerales (el exceso no es bueno) y pocos carbonatos. Además de la gestión ejemplar del canal de Isabel II”, cuenta Gonzalo Gutiérrez, técnico de medio ambiente.
Por el contrario, hay otras zonas, sobre todo las de la costa, que tienen un sabor más cálcico. Sin embargo, el técnico aclara que “cualquiera de las dos es apta para el consumo humano ya que pasan por controles de seguridad y sanitarios y cumplen con una legislación. Cualquier agua que no pase esos parámetros es agua no potable”.
PUBLICIDAD ENGAÑOSA
Ante esta realidad completamente desconocida para la población, el lobby del agua lo ha aprovechado para su beneficio. Se ha impuesto la idea de que el agua embotellada es mejor que la del grifo gracias a grandes campañas de publicidad y marketing. De hecho, en algunos casos han sido denunciados por “publicidad engañosa”.
El grupo Pascual fue obligado en 2013 ha retirar su publicidad de agua mineral por este hecho. Autocontrol, el organismo que supervisa los contenidos de los mensajes publicitarios, aprobó una resolución por la que consideraba que la publicidad que realizó el grupo Pascual sobre su agua mineral Bezoya fue engañosa para el consumidor; incurría en prácticas comparativas denigrantes para los competidores y suponía una falta deontológica al incluir conceptos excluyentes que inducían a pensar que otras marcas de aguas minerales pudieran ser perjudiciales para el consumidor.
Algunos de los mensajes que lanzaba Bezoya en sus anuncios eran “quédate con lo bueno” o “te ayuda a sentirte mejor” relacionando estas ideas con los conceptos “mineralización débil” o “residuo seco”. A juicio del organismo, no existe relación entre que su agua tenga mineralización débil y que el consumidor se sienta mejor, lo que es un claro engaño.
Además, la resolución establece que el uso de conceptos como “residuo sólid” o “mineralización” junto con mensajes como “el agua que te ayuda a sentirte mejor o quédate con lo bueno”, transmite de forma clara una duda genérica sobre otras aguas minerales con otro nivel de mineralización o con un residuo sólido mayor.
Otro de las infracciones imputados a la publicidad de Bezoya afecta al código deontológico. Todos los mensajes que utilizaba en sus campañas transmitían la idea clara de que solo las aguas con sus niveles de mineralización y residuo sólido eran beneficiosas. Autocontrol siempre ha dejado claro que en la publicidad de las aguas minerales no se puede asociar una idea de beneficio específico para la salud relacionándolo con los niveles de mineralización, porque no hay pruebas que sostengan esto.
EL AGUA EMBOTELLADA NO ES ECOLÓGICA
Tampoco nos podemos olvidar del impacto medioambiental que tiene la producción de estos productos. Hace años que Greenpeace denuncia que el 60% de los 10 millones de botellas que se comercializan no se reciclan. “A esta huella medioambiental hay que sumar el hecho de que se necesitan cinco litros de agua para fabricar una botella de agua”, destaca Julio Barea, responsable de la campaña de residuos de Greenpeace España. Se usan alrededor de unos 17 millones de barriles de petróleo para la producción de botellas al año. Además, para obtener un litro de agua embotellada es necesario 100 veces más electricidad que para un litro de agua del grifo.
Además, está comprobado que en el agua embotellada se pueden encontrar restos de plástico. Diversas asociaciones llevan años trabajando con las instituciones españolas para encontrar una solución que limite este negocio. De momento, lo único que han conseguido es la aprobación de la Ley para la Promoción de una Vida Saludable y una Alimentación Equilibrada en Andalucía, donde los bares y restaurantes están obligados a ofrecer agua del grifo gratis a sus clientes.
Hay marcas, como Calidad Pascual, que intentó enmascarar recipientes como si fueran sostenibles cuando en realidad no está demostrado. Ese es el caso del brik ‘on the go’ de Pascual. Se trata de envases multicapas, lo que hace que el cribado y la separación de los materiales sea más complicado y acaben masivamente en el vertedero.
Este negocio millonario en el que solo sacan rentabilidad unos pocos puede acabarse en el momento que la sociedad tome consciencia de los beneficios del agua del grifo y lo perjudicial que llega a ser para el medio ambiente.