Así es la verdad nuclear de Iberdrola y Endesa con la ministra de fondo

El mercado energético español está convulso. Empresas, políticos y ciudadanos andan a la gresca. Ha confluido de manera conjunta, casualidad o no, la entrada en vigor de un nuevo régimen tarifario, que afecta a los consumidores; y un cambio regulatorio que rascará el bolsillo de las empresas, sobre todo a Iberdrola y Endesa. En mitad de este debate, además, rebrota el fin de la vida útil de las centrales nucleares, imprescindibles para el sistema eléctrico español.

En lo que afecta de manera directa a los grandes productores nucleares, la ministra para la Transición Energética, Teresa Ribera, lanzó un órdago a las eléctricas. Va a iniciar la tramitación de un anteproyecto de ley con el que reducir los llamados ‘beneficios caídos del cielo’ (‘windfall profits’) de las nucleares y las hidráulicas, que supondrá un recorte de unos 1.000 millones de euros en la retribución que reciben las eléctricas con el fin de abaratar la factura de la luz de los consumidores domésticos.

Ribera defendió la necesidad de que los beneficios por el alza de los precios de dióxido de carbono (CO2) repercutan también en los consumidores domésticos e industriales y no solo en “las cuentas de resultados de las empresas”. “Es legítimo maximizar su beneficio por las compañías, pero debemos velar como Gobierno por el interés de los españoles”, dijo.

¿Pero por qué están preocupadas Iberdrola y Endesa? Pese a lo que pueda parecer ante el auge de las energías renovables, la realidad para las compañías que dirigen Ignacio Sánchez Galán y José Bogas es que el negocio nuclear es vital.

En 2020, Iberdrola produjo en España 59.015 GWh. De esa cantidad, 24.316 GWh fueron energía nuclear; y 25.545 GWh de energía verde. Por su parte, Endesa generó en suelo español un total de 56.269 GWh, de los que 25.839 GWh fueron nucleares; mientras que 13.415 GWh eran renovables.

Estos datos arrojan una doble (curiosa) realidad. Iberdrola y Endesa generan más energía nuclear que ‘verde’, y a su vez entre ambas compañías acaparan el 34% de la producción renovable en España, que en 2020 fue de 113.194 GWh. De este modo, pese a ser dos principales actores en el desarrollo de la energía limpia en nuestro país, su contexto nuclear les lleva a luchar con uñas y dientes para mantener la buena salud en este negocio.

LAS CUENTAS NUCLEARES DE IBERDROLA Y ENDESA

Las centrales nucleares serán vitales dentro del mix energético durante la próxima década. El cierre ordenado de estas centrales se dará entre 2027 y 2033. Y pese a los últimos rumores -llegan desde la prensa- que apuntan a posibles cierres anticipados, lo cierto es que esto no es posible ni sostenible para el sistema. Si bien es cierto que, en estos momentos, el mantenimiento económico de las nucleares es complejo.

Según datos aportados por el Foro Nuclear, estas centrales no están amortizadas e invierten anualmente cerca de 300 M€. La generación nuclear está actualmente en pérdidas como consecuencia de una tributación desproporcionada, discriminatoria y confiscatoria. La organización que engloba los intereses del sector manifiesta su perplejidad ante las declaraciones de que las centrales nucleares están amortizadas y que disfrutan de “beneficios caídos del cielo”, ya que -como demuestran los balances y cuentas de resultados auditados de las empresas propietarias de las centrales-, conocidos por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, el inmovilizado pendiente de amortizar es superior a 5.500 M€, con más de 3.000 M€ invertidos solo en los últimos 10 años.

En 2020, y como consecuencia de los bajos precios de la electricidad, las centrales nucleares tuvieron un flujo de caja negativo de unos 500 M€, de acuerdo con el informe de PwC para Foro Nuclear, y unas pérdidas superiores a los 1.000 M€. Con el anteproyecto de Ley enviado al Congreso, dicho flujo de caja negativo se habría incrementado significativamente, al haber estado el precio de los derechos de emisión de CO2 en un promedio de 25 €/tonelada.

Desde el año 2005, tomado como referencia en el anteproyecto de Ley, y hasta 2021, los tributos que soportan las instalaciones de generación nuclear se han incrementado en cerca de 20 €/MWh, representando el 60% de sus ingresos en 2020.

¿Y QUÉ PASA CON LOS PRECIOS?

Gran parte de este debate sobre el presunto adelanto del cierre nuclear, aunque no es viable -y todos los actores del sector lo asumen-, la variable de precios de la electricidad en el mercado mayorista será la clave. Y también parte del debate.

La ministra Ribera asegura que, pese a la subida del impuesto de emisiones de CO2, el actual precio de la electricidad a 80€/MWh les deja rentabilidad a los productores de energía. No obstante, el presidente de Foro Nuclear, Ignacio Araluce, matizaba en un encuentro con la prensa que estos precios bajarán próximamente y que, por lo tanto, se vuelve a un sistema insostenible entre lo que se gasta y lo que se ingresa.

En este sentido, fuentes del sector explican a MERCA2 que, efectivamente, pese a que este año se estén teniendo precios mayoristas (que son los que fijan parte del recibo doméstico) relativamente altos, la tendencia los próximos años son a la baja. Así, se espera que para 2025 el precio medio en España no sea superior a los 40€/MWh. Una cifra que deja a la nuclear al borde de no ser rentable, nuevamente.

Ante este panorama, donde las nucleares no pueden cerrar, pero tampoco son económicamente viables, el camino judicial gana enteros. Nadie quiere abrir ese melón. Por ahora esperan que el anteproyecto de ley para acabar con esos ‘beneficios caídos del cielo’ sufra importantes modificaciones y si, finalmente, las nucleares no pueden mejorar sus números… se tomarán decisiones.

Raúl Masa
Raúl Masa
Ex Coordinador de redacción y redactor de empresas y economía; especializado en telecomunicaciones, tecnología y energía.